Teoría de los Tipos Psicológicos – Breve introducción – Irene Ulloa Ulloa

Bogotá D.C., Colombia (2005)

Un aspecto básico que contribuye al autoconocimiento o descubrimiento de la propia personalidad y su desarrollo, consiste en el discernimiento de cómo funciona la psique para adaptarse y orientarse en los mundos externo e interno. Todo ello, con el fin de aumentar las posibilidades de funcionar mejor.

C.G. Jung, guiado por su inquietud sobre la estructura y el funcionamiento de la Psique, desarrolló una teoría alrededor de los Tipos Psicológicos que permite explicar de manera objetiva la manera como se dan dichos procesos de adaptación y orientación a partir de las preferencias individuales entre pares de opuestos, entendiendo por Tipo Psicológico “un modelo característico de una disposición habitual que se observa en numerosas formas individuales”. Sin embargo, hizo gran énfasis en que resultaba estéril poner etiquetas a las personas al categorizarlas de acuerdo a la personalidad, ya que ésta se desenvuelve y rige por la compleja dinámica de la psique. No obstante, consideró importante para la práctica psicológica, tener criterios objetivos -como lo son los tipos psicológicos- que permitan dar explicación a psiquismos turbados o confusos, así como poder explicarle a una persona cómo es otra y/o cómo es sí misma (Jung, 1994, 1937).

En su libro Tipos Psicológicos, fruto de veinte años de experiencia en la psicología práctica, Jung (1937) describió los tipos generales de disposición, relacionados con la actitud (tipo extravertido y tipo introvertido) y los tipos funcionales, que tienen en cuenta la función más diferenciada o dominante (pensamiento, sentimiento, sensación e intuición), formando su tipología al relacionar las actitudes con cada una de las funciones: tipos racionales, -tipo reflexivo extravertido, tipo sentimental extravertido, tipo reflexivo introvertido, tipo sentimental introvertido-; tipos irracionales, – tipo perceptivo extravertido, tipo intuitivo extravertido, tipo perceptivo introvertido y tipo intuitivo introvertido-.

Posteriormente, en la década de los cincuenta del siglo pasado, esta teoría de los tipos psicológicos fue revisada por Isabel Myers y su madre Katheryn Briggs, quienes elaboraron el “Inventario Tipológico de Myers-Briggs (MBTI)”, para lo cual extendieron dicha teoría contemplando la dimensión de Juicio – Percepción, aspecto que quedaba implícito en la obra de Jung (Briggs-Myers, 1995).

En el discernimiento de los tipos psicológicos, a partir de las bases establecidas por Jung y los mencionados aportes de Myers y Briggs, se deben tener en cuenta las preferencias espontáneas respecto a cuatro dimensiones fundamentales del psiquismo, definidas por polos opuestos: a) la orientación de la energía (Extraversión – Introversión), b) los modos de percepción de la realidad (Sensación – Intuición),
c) los criterios de decisión (Pensamiento – Sentimiento) y d) el estilo de vida (Juicio – Percepción) (Cailloux y Cauvin, 1997).

Jung (1994) determinó que los seres humanos se distinguen en extravertidos o introvertidos conforme a su actitud respecto al mundo exterior y al mundo interior, lo cual establece el tipo general de disposición de la persona. Los extravertidos, tienen el centro de su personalidad ligeramente desplazado hacia la conciencia, su energía psíquica se orienta principalmente hacia el mundo exterior, buscando una mayor adaptación al entorno y son personas que con facilidad comunican a los otros las dificultades con que tropieza. Por el contrario, losintrovertidos tienen el centro de la personalidad ligeramente desplazado hacia el inconsciente, son personas que sienten gran atracción hacia su mundo interior, lo cual los lleva a retirar del mundo exterior la energía, es decir, a abstraerse del ambiente.

Determinada la preferencia de la actitud -Extraversión o Introversión-, se pueden identificar las preferencias entre los polos de las funciones de percepción de la realidad y de los criterios de decisión. Jung (1937), al hablar de función hacía referencia a “una actividad psíquica determinada que en circunstancias distintas permanece, en principio, invariable; y energéticamente, corresponde a una norma de apariencia de la libido”.

Jung (1994) explicó que para percibir y orientarse en el mundo exterior, el individuo utiliza principalmente las impresiones sensoriales, la “sensación”. Una vez se ha constatado la presencia de un objeto en el entorno, el “pensamiento”, en tanto función psíquica, permite establecer lo que es el objeto. A pesar de lo anterior, la información es limitada todavía a la impresión sentida en el momento presente; por ello, a través de la “intuición”, que se mueve en el dominio de las suposiciones y de los presentimientos, -o impresiones vagas-, el individuo puede presentir el origen (pasado) y la evolución (futuro) de dicha información. Finalmente, en este proceso de percibir y orientarse en el mundo externo, se debe tener en cuenta la relación que existe entre el objeto y el individuo, la manera en que este último se ve afectado por los objetos, lo cual se encuentra en la esfera del “sentimiento”. De tal manera que es el sentimiento el que dicta el valor que tiene el objeto para sí.

Para resumir este proceso de orientación en el cual intervienen las funciones psíquicas de sensación, pensamiento, intuición y emoción, cabe retomar lo escrito por Jung (2002):

«Estos cuatro tipos funcionales corresponden a los medios evidentes por los cuales obtiene la conciencia su orientación hacia la experiencia. La percepción (es decir, la percepción sensorial), nos dice que algo existe; el pensamiento nos dice lo que es; el sentimiento nos dice si es agradable o no lo es, y la intuición nos dice de dónde viene y adónde va» (p.102).

Por su parte, Isabel Myers y Katheryn Briggs, basándose en la teoría de los Tipos Psicológicos de Jung, contemplaron la dimensión de Juicio-Percepción. El concepto de percepción implica todos los medios de entrar en contacto con las personas, las cosas, los sucesos y las ideas, y el concepto de juicio alude a todos los medios de obtener conclusiones de lo percibido. De allí que:

«La Percepción implica las diferentes formas de tomar consciencia de las cosas, de las personas, de los sucesos o de las ideas; presupone la recogida de información, la búsqueda de sensaciones o el uso de la intuición y la selección de los estímulos a los que dirigir la atención. El Juicio, por otra parte, implica todos los medios de llegar a una conclusión sobre lo que se ha percibido; alude a la evaluación, la toma de decisión y la elección de las respuestas consecuentes a la recepción de los estímulos» (Briggs-Myers, 1995, p.7).

Lo expuesto hasta el momento devela el funcionamiento de las actitudes y funciones en el plano consciente, pero hay que tener presente que éstas también son susceptibles de ejercerse automáticamente, involuntariamente, ya que así mismo ejercen en el inconsciente. Están dotadas cada una de energía específica, poseen una tensión energética que preside su actividad, lo cual hace que existan variaciones individuales (Jung, 1994).

Según la teoría Junguiana, en la relación consciente-inconsciente, si una de estas funciones o actitudes no es empleada en la consciencia, se desarrolla y se pierde en el inconsciente, provocando perturbaciones psíquicas. Sin embargo, no es posible hacer simultáneamente a todas las funciones conscientes en alto grado ni diferenciarlas todas a la vez, de lo cual resultan diferenciaciones singulares y específicas de la psique humana:

«Determinadas funciones están en nosotros especialmente desarrolladas y diferenciadas, son particularmente relevantes, particularmente activas y productivas, mientras que otras no superan el estadio embrionario de su desarrollo, al tener el hombre el temible privilegio de alejarse de sí mismo y de abandonar en barbecho una parte de su ser. Ello es cierto para todos, pero en proporciones diferentes y esencialmente individuales» (Jung, 1994, p.122).

La exclusividad de la personalidad de un individuo está dada, según esta teoría, por su función dominante, la más diferenciada, eje en torno al cual se organiza el pensamiento consciente. Así, algunas personas prefieren pensar sobre las cosas y adaptarse a la vida mediante el pensamiento; otras establecen fácilmente relaciones sociales y un gran sentido de los valores dejándose guiar por el sentimiento; otras crean y viven situaciones en las que despliegan su intuición; y otras recurrirán sobre todo a sus sensaciones (Jung, 1994).

Pero así, como hay una función dominante, también hay una función inferior, la cual corresponde a la función contraria, (pensamiento-emoción, intuición-sensación), como se mencionó anteriormente. Esta función inferior no posee las cualidades de una función consciente diferenciada, que puede ser manejada por la intención y la voluntad, está en estado arcaico-inconsciente (Jung,1994).

Jung (1937) estableció que junto a la función dominante o principal, siempre se encuentra una función auxiliar, de significación secundaria, de menor diferenciación y relativamente determinante; es decir que no se confía en ella únicamente de modo absoluto, ni se la considera decisiva, como ocurre con la función primaria, sino que se la tiene en cuenta como función complementaria. Esta función auxiliar, debe corresponder a una que no esté en contradicción con la función principal; por ejemplo, nunca aparecerá junto al pensar el sentircomo función secundaria.

Briggs y Myers, elaboraron aun más el concepto de función auxiliar. Aclararon que dicha función procura el equilibrio entre la extraversión y la introversión; de tal manera que, para los extravertidos, la función dominante o primaria será extravertida y la función auxiliar será utilizada en el mundo interior; y para los introvertidos, la función dominante será introvertida y la función auxiliar será normalmente usada en el mundo exterior. Observándose así que los extravertidos presentan al mundo su mejor función, mientras que los introvertidos presentan su función secundaria y guardan su mejor función para el mundo interior de las ideas. Sin embargo, se destaca que en el proceso evolutivo de la función auxiliar se desarrollan aptitudes para vivir tanto en el mundo exterior como en el mundo interior (Briggs-Myers, 1995; Briggs-Myers y Myers, 1995).

Así como la función secundaria o auxiliar procura un equilibrio entre la Extraversión y la Introversión, también lo hace con la Percepción y el Juicio. De tal manera que, si la función primaria es uno de los modos de percibir (Sensación o Intuición), la función secundaria es uno de los medios de toma de decisiones (Pensamiento o Sentimiento) y viceversa. Por lo tanto, en el desarrollo de la función auxiliar, la persona hará uso a la vez de la percepción y del juicio, para recibir informaciones y tomar decisiones o para observar los estímulos y elaborar una respuesta (Briggs-Myers, 1995; Briggs-Myers y Myers, 1995).

Teniendo en cuenta lo anterior, se puede establecer una jerarquía entre las cuatro funciones según la interacción dinámica de las preferencias del tipo psicológico: función primaria o dominante, función secundaria o auxiliar, función terciaria (la opuesta a la auxiliar) y la función cuarta o inferior (la opuesta a la dominante). Donde, si la función dominante es típicamente extravertida, las otras tres funciones serán típicamente introvertidas, y al contrario, si la función dominante es claramente introvertida, las otras tres serán claramente extravertidas (Briggs-Myers, 1995; Briggs-Myers y Myers, 1995).

En su elaboración teórica, Briggs y Myers, hicieron énfasis en la teoría del desarrollo de los tipos, la cual supone que se nace con una predisposición a preferir unas funciones sobre otras, pero el entorno adquiere gran importancia, ya que los factores ambientales pueden facilitar o entorpecer el desarrollo natural de cada persona. Si esto último sucede puede conllevar al falseamiento del tipo, generándose “tipos contrariados”, los cuales pueden ser hábiles en el uso de una función inicialmente menos preferida, pero también pueden estar menos satisfechos, sentirse menos competentes o, incluso, no reconocer sus mejores cualidades (Briggs-Myers, 1995).

El desarrollo del tipo es un proceso que dura toda la vida, durante el cual el individuo se hace más experto en el uso de las funciones de Percepción y de Juicio. Este desarrollo es el resultado de la búsqueda de predominio de las funciones más interesantes o preferidas y de una utilización menor pero suficiente de las menos atractivas pero también esenciales. Teniendo en cuenta la jerarquía de las funciones, estas se desarrollan en el mismo orden; durante la infancia, la tarea se centra en el perfeccionamiento de la función dominante y de la función auxiliar, ya en la edad adulta, es posible alcanzar un mejor dominio de las otras dos funciones, las menos preferidas (Briggs-Myers, 1995).

Durante el proceso de individuación, se busca llegar a un estadio singular en el que se usen cada una de las funciones según lo requiera la situación; pero este uso óptimo de las cuatro funciones no se obtiene mediante un estricto nivel de igualdad, sino por un desarrollo selectivo de cada función, en razón tanto a la importancia que tiene para el individuo como a la utilidad de su relación con las otras funciones. Lo cual, según Briggs-Myers (1995), requiere:

– La búsqueda de la perfección de la función favorita o dominante.
– El desarrollo adecuado y equilibrado, pero no igual, de la función auxiliar.
– La utilización deliberada y consciente de las otras funciones menos desarrolladas al servicio de la dominante, incluso cuando ese uso exija que las funciones dominante y auxiliar sean conscientemente puestas a un lado para que la tercera y cuarta funciones resulten más conscientes.
– El uso de cada función para realizar las tareas en las que sean más apropiadas (p. 11-12).

Inventarios

Inventario Tipológico de Briggs-Myers

Como se mencionó anteriormente, Isabel Myers y su madre Katheryn Briggs desarrollaron el“Inventario Tipológico de Myers-Briggs (MBTI)”, el cual ha sido utilizado en múltiples y variadas investigaciones en las diferentes áreas de la psicología, (principalmente organizacional, educativa y clínica). Este inventario fue diseñado para llevar a la práctica la teoría de los tipos psicológicos de Jung; por lo tanto, hay que comprender dicha teoría para comprender el MBTI. La finalidad del MBTI es identificar las preferencias básicas del sujeto en la percepción y en el juicio, para poder establecer los efectos que cada preferencia tiene en la conducta.

Recordando que la teoría se apoya en dicotomías o polaridades, el MBTI fue construido sobre cuatro dimensiones que reflejan las cuatro preferencias básicas que orientan el uso de la percepción y el juicio: Las actitudes u orientación de la energía, -hacia dónde se dirige la atención-, Extraversión-Introversión (E-I); los procesos perceptivos,-cómo se adquiere información-, Sensación-Intuición (S-N); los procesos de juicio o criterios de decisión, -cómo se toma decisiones-, Pensamiento-Sentimiento (T-F); y el estilo para tratar con el mundo exterior o estilo de vida, -cómo se capta el exterior-, Juicio-Percepción (J-P). De allí que la valoración que se realiza a partir de este instrumento, es la puntuación de preferencia de uno de los polos de las cuatro escalas, para identificar el tipo psicológico de la persona (Briggs-Myers, 1995).

Estas polaridades hacen referencia a funciones básicas de percepción, -medios de entrar en contacto con las personas, las cosas, los sucesos y las ideas-, y juicio, -medios de obtener conclusiones de lo percibido-, presentes en prácticamente todos los comportamientos. De tal manera que las preferencias señaladas en el tipo afectan no sólo al objeto de la atención de la persona en una situación dada, sino también el modo de concluir sobre lo percibido (Briggs-Myers, 1995).

Como cada una de estas preferencias es independiente de las otras tres, en cada dimensión se prefiere uno de los dos polos, lo cual da lugar a dieciséis (16) posibles combinaciones que representan un conjunto complejo de relaciones dinámicas entre las funciones, las actitudes y la orientación hacia el mundo exterior. Estas combinaciones se conocen como “tipos” y se denominan con las cuatro letras de los polos presentados: ISTJ, ISFJ, INFJ, INTJ, ISTP, ISFP, INFP, INTP, ESTP, ESFP, ENFP, ENTP, ESTJ, ESFJ, ENFJ y ENTJ. En la traducción española se acude a los términos y siglas de los polos que corresponden al idioma inglés (T, inicial de “Thinking”, F, inicial de “Feeling” y para Intuición, se ha utilizado como sigla la segunda letra, “N”, del término -Intuition- para evitar confusión con la “I” de Introversión (Briggs-Myers, 1995).

Se debe tener en cuenta que el MBTI es un indicador, no un test, donde no hay tipos o respuestas buenas o malas, ya que lo que se hace cuando se contesta es elegir entre una serie de preferencias. De allí, que el MBTI es una aproximación para comprender las preferencias de una persona, donde cualquiera que sea el tipo encontrado, la persona utiliza los dos polos de cada escala, aunque con diferente intensidad, teniendo en cuenta un modelo de desarrollo continuo a lo largo de la vida (Briggs-Myers, 1995).

En cuanto a la interpretación, Isabel Briggs-Myers (1995) sugiere que sea una labor conjunta entre el profesional y el sujeto, eliminando el etiquetamiento “usted es”. La autora aclara que el MBTI no mide aptitudes y no explica la conducta del hombre en su totalidad. De tal manera, que los puntajes del MBTI son solamente indicaciones de la consistencia de las preferencias. Por ello, el conocimiento del tipo psicológico no debe asumirse como excusa para hacer, o no, algo en la vida y tampoco debe alejar a la persona de la carrera o actividad que ha elegido.

Determinante de temperamento de Keirsey

Otros autores que trabajaron alrededor de la teoría Junguiana de los tipos psicológicos fueron David Keirsey y Marilin Bates (1990). Ellos se esforzaron por describir los cuatro temperamentos descritos por Hipócrates, -Sanguíneo, Colérico, Flemático y Melancólico-, entretejiéndolos con las contribuciones teóricas de Jung, Kretschmer, Freud, Adler, Sullivan y Maslow; lo cual fue publicado en el libro titulado “Por favor, Compréndeme”, donde también proponen un cuestionario similar al MBTI, “el determinante de temperamento de Keirsey”; así mismo, describe el temperamento de los niños, de los líderes y de las parejas.

Referencias

Briggs-Myers, I. (1995). Manual. MBTI. Inventario Tipológico: Forma G. Madrid, España: TEA Ediciones, S.A.

Briggs-Myers, I. y Myers, P.(1995). Gifts differing. Understanding personality type. EE.UU.: Davies-Black Publishing.

Cailloux, G. y Cauvin, P. (1997). Sé tú mismo. De la tipología de Jung al MBTI. España: Ediciones Mensajero.

Jung, C.G. (1937). Tipos psicológicos (R. de la Serna, Trad.). Chile: Letras. (Trabajo original publicado en 1917).

Jung, C.G. (1994). “Funciones y estructuras del consciente y del inconsciente”. En J. de Jódar (Ed.) y J. López (Trad.), C. G. Jung. Los complejos y el inconsciente. España: Altaza. (Trabajo original publicado en 1934).

Jung, C.G. (2002). El hombre y sus símbolos. (7a. Ed.). (Luis de Caralt Ed. y Luis Escobar B. Trad.). Barcelona, España: Caralt. Biblioteca Universal Contemporanea. (Trabajo original publicado en 1964).

Keirsey, D. y Bates, M. (1990). Por favor, compréndeme. Tipos de carácter y temperamento. Modesto M. Díaz (Trad.). California, EEUU: Prometheus Nemesis Book Company. (Trabajo original publicado en 1984).

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