La princesa y el guisante – Silvia Tarragó Garrido

SILVIA TARRAGÓ GARRIDO

Silvia Tarragó Garrido es una de las Coordinadoras del Comité de Redacción de la Fundación Carl Gustav Jung, con sede en España, organización sin ánimo de lucro que tiene como objetivo principal promocionar la publicación de la Obra Completa de Carl G. Jung al castellano. Esta importante labor está a cargo de la Editorial Trotta, de Madrid, bajo el patrocinio de la Fundación. La autora realiza en este escrito una interpretación de este conocido cuento de Andersen, haciendo a manera de contextualización, la previa presentación de algunos de los conceptos básicos de la teoría junguiana que luego utilizará en la argumentación analítica.

Autor del cuento: H. Ch. Andersen, 1835

Cuento:

Había una vez un príncipe que quería casarse con una princesa, pero tenía que ser una auténtica princesa, una princesa de verdad. Para encontrar a esta princesa, viajó por todo el mundo, pero en todas partes surgía algún inconveniente. Princesas las había a montones, pero el príncipe no podía estar seguro de que fueran princesas de verdad. Siempre descubría algo en ellas que no terminaba de gustarle. De modo que regresó a su palacio, melancólico y apesadumbrado, porque tenía muchísimas ganas de conseguir una princesa verdadera y hacerla su esposa.

Cierta noche se desencadenó una espantosa tormenta. El cielo se llenó de relámpagos y de truenos, la lluvia caía a mares sobre la tierra. ¡Era terrible¡ Entonces alguien llamó a la puerta de palacio, y salió el propio rey en persona para ver quién era.

En el umbral de palacio apareció una princesa ¡pero, Dios mío, qué aspecto tan lamentable tenía¡ El agua le chorreaba por el vestido y por el cabello, le entraba por la punta de los zapatos y le salía por los talones… Y sin embargo ella afirmaba que era una princesa de verdad. Así que exigía ser hospedada con la calidad de su rango¡

«¡Esto lo averiguo yo enseguida¡», pensó la anciana reina… pero no dijo nada. Se metió en el dormitorio, quitó toda la ropa de la cama y encima del somier puso un guisante… y encima del guisante colocó veinte colchones de pluma, y encima de los veinte colchones veinte edredones de lana. Allí tenía que dormir esa noche la princesa.

A la mañana siguiente le preguntaron como había dormido. «¡Oh! terriblemente mal¡» respondió la princesa. «¡Casi no he podido pegar ojo en toda la noche¡. ¡Dios sabrá lo que había en la cama¡!he dormido encima de algo tan duro que tengo el cuerpo lleno de magulladuras y moretones¡!Ha sido algo espantoso!.

Así pudieron comprobar todos que era una princesa de verdad, ya que tan solo una auténtica princesa puede notar la presencia de un guisante a través de veinte colchones y veinte edredones. ¡Solo una auténtica princesa puede ser tan delicada y sensible!.

De modo que el príncipe se casó con ella, seguro de haber conseguido lo que buscaba. En cuanto al guisante, lo guardaron en la cámara del tesoro, donde debe seguir todavía, si nadie se lo ha llevado. ¡Y esta sí es una historia auténtica y verdadera¡

Notas biográficas sobre el autor del cuento:

Escritor Danés. Escribe y publica este cuento alrededor de 1835.

A diferencia de los hermanos Grimm y de Perrault, Andersen no recoge historias de tradición oral , modificándolas en final moralizante. Andersen recoge elementos clásicos para inventar historias nuevas, producto de su fantasía, resaltando en ellas la belleza, las pérdidas y la transformación de sus personajes. Andersen escribe cuentos tristes, exentos de la crueldad de otros cuentos clásicos. No hay personajes polarizados entre “buenos “ y “malos”. Este escritor de principios del siglo XIX, introduce un cambio muy significativo en la actitud de las figuras femeninas en sus cuentos: ellas tienen el poder y la fuerza y socorren a los hombres. Es precursor de un cuestionamiento del rol de “lo femenino” en una cultura patriarcal.

No se casó nunca, ni tuvo hijos.

Interpretación Psicoanalítica:

1. Concepto de Arquetipo e Inconsciente Colectivo

Esta es una propuesta teórica del psiquiatra suizo C.G.Jung . La figura llamada Arquetipo define un conjunto de patrones arcaicos y primordiales, que están representados por imágenes que se repiten a través de todas la culturas y todos los tiempos. Son posibilidades de representación de aspectos instintivos del ser humano, que trascienden el tiempo y el espacio. El Arquetipo es como un molde psíquico en el cual la experiencias individuales se vierten y toman forma.

El Inconsciente Colectivo, a diferencia del Inconsciente Personal, alberga no solo contenidos de la experiencia personal sino que se le añaden contenidos referidos a instintos, impulsos naturales o adquisiciones de orden colectivo, o sea predisposiciones compartidas por toda la humanidad más allá de la diferencias históricas y culturales.

Estas imágenes se propagan a lo largo del tiempo de forma universal en forma de categorías o posibilidades heredadas. Estas predisposiciones innatas se representan a través de imágenes y conceptos con mucha fuerza.

Es importante recordar que los Arquetipos no son las formas que toma, sino el sentido que contienen y se sostienen y perpetúan gracias a la experiencia individual repetida.

Los Arquetipos tienen aspectos luminosos y positivos y aspectos oscuros y negativos.

Las necesidades expresadas a través de los Arquetipos deben tenerse en cuenta muy seriamente, ya que expresan necesidades humanas primordiales. Frustrar esas necesidades o distorsionarlas puede tener consecuencias psicopatológicas graves, ya que son exigencias que provienen de nuestra estructura biológica primordial.

Dichas representaciones colectivas se expresan en: rituales y tradiciones primitivas, sueños, expresiones de la religión, mitos, leyendas y cuentos de hadas. Todos ellos han sido frecuentemente vehículo de la expresión de dichas representaciones arquetípicas.

“Cuanto más se atiende a las necesidades del Ego y menos a las demandas del Inconsciente, más riesgo hay de ser aplastados por el poder de la inundación de la Sombra desde lo Colectivo”. C.G. Jung.

Algunos de los Arquetipos antropomórficos son: El Animus y el Anima.

Otros clásicos, relacionados con los ciclos de la vida: El Puer Aeternus, La Gran Madre… El Viejo Sabio… el Arquetipo del Héroe, etc…

2.Arquetipo de Animus y Anima:

Animus: Este es el aspecto masculino interno de la mujer. Al igual que el Anima del hombre, es tanto un complejo personal como una imagen Arquetípica.

Animus significa mente o espíritu. El Animus corresponde al Logos.

Expresa el conjunto de experiencias ancestrales referente al hombre y a “lo masculino” que tiene la mujer.

Una mujer que se identifique excesivamente con el Animus corre el riesgo de desconectarse del Eros.

En su forma negativa se expresa como rigidez en ideas fijas, verdades absolutas, y prejuicios… De una forma útil y positiva expresa ideas filosóficas y actúa como mediador entre lo consciente y lo inconsciente en la mujer.

Jung describió cuatro etapas del desarrollo del Animus en la mujer: primero aparece en sueños y fantasías como la encarnación del poder físico, el hombre musculoso: Hércules. En la segunda etapa, el Animus le brinda iniciativa y capacidad para realizar y planificar acciones; deseo de independencia y un desarrollo intelectual, económico y profesional: Apolo. En la etapa siguiente, el Animus es la palabra ( a veces tiene en los sueños la representación del profesor o sacerdote). En la cuarta etapa el Animus encarna el significado espiritual. En este nivel, al igual que el Anima como Sofía, sabiduría, el Animus es verdaderamente el mediador entre la psique consciente e inconsciente de la mujer: Hermes.

Cualquiera de estos aspectos, se pueden proyectar en un hombre teniendo como consecuencia una imagen “reducida” o distorsionada de la realidad .

Mientras la tarea del hombre para asimilar los efectos del Anima implica descubrir sus íntimos sentimientos, la mujer se relaciona con el Animus cuestionando constantemente sus ideas y opiniones. Anima: Este es el aspecto femenino interno del hombre. El Anima es tanto un complejo personal como una imagen arquetípica de mujer en la psique masculina.

“El Anima es el arquetipo de la vida misma “ C.G.Jung.

Inicialmente se identifica con la madre personal, viéndose más adelante no solo en relación a otras mujeres, sino como la dimensión sentimental de la vida de un varón.

El Anima se personifica en los sueños a través de imágenes de mujeres que van desde la seductora… hasta la guía espiritual. El Anima esta asociada al Eros, de modo que el desarrollo del Anima de un hombre se refleja en su trato y relación con las mujeres. Internamente es la expresión de sus deseos del alma.

Entendemos por deseos del alma todo aquello no racional: estados del animo, reacciones e impulsos y cualquier gesto de espontaneidad de la vida Cuando el Anima inunda la vida de un varón, intensifica, exagera, falsea y mitologiza todas sus reacciones emocionales. Fantasías y embrollos debilitan su carácter, transformándolo en una persona quisquillosa, irritable, caprichoso, celoso, vanidoso e inadaptado.

El carácter del Anima generalmente está compensado por la imagen “ideal” de la Persona. Todas aquellas cualidades ausentes en la actitud externa están escondidas en el inconsciente. Jung distinguió cuatro etapas esenciales del desarrollo del Anima: Eva, Helena, María y Sofía. Eva esta identificada con la madre personal. El hombre se desarrolla en extrema dependencia de una mujer.

Helena; ideal sexual colectivo.

María: Esta expresada en sentimientos religiosos y por lo tanto muestra la capacidad para establecer relaciones duraderas. Y al final Sofía, la sabiduría, se manifiesta cuando el Anima del hombre funciona como una guía de su vida interior, llevando a la conciencia los contenidos del inconsciente. Al igual que el Animus en la mujer… un hombre tiende a proyectar los aspectos de su Anima en una mujer real.

Para un hombre, la prioridad psicológica en la primera mitad de la vida es liberarse de la fascinación del Anima por la experiencia de la madre. Lograr vivir en armonía con su Anima es obra de madurez de una vida. Para una mujer vivir en armonía con su Animus es mantener un grado óptimo de objetividad y autonomía.

3. Estudio Analítico del Significado de los Cuentos de Hadas:

Estudiar un cuento de hadas es estudiar una representación de las estructuras básicas de la psique humana. Los héroes del los cuentos no son figuras humanas sino representaciones de figuras arquetípicas. Todos los personajes de los cuentos no son sujetos humanos, aunque observemos conductas y comportamientos que nos lo recuerden. Los cuentos se escribieron para niños, dada su inmensa capacidad de proyectarse: La experiencia de identidad con el Yo, en los niños, se encuentra aún muy precaria. Este es un fenómeno complejo, pero parece evidente que en las figuras de los personajes de los cuentos, los niños pueden proyectar imágenes de actitudes psicológicas, que posteriormente les pueden servir de modelo y orientación psíquica.

Más que representar al Yo… que es tan solo la parte consciente de la psique, a través de los personajes de los cuentos se expresan experiencias “Arquetípicas”. Esta representación se observa claramente en los cuentos puesto que las acciones de los personajes trascienden sus deseos personales… para lograr restituir un equilibrio del “destino”, una expresión de un modelo colectivo.

Así pues los cuentos de hadas recrean y reconstruyen una realidad psíquica universal ordenando el caos. Los cuentos se presentan en forma de imágenes que refieren las capas más profundas del inconsciente. La tradición oral reitera la necesidad de orden de las figuras arquetípicas. Las narraciones de los cuentos provienen de épocas pasadas, de estados previos de conciencia y perviven sus efectos hasta nuestros días.

Los cuentos, leyendas y mitos de la literatura universal contienen siempre y en todas partes los mismos temas colectivos. Estos temas los hallamos en las fantasías, sueños, delirios e imaginaciones de los hombres actuales y corresponden a representaciones distintas de tradicionales figuras Arquetípicas. Siguen produciendo una emoción intensa, el rapto instantáneo de la magia, la intensidad sentimental y el descarte de la lógica y la razón. Impresionan, atrapan, fascinan, emocionan y promueven estados del ánimo. Provienen de la manifestación del Arquetipo del Si-mismo: Una forma arcana y primigenia de unidad, de proyección pre-consciente del anhelo humano de totalidad y trascendencia, de sentido.

La información sobre los Arquetipos pertenece a la estructura neuronal más primitiva y se expresa constantemente en la vida humana de forma espontánea y múltiple.

Multitud de niños de este mundo han crecido escuchando cuentos de hadas. A pesar de la posterior influencia en Occidente del fenómeno del Racionalismo y Realismo, la importancia de la narración de cuentos de hadas a los niños, como alimento del alma infantil, ha perdurado. Desde la antigüedad, el hombre ha estado en conexión con la expresión de “Lo colectivo” a través de imágenes arquetípicas narradas en libros religiosos y otras formas literarias, como mitos y leyendas. El significado de dichas historias es simbólico y pertenece a la exploración espiritual y psicológica del alma infantil. Son mediador y reordenador de una civilización. Sirven para madurar, integrar y profundizar en las necesidades del alma, balanceando (enantiodromía) las sombras y las luces de cada persona y cada cultura.

“El mito y el cuento de hadas potencia el orden moral y causa una adaptación y una conciliación entre los individuos y los requerimientos de sus diferentes culturas” J.Campbell. Los mitos, leyendas y cuentos son una narración “codificada” que sugiere, advierte y señala enorme posibilidades de restitución del equilibrio en la vida .

“Llegue pronto a la convicción de que si no se da una respuesta y solución desde lo interno a las relaciones de la vida, su significado es muy pobre. Las circunstancias externas no pueden sustituir a las internas“ C.G Jung.

4. Estructura de los Cuentos de Hadas:

Debemos distinguir dos tipos de cuentos. Los que provienen de la tradición oral y los que son creaciones literarias propias de la fantasía del autor. Los primeros no tienen un autor reconocido, han circulado por transmisión oral, se desarrollan en diversas “versiones” sobre el mismo tema y se apoyan en esquemas muy simples con estructuras parecidas. Los segundos tienen características y desarrollo propios y están influidos por el carácter y la personalidad del autor. Ambos están sujetos a los cánones de su época histórica y modas literarias y aunque todos se sostienen en patrones clásicos, las variaciones son muy diversas.

El cuento consta de una serie de personajes, que están expresados por cualidades externas que nos explican sus circunstancias y su carácter (caperuza roja, el tamaño… pulgarcito etc…) así como una escenografía que señala el clima sentimental de la narración ( caminos, castillo, palacio, porqueriza…) y un conjunto de objetos simbólicos que representan actitudes psicológicas o pruebas simbólicas que los personajes tendrán que superar (dragones, anillos, camisas, pozos…) Muchas veces actitudes psíquicas, tanto positivas como negativas, están representadas por animales.

El cuento tiene una estructura fija que consta de tres partes: presentación de los personajes, y sus circunstancias, desarrollo y pruebas a realizar y conclusión o cierre.

Los personajes siempre se enfrentan a un “Conflicto” que deberá resolverse. La peculiaridad del cuento es que los personajes se enfrentan a estos conflictos y es según como los resuelvan, como su destino variará considerablemente. Este clímax de “tensión” explica implícitamente que el tema presentado en el cuento es de suma importancia. Así pues los niños saben con absoluta certeza que el cuento está lleno de indicaciones y símbolos, que perciben claramente, ayudándoles a ordenar y decidir su posición vital. Los niños se identifican con la figura del héroe del cuento y se proyectan en todos los demás personajes (muchas veces es el hermano menor), posibilitándoles una guía de resolución de conflictos vitales. Los cuentos ofrecen un amplio abanico de expresiones de la maduración de un ser humano.

5. Interpretación del Cuento : La Princesa del Guisante

Elementos y Personajes del Cuento:

El Príncipe: Sabemos que es un “joven exigente”. Sabemos que es joven porque está buscando esposa. No tiene un carácter pasivo puesto que parece que ha viajado mucho en busca de esta “esposa especial”. Sabemos que es exigente porque ha encontrado a muchas princesas pero a todas les ha encontrado “inconvenientes”. Así pues deducimos que busca alguna “cualidad única”… no tanto la belleza, o la fortuna o la nobleza… El es el que sustenta EL DESEO y va a ser este deseo el motor de todo el cuento.

El Rey: Es una figura secundaria, tan solo abre la puerta del Castillo y da paso a la Princesa. No interviene en las pruebas, ni en las conclusiones. La Reina: Es LA MADRE del cuento. Es la “que sabe” lo que hay que hacer. Ella es la que conoce la prueba y su significado.

La Princesa: Sabemos que es una joven que camina sola por los bosques, no aparece acompañada de nadie más, tiene un carácter malhumorado y huraño. Entra “exigiendo” ser atendida. No parece conocer la prueba a la que será sometida. Referenciada a Artemisa o Diana cazadora, que anda sola por los bosques. Diosa de la caza, siempre malhumorada e independiente. Diosa Virgen. Su espíritu libre no compagina con la ideas tradicionales. Es sociable y competitiva. No tiene hogar.

El castillo: Sabemos que está aislado, como casi todos los castillos de los cuentos. Es una vivienda sólida y de difícil acceso. Transmite seguridad, protección y refugio. Transmite la sensación de estar “apartado” del mundo. Es un lugar de trascendencia. El castillo simboliza la conjunción de los deseos.

La Tormenta: La lluvia es el principio activo de la vida que proviene del cielo. Las tormentas representan tradicionalmente la intervención divina y la intervención de las divinidades creadoras. En las tormentas aparecen los grandes comienzos y los grandes finales de las épocas históricas. Las tormentas representan la intensidad de la existencia, la necesidad de profundidad de la vida y a veces de la violencia que vivifica. Los griegos consideraban la lluvia como el acto por el cual la tierra queda en cinta y produce cosechas. Los dioses fecundan la tierra. La lluvia se halla ligada a la primavera, es renovación y abundancia y se asocia a la fecundidad de los frutos y a la vida misma.

El guisante: El huevo cósmico. Redondo. Germen. “Si no lloviese en febrero, ni buen guisante, ni buen centeno” (dicho popular) Los guisantes frescos señalan la llegada de la primavera. En euskera se llama ilar. Los primeros guisantes eran grises , duros y silvestres y fueron evolucionando hasta la legumbre refinada de nuestros días.

Todavía hacia el norte de España a los guisantes se les llama Bisaltos. Referido a la Diosa Bisaltis. También vasca, la diosa Mari, provoca las tormentas o las contiene, la Gran diosa madre Vasca “suele sacar las tempestades de sus pozos y cuevas”……

Diosas Agrícolas y Diosas Madres en conexión con las aguas, las cosechas y otros fenómenos de la naturaleza. Han sido descritas con innumerable nombres y referencias. Citamos tan solo algunas: Ceres, Mani, Granada, Cibeles, Marja (Maria) Demeter, etc…

Anexo: Las Diosas epónimas de los cereales son una metáfora del Arquetipo de la Gran Madre. Desde la Prehistoria ha existido la creencia de que el órgano reproductor, las mismas semillas, estaban en relación directa con las Diosas.

Estas se encarnaban en sus frutos… espigas, frutos… que así resultaban deificados. El mito del nacimiento del bebé de mujer Virgen, era ya una metáfora religiosa de la celebración de la recolección de los frutos de la agricultura. Las Diosas daban “a luz” como metáfora de la fructificación de la tierra.

El seno de la madre en analogía al seno de la tierra, por la misma función: contener un germen , una semilla que tras lenta gestación se hace planta, o se hace ser humano. Esto corresponde a una época de culto matriarcal.

Se veneraba todas las diosas con igual función mágica: hacer que la diosa madre no olvidase cumplir con su responsabilidad y propiciase el tiempo de recolección de frutos.

Aparecen representaciones de la diosa como Arbol. que da frutos ( Buda dice : soy una bola de fruto caída en el suelo) y de ahí, por ejemplo, la representación contemporanea del árbol de Navidad.

Existen numerosas representaciones en estatuillas de terracota que representan la Diosas pariendo o amamantando a bebés. Estas estatuillas se ofrendaban a las diosas agrícolas como símbolo de los deseos de una buena cosecha.

La palabra Messis significa recolectar fruta. De ahí El Messias, como Buda, fruto del vientre. En latín Demetere significa recolectar. La diosa Auge , significa aumentar etc… Para agradecer a las Diosas Madres de los Cereales y la Agricultura nacieron las fiestas de “accción de gracias”. “Los cultos femeninos eran supervivencias de un período matriarcal, cuando toda la religión estaba en manos de la mujeres” Pomeroy.

Ellas son las autoras de los rituales de agradecimiento, celebrando la metáfora del nacimiento de un “Niño Divino”: 25 diciembre, 24 Junio…

La práctica de comer pan y beber vino en la misa, (en honor a la diosa Misa) es un resto de las ofrendas de panes que se hacían y comían en honor a las diosas agrícolas. (por ej Nefrasón en Roma en honor a Mithra). Jesús, Osiris, están sujetos también a ser símbolos con reminiscencias a una metáfora agrícola. Una vez se desarrolló el patriarcado todos estos cultos religiosos quedaron relegados y dejaron de tener un significado tan evidente.

La cama: Símbolo de la regeneración en el sueño y el amor. Lugar de muerte y nacimiento. Entre los Dogón se colocan granos y semillas debajo del lecho nupcial. Se cree que el hombre actúa como el agua sobre la tierra difundiendo su semen fecundante: la mujer contiene los granos y las semillas. La cama manifiesta así el lugar del acto conyugal, y el acto agrícola. En la tradición cristiana también simboliza el cuerpo.

Los nueve colchones y nueve edredones de la cama parecen referir a los nueve meses de gestación.

La noche: La noche en la concepción céltica del tiempo simboliza el inicio de la jornada, como el invierno es el comienzo del año. La noche es el espacio del mundo del inconsciente en donde se explica el “otro lado” de quién somos.

Simboliza también el tiempo de las gestaciones, de las germinaciones, de aquellos procesos inconscientes que estallarán en pleno día.

Conclusiones:

Este es un cuento clásico, elaborado por un hombre de comienzos del siglo diecinueve en el norte de Europa. En su bagaje cultural hay una enorme tradición de mitos y leyendas que provienen de una cultura profundamente religiosa, medieval, agrícola y campesina.

Es un cuento sobre la necesidad de no perder contacto con el Arquetipo del Anima, en su expresión de Madre y de Gran Diosa. El guisante pone a prueba a una Diosa Virgen, independiente y solitaria: Artemisa, la Diosa Virgen camina sola por los bosques y no sabe lo que significa parir.

Es el deseo del Príncipe el que activa la sabiduría materna. Ese Animus joven que confía en la sabiduría de la Madre. Ella sabe el secreto.

El eterno femenino, el ideal de la mujer para el hombre.

Está en cuestión en este cuento, El Eros, lo maternal, lo femenino.

Aparece en el cuento un joven (Animus) exigente, y luego una joven (Anima) quejosa y arisca.

Tal vez ya se fragua a principios de siglo la transformación y el cambio que nuestras bisabuelas sufragistas concretaron en la sociedad civil.

El cuento recuerda el castigo a Eva: El dolor y el magullamiento asociado a lo materno. Otra vez el recuerdo del castigo por intentar emanciparse.

De momento el contacto con lo materno parece “magullar” a Artemisa, es una “princesa verdadera” al conseguir “captar” el germen de vida por muy arisca que parezca.

La primera prueba está resuelta.

Lo que no nos cuenta Andersen es, si en verdad la princesa fue luego una buena madre, y si disfrutó con ello o se escapó por los bosques a pasear sola en alguna otra noche de tormenta.

Tal vez esta queja es de algún modo la expresión por el exceso de exigencias del Animus en el tiempo que nos toca vivir. Con lo que supone de soledad, rigidez y exceso de responsabilidad en las mujeres. ¿podríamos dudar todos de las supuestas certezas del siglo XX?

Algunos hombres han confundido la expresión del Anima con la identificación con la madre. Algunas mujeres han confundido la expresión del Animus con una posición amazónica. La proliferación en occidente de la posición homosexual, el aumento de familias monoparentales…el auge de las adopciones internacionales… la destrucción de la naturaleza… tal vez sean tan solo síntomas de una escisión colectiva.

Tal vez deberíamos replantearnos todos juntos, hombres y mujeres, las consecuencias de una vida occidental muy infantil, exigente y crispada… frente a las necesidades primordiales de cada uno de nosotros.

Bibliografía

» La Princesa del Guisante «. HANS CHRISTIAN ANDERSEN (1805-1875)
JUNG, C.G: Símbolos de Transformación
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JUNG, CARL-CAMPBELL, J.-; BLY-KEEN-DOSSEY-MAY-BRANDEN-; WILBER-HILLMAN-BRADSHAW : Encuentro con la Sombra. Editorial Paidos.
Obra Completa C.G.Jung. Editorial Trotta . Obras Completas. Volumen: 8. 4 y 9/1
Dra. Francisca Martín-Cano. Antropóloga. Prof Historia. ARTE Y RELIGIÓN PREHISTÓRICA .
Con permiso de su autora, citando la fuente:
http://www.naya.org.ar/congreso2002/ponencias/francisca_martin_cano.html
Gimbutas, Marija. El Lenguaje de la diosa. Editorial Dove , Madrid .1996.
Graves, Robert. Los mitos griegos. Editorial Ariel. Barcelona .2001.

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