La Gata

Autora : Marie-Louise von Franz

María Claudia Munévar

Marie-Louise Von Franz nació el 4 de enero de 1915 en Munich, Alemania y murió el 17 de febrero de 1998. Hija de un barón austriaco fue una erudita y psicóloga junguiana suiza. Doctora en filosofía, trabajó con Carl Gustav Jung en estrecha colaboración desde que le conoció en 1933 hasta su muerte en 1961. Ejerció su labor sobre todo en Kusnacht, Suiza. Es una reconocida autoridad en la interpretación psicológica de los sueños, cuentos de hadas y textos alquímicos, temas sobre los que escribió numerosos libros.

Este libro que reseño aquí es el producto de un seminario dictado por ella, y tiene como objetivo enseñarnos a reconocer el material arquetípico y a manejarlo desde la perspectiva junguiana. Se basa en un cuento rumano llamada “La Gata”, en el que, a través del baile de los arquetipos, típico de los cuentos de hadas, nos narra mediante figuras fantásticas una historia de redención femenina.


Marie-Louise von Franz

En este relato participan dos reinos, en uno de los cuales se ha perdido el eros entre lo femenino y lo masculino, y otro, en donde lo femenino ha desaparecido. Una pareja de reyes que no pueden engendrar, un rey alcohólico viudo y sus tres hijos, una gata, una manzana, una nave, una nuez, un grano de maíz, un grano de trigo, una semilla de hierbajo, un delgado lino, una incursión marítima nocturna y la Virgen María son los personajes que dan vida a este cuento, que nos recuerdan el valor y el reconocimiento que tiene el folklore para complementar y/o compensar desde el inconsciente, el exceso de consciente propio de las élites.

Su análisis permite comprender la manera en que los viejos principios de conciencia y polaridad, al tratar de mantenerse vigentes en la historia, van generando el desgaste de sus símbolos: religiones, creencias y verdades, perdiendo su poder unificador, y produciendo una compartimentación de la conciencia colectiva. El análisis muestra que sólo a partir de una inmersión en lo inconsciente, que nos procure una experiencia arquetípica, se puede movilizar un nuevo poder transformador y unificador.

En este caso se presenta una creciente necesidad de activar un nuevo principio femenino, y es a través de la gata que se logra integrar sus dos polaridades: lo sublime y sagrado de la fertilidad de la tierra con el lado oscuro protector de la naturaleza. Esta polaridad es propiciada por una hostil actitud patriarcal de la Iglesia hacia lo femenino, en la que sólo a través de la liberación de este principio, se facilita un real encuentro entre lo masculino y lo femenino. A partir de esta conciliación, surge una nueva forma de conciencia masculina, aceptada y abrazada por lo femenino, que supera la hostilidad que los separa.

Se trata de una reflexión muy acertada para una época como la actual en que lo femenino y lo masculino encuentran cada vez menos formas de comunicarse, hacia adentro y hacia afuera, aferrándose ante la sensación de desintegración a ideas políticas, “ismos” de toda clase o diferentes tipos de adicciones. Todos estos fenómenos aparecen, sin comprender que la solución está dentro de los individuos, recuperando el eros perdido y estableciendo un vínculo con el inconsciente, que, al honrar a sus arquetipos, posibilite una nueva forma de relación humana.