Persona – Sonoko Toyoda

Tomado de IAAP Page Web

Sonoko Toyoda se graduó de la Universidad de Nagoya con especialización en literatura francesa en 1972 y estudió Psicología Clínica en el curso de posgrado de la Universidad de Kyoto (M. Estudios Educativos 1983). Recibió su Diploma en Psicología Analítica de C.G. Jung en Zurich en 1992. Tiene su práctica privada en Tokio. Es editora en jefe de la Revista Japonesa de Psicología Junguiana y presidenta de AJAJ (Asociación de Analistas Junguianos de Japón). Autora de Memories of Our Lost Hands: En busca de la espiritualidad y la creatividad femeninas. Este documento se tomó de la página web de la IAAP. Traducido del inglés por Juan Carlos Alonso.

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Desarrollamos nuestra personalidad no sólo para que arraigue en nuestra naturaleza sino también para que se adecue a las exigencias sociales y ambientales que nos rodean. Jung llamó a este aspecto socialmente adaptado de la personalidad «persona«. El origen de esta palabra latina se remonta a las máscaras que usaban los actores en la antigüedad. La máscara, o persona, se parece a nosotros mismos, pero está influenciada en gran medida por el mundo exterior; por lo tanto, es una especie de compromiso entre el individuo y la sociedad. Persona es cómo nos vemos ante otras personas y cómo queremos ser vistos por los demás. Tenemos varias personas a lo largo de nuestra vida, de acuerdo con cada fase de desarrollo, nuestra identidad de género, estatus social, etc. Como dice Jung, “La persona es un complicado sistema de relaciones entre la conciencia individual y la sociedad, una especie de máscara, diseñada por un lado para causar una impresión definida en los demás y, por el otro, para ocultar la verdadera naturaleza del individuo.”1 Jung también llama a la persona una “actitud externa” en comparación con una “actitud interna”2 y enfatiza que la persona no es individual sino colectiva.

Comúnmente, en la vida privada, un individuo se retira la máscara social y usa en casa una máscara más íntima. Así, por ejemplo, un hombre de negocios astuto puede ser un padre amable con su familia. Pero cuando la persona es demasiado rígida, o si uno se identifica fuertemente con ella, la mantiene incluso en la vida privada, y su familia puede verse afectada o influenciada negativamente por ella. Un padre que no puede quitarse la máscara de maestro riguroso cuando está en casa, a veces puede comportarse de una manera que puede humillar a sus hijos.

Persona es un concepto importante en la Psicología Analítica de Jung. En cierto sentido, es una puerta de entrada que invita a entrar en el vasto y profundo dominio desconocido de la psique, es decir, el inconsciente. La persona en sí está en el dominio de la conciencia y, por lo tanto, es fácilmente accesible y visible. Sin embargo, juega un papel importante en el desencadenamiento de la turbulencia inconsciente, que insta a los seres humanos a volverse hacia el camino de la individuación. La individuación, es decir, la autorrealización, es la fuerza imperativa que obliga a una persona a aspirar a ser un individuo, a ser su verdadero yo. La individuación es una fuerza natural, aunque seamos inconscientes de ella hasta que surge cierta necesidad.

Jung considera la psique como la totalidad de todos los procesos psíquicos, tanto conscientes como inconscientes, y la persona relaciona al individuo con el mundo objetivo exterior, es decir, con la conciencia colectiva. Al mismo tiempo, en nuestra psique interior existe otra parte funcional, que relaciona al individuo con el inconsciente colectivo y que compensa a la persona en la posición opuesta. Jung nombró a esta otra figura interna que encontró en su experiencia personal, el «ánima», una especie de imagen del alma cuyo elemento femenino compensa su personalidad masculina en el mundo exterior. (Por lo tanto, para las mujeres, Jung postula el “ánimus” con rasgos masculinos). Anima es un compromiso entre el inconsciente individual y el colectivo, es decir, el mundo de las imágenes históricas o imágenes primordiales. En otras palabras, persona es un puente hacia la conciencia colectiva, mientras que anima es un puente hacia el inconsciente colectivo. Persona y anima funcionan de manera complementaria entre sí.

Este mecanismo psíquico explica cómo por ejemplo un hombre que tiene la personalidad de un hombre fuerte en el mundo exterior, puede ser bastante desvalido interiormente, ya que se ve afectado por su ánima. Mientras que la función de anima/animus no se ve en el inconsciente oscuro, la función de la persona está en la luz brillante de la conciencia. Es importante distinguir entre quién es una persona y cómo aparece ante los demás, para que seamos conscientes de nuestras relaciones invisibles con el inconsciente y para diferenciarnos de la imagen de nuestra alma: anima/animus.

Construimos nuestra personalidad por necesidad, pero si nos identificamos con ella y descuidamos o suprimimos nuestro yo interior, nuestro inconsciente tomará represalias. Como dice Jung, “Estas identificaciones con un rol social son una fuente muy fructífera de neurosis. Un hombre no puede deshacerse de sí mismo en favor de una personalidad artificial sin castigo.”3 El individuo que tiene una persona rígida o que se identifica con su persona es menos resistente a la influencia del inconsciente colectivo porque la totalidad psíquica se desequilibra. Jung continúa diciendo:

“Si el yo se identifica con la persona, el centro de gravedad del sujeto se encuentra en el inconsciente. Entonces es prácticamente idéntico al inconsciente colectivo, porque toda la personalidad es colectiva. En esos casos hay una fuerte atracción hacia el inconsciente y, al mismo tiempo, una violenta resistencia a este por parte de la conciencia porque se teme la destrucción de los ideales conscientes. “4

Según Jung, la disolución de la persona inevitablemente ocurre en el proceso de individuación. Esto equivale a un colapso de la actitud consciente, y la persona se encuentra a sí misma sacudida por el inconsciente. A veces, un individuo trata de restaurar su persona destrozada, pero en este acto regresivo se vuelve más pequeña y limitada que antes, o puede identificarse con imágenes arquetípicas del inconsciente colectivo en lugar de la persona perdida. En este último caso, se produce una inflación naturalmente, lo que puede causar muchos problemas. No hay atajos en el proceso de individuación. Lo que se necesita es un diálogo paciente con las imágenes del inconsciente y encontrar un nuevo equilibrio dentro de la totalidad de la psique.

Desde el punto de vista cultural, mi impresión es que los japoneses tienen una persona menos diferente que los occidentales. Esto podría deberse a que la línea divisoria entre la conciencia y el inconsciente es algo borrosa para los japoneses, y su yo es más permeable al inconsciente. Curiosamente, en el teatro Noh tradicional japonés solo el actor principal usa una máscara, y su papel a menudo representa un misterioso fantasma femenino que ha emergido de otro mundo.

Hoy en día, sin embargo, Japón se enfrenta a un grave problema social ya que un número cada vez mayor de personas se está retirando de la sociedad. No han podido desarrollar una persona y, por lo tanto, tienen miedo de los contactos con el mundo exterior. Típicamente, en el fondo de alguien tan recluido, hay una madre que se aferra a su rol materno, el cual identifica con su persona. Como consecuencia, el inconsciente colectivo infla su papel en el arquetipo de la Gran Madre, cuyo tremendo poder impide el desarrollo de la independencia de su hijo.

Puede ser que para el propósito de la individuación, sea crucial construir una persona más claramente delineada dentro de la psique japonesa, para mantener el equilibrio psíquico.

Tal vez esto también se pueda decir de otros países, no sólo de Japón, ya que todos vivimos ahora en una era que requiere un gran ajuste a la cultura global de cambio y diversidad. Por supuesto, la cultura actual nos libera de los rígidos roles sociales y de los prejuicios, pero al mismo tiempo exige que busquemos establecer un nuevo equilibrio psíquico. Persona no es sólo una máscara externa, también refleja nuestra alma interior.

Referencias

1 C.G. Jung, CW7, par. 305

2 C.G. Jung, CW6, par. 801

3 C.G. Jung, CW7, par.307

4 C.G. Jung, CW7, par. 509

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