Imaginar con el cuerpo en la práctica clínica – Ana Deligiannis

ANA DELIGIANNIS

FotoAnaDeligiannis

Ana Deligiannis, Psicóloga clínica. Magister en Psicoterapia Junguiana. Analista junguiana miembro de la IAAP (International Association for Analytical Psychology). Presidenta Electa de la Sociedad Uruguayo-Argentina de Psicología Analítica (SUAPA). Miembro fundadora y Vice-Presidenta de la Asociación Argentina de Psicología Analítica (AsAPA). Miembro Fundadora de la Asociación Argentina de Danzaterapia (AADT). Docente universitaria de grado, postgrado y maestría. Trainer of Trainers del Trabajo Expresivo con Arena de la IAES (Internacional Association for Expressive Sandwork. La siguiente es la ponencia que la autora presentó en el VIII Congreso Latinoamericano de Psicología Junguiana, realizado del 11 al 14 de julio de 2018, en la ciudad de Bogotá, Colombia. Su publicación fue autorizada por la autoraSu mail es: anadeligiannis@yahoo.com.ar

Articulaciones entre Psicología Analítica, Filosofía y Neurociencia

Hay más razón en tu cuerpo que en tu mejor sabiduría
Nietzsche – Así habló Zaratustra

Aún puedo recordar imágenes, posturas, movimientos de mi experiencia con la Imaginación Activa en Movimiento. Imágenes pregnantes, verdaderas experiencias encarnadas que develaron aspectos significativos que a mi conciencia le costaba alojar.

Cuerpo e Imaginación serán los protagonistas de esta ponencia. Aunque ambos fueron devaluados en nuestra cultura occidental y patriarcal, son dos conceptos claves en el método de la Imaginación Activa en Movimiento. También conocido como Authentic Movement fue creado por Mary Whitehouse en los años 50 y fue Joan Chodorow quien también lo nombró ‘Imaginación Activa en Movimiento’ para referir al método de la Imaginación Activa de Jung.

En primera instancia, a pesar de que se lo puede ver y tocar, el cuerpo es inaprensible e inefable. “Nada es más misterioso, para el hombre, que el espesor de su propio cuerpo” (Le Breton)

Sea visible o intangible, el cuerpo siempre está en constante movimiento. Mientras estamos vivos, la energía fluye como un río, las 24 horas del día. El movimiento es una de las grandes leyes de la vida (Whitehouse).

Algunos antecedentes

En la historia de Occidente -con el surgimiento del patriarcado- se necesitó soterrar la naturaleza, lo femenino, y junto con esto el cuerpo, lo emocional, lo instintivo, la imaginación, la creatividad. De este modo, en las sociedades modernas, se produce una separación entre el hombre y su cuerpo. Esta ruptura ontológica heredera del dualismo cartesiano  -que a su vez abreva en la tradición platónica-, aísla al cuerpo y lo convierte en una prisión.

Para Platón ambas sustancias están separadas pero a su vez el cuerpo queda abismado y se convierte en un obstáculo para el alma y el conocimiento. Para poder conocer hay que eliminar el cuerpo, los sentidos; se privilegia el mundo del Nous, de las ideas y no el mundo de la doxa, de lo sensible. De esta forma el cuerpo queda devaluado y convertido en cárcel del alma, sede de error y falsedad. Hay un desprecio por el cuerpo, un pensar sin el cuerpo.

En esta división platónica no sólo el cuerpo queda devaluado como forma de conocimiento sino también la percepción y la imaginación por pertenecer al mundo de lo sensible, un mundo ilusorio y cambiante.

Cuerpo, raíces en el cuerpo

A diferencia de la división cartesiana en la cual el sujeto es el que piensa y tiene las certezas y el cuerpo puede ser objetivado, la condición de ‘encarnado’ (embodiment) es anterior a la separación cuerpo/mente, comprende una red compleja de relaciones: cuerpo, afecto, imagen, pensamiento, acción y es el fundamento de toda racionalidad y existencia.

Varela habla de ‘pensamiento encarnado’, un pensamiento que no se produce a sí mismo a partir de las funciones cognitivas, aisladas, sino que se origina en el cuerpo para devenir luego en pensamiento. Desde esta perspectiva puede pensarse la cognición como acción corporizada que depende de la experiencia originada o enraizada en el cuerpo. El concepto de ‘pensamiento encarnado’ expresa la íntima  interdependencia entre los procesos somáticos y los mentales (Cambray).

Desde esta mirada, Lakoff & Johnson van a decir que sólo podemos formar conceptos a través del cuerpo, por lo tanto, lo que conocemos del mundo, de los otros y de nosotros mismos está atravesado y moldeado por nuestros cuerpos. Nuestro sistema conceptual se origina en las experiencias del cuerpo en el espacio, a través del sistema sensorio-motor. Johnson plantea el concepto de esquema-imagen (image schema) como formas tempranas de organización -como constructos psíquicos tempranos que estructuran nuestra experiencia y obran como base para los modelos representacionales del mundo, y cuyas raíces están en el cuerpo. Este patrón opera y se desarrolla a través de los movimientos del cuerpo en el espacio, la manipulación de los objetos y la interacción perceptual, adquiriendo gran relevancia la relación adentro-afuera y cuerpo-psique. Aunque parece predominar la modalidad visual, no se limita a ella; lo táctil y lo kinestésico suelen ser muy importantes. Son patrones inconscientes donde aún no media la palabra.

Considerando así al cuerpo, como base del entendimiento y de los significados abstractos, y parafraseando a Nancy podríamos decir que el cuerpo se convierte en la “arqui-tectónica[1] del sentido”, el cuerpo como jé,  como origen, como punto de partida de las estructuras y movimientos de las construcciones de significado de lo humano.

Desde el punto de vista filosófico, las nociones de Varela se han nutrido en el pensamiento de Merleau-Ponty que siguiendo a Husserl plantea la ‘intencionalidad’ de la conciencia, pero de una conciencia en tanto cuerpo, por lo tanto, reconoce una corporalidad de la conciencia y una intencionalidad corporal, que nos lleva a pensar en una conciencia encarnada. No hay posibilidad de pensar acciones humanas incorpóreas, “nada que sea humano es completamente incorporal” (Merleau-Ponty) no se puede pensar sin cuerpo. Varela reúne las neurociencias con la fenomenología. Cuerpo y mente están ligadas en un proceso continuo e inseparable que delinean nuestra experiencia. Es un cuerpo que conoce desde una percepción-acción entrelazada con el mundo en una co-implicacia entre el adentro y el afuera, (de este modo) sujeto y mundo están encastrados conjuntamente.

También desde la perspectiva filosófica en relación al cuerpo, podemos remitir a Spinoza (1632-1677) que ofrece una objeción al dualismo cartesiano y propone pensar el cuerpo como potencia. No sabemos “lo que puede el cuerpo” (1987, III, prop. II, esc.), no sabemos de qué es capaz un cuerpo. Hay una ignorancia en oposición al conocimiento claro y distinto de Descartes. Un cuerpo que es potencia, del cual devienen sensaciones, emociones, sentimientos. Un cuerpo que afecta y es afectado por otros cuerpos, por lo otro, por los otros, por la naturaleza. No se puede prever de qué modo puede ser afectado un cuerpo; esta imprevisibilidad también nos aleja del concepto del cuerpo como máquina como lo imaginara Descartes.

Spinoza supera la dicotomía cartesiana, para él sólo existe una sustancia que tiene dos atributos: el atributo pensamiento (alma) y el atributo extensión (cuerpo). En la Ética, Spinoza (1987) dice: “…el alma y el cuerpo son una sola y misma cosa, que se concibe, ya bajo el atributo del pensamiento, ya bajo el de la extensión” (II, prop. VII, esc. y III, prop. II, esc.).

Asimismo, Jung resonará con Spinoza cuando en “Consideraciones teóricas acerca de la esencia de lo psíquico” (1946) expresa:

Dado que psique y materia están englobadas en un solo mundo y mantienen entre sí un contacto permanente… existe no sólo la posibilidad, sino incluso cierta probabilidad de que materia y psique sean dos aspectos diferentes de una misma cosa.                                                             (Jung, OC 8, par. 418)

Y en el Seminario sobre el Zaratustra de Nietzsche -que tuvo lugar entre 1934 y 1939-, Jung dice:

…la diferencia que hacemos entre la psique y el cuerpo es artificial. Se hace para un mejor entendimiento. En realidad, no hay nada excepto un cuerpo vivo. Este es el hecho, la psique es tanto un cuerpo vivo como el cuerpo es una psique viva: es exactamente lo mismo. (p. 114)

Cuerpo, emoción

En 1890, William James consideraba imposible imaginar que una experiencia emocional pueda ocurrir sin el acompañamiento de una respuesta corporal. No mucho más tarde, Jung a través del experimento de asociación de palabras no sólo arribó al concepto de ‘complejo’ sino que observó la relación entre los procesos fisiológicos y psicológicos.

Luego dirá que las emociones tienen: …unas raíces muy profundas en la pesada materia del cuerpo (Jung 1935, para. 317) y que la emoción comprende tanto aspectos somáticos como psíquicos.

Subrayando lo antedicho, Chodorow considera que en las profundidades del inconsciente, son las emociones las que median entre el cuerpo y la psique, el instinto y el espíritu. Por otro lado, el predominio corporal del Self en los primeros estadios de desarrollo del niño y el polo instintivo (biológico) del arquetipo (Jung, 1946) hacen que el cuerpo sea el vehículo más importante para la expresión de las emociones.

Dentro del intrincado proceso de las emociones, LeDoux plantea que no se puede tener una experiencia emocional sin el feedback desde el cuerpo (la respiración agitada, la sensación de opresión en el pecho, temblores, transpiración, tensión muscular, ritmo cardíaco, etc.). Nuestras emociones están enraizadas en el cuerpo y podemos reconocerlas a través de sensaciones corporales e imágenes. También nuestros recuerdos están almacenados en él. El cuerpo es crucial: por un lado provee las sensaciones a través de las cuales una emoción se hace presente, por el otro, proporciona las sensaciones que crean recuerdos de emociones específicas sentidas en el pasado.

A partir de investigaciones neurológicas, Damasio -actualizando el pensamiento de Spinoza- redefinió tanto la relación entre mente y cuerpo como la que existe entre intelecto y emoción, considerando que las emociones modulan la ‘toma de decisiones’, que habitualmente suele pensarse como un proceso puramente racional. Descubre el papel preponderante de las emociones y las valoraciones que ellas realizan más allá -o en realidad más acá- del pensamiento.

En su libro “El Error de Descartes” , Damasio plantea la hipótesis de los ‘marcadores somáticos’ para explicar el papel de las emociones en el razonamiento y la toma de decisiones, a partir de investigaciones en pacientes con lesiones en el lóbulo frontal (como son el caso Elliot y Phineas Gage). Tanto Elliot como Gage, mantuvieron su memoria y razonamiento intactos, pero sus emociones se vieron deterioradas. Su personalidad cambió radicalmente, convirtiéndose en personas socialmente poco aceptables. Según Damasio, la explicación era que ya no tenía emociones. En realidad, la lesión se produjo en la corteza pre-frontal ventro-medial (CxPFVM) que es la parte más ligada a la emocionalidad y conecta la amígdala con el neo-córtex.

¿Por qué el nombre ‘marcadores somáticos’? Para Damasio, las emociones están enraizadas en el cuerpo (soma), comienzan a construirse y las sentimos en él, y señalan un camino a las decisiones; la señal marca opciones y resultados, de ahí su nombre. Un marcador somático es un cambio corporal que refleja un estado emocional que precede y contribuye a la toma de decisiones, sin que la persona pueda explicar por qué toma la decisión. Estos marcadores son de índole inconsciente y se experimentan como cambios vegetativos, musculares, neuroendócrinos o neurofisiológicos (Bechara). A nivel neurobiológico, la toma de decisiones se da por la colaboración de estructuras límbicas y estructuras pre-frontales.

De este modo, en la toma de decisiones participan y asisten procesos muy potentes de origen emocional y que están en estrecha relación con la acumulación de experiencias de vida del organismo, donde el cuerpo es un escenario privilegiado.

Cuando trabajamos con el cuerpo, una postura o un movimiento significativo puede obrar a modo de marcador somático que señala o dispara recuerdos o situaciones traumáticas que estaban olvidadas, activando la memoria emocional, implícita, sin conciencia (Le Doux)

Ilustración clínica

Antes de continuar explorando otro campo de la neurociencia – las neuronas espejo – veamos qué ocurre en la práctica clínica.

Rosa tiene 46 años y es la hermana mayor de 3 hermanos. La relación con su madre fue siempre muy conflictiva. Su madre arbitraria y crítica, descalificaba a Rosa, solía decirle ¨sos una chica mala¨ cada vez que R. no hacía lo que su madre quería. Su madre fue poca empática, R. no se sintió contenida por ella, de hecho su madre estaba atravesando una depresión profunda cuando R. era niña.

Su padre fue muy exigente, ella debía sacarse muy buenas notas en la escuela, solía decirle ¨es tu deber¨. Ella vivía a su padre muy contradictorio, por un lado accedía a ciertos pedidos de R pero luego se lo recriminaba y se enojaba mucho.

Sus 2 hermanos varones se burlaban de ella, de cómo hablaba, de su ropa, de su novio. Era difícil para R. expresar sus sentimientos o pensamientos, se sentía inadecuada tanto en su trabajo como en los vínculos. Actualmente R. está casada y es madre de 2 hijos adolescentes. Es Trabajadora Social. Es de baja estatura, tímida y reservada.

Hace 3 años que veníamos trabajando en sesiones individuales cara a cara, una vez por semana y a veces 2. Durante el proceso analítico trabajamos con análisis de sueños, Imaginación Activa en Movimiento y Caja de Arena.

Un día llega a la sesión muy angustiada, perturbada, porque se sintió maltratada por un profesor en su trabajo. Ella tenía a cargo de la organización de unas jornadas y el profesor que era disertante en una mesa, se quejó de la mala organización y también porque R. habían leído mal su CV, y le gritó delante de otras personas. Ella quedó paralizada y muy angustiada frente a esta situación. Le propongo hacer una Imaginación Activa en Movimiento porque considero valioso que involucre todo su cuerpo para expresar sus emociones y para activar -como posibilidad- la auto regulación de la psique. Entonces, la invito a que tome como punto de partida la situación con el profesor y sus emociones.

El trabajo se realiza entre una persona que se mueve (the mover) y otra- el terapeuta- que es el testigo (the witness). La primera trabaja con los ojos cerrados poniendo la atención en su interior, permaneciendo en quietud y silencio a la espera de imágenes, sensaciones, impulsos o movimientos que emergen desde dentro y que van tomando forma en una acción física a través del cuerpo y sus movimientos. Poner la atención focalizada en el interior y disponerse a la espera, son dos condiciones básicas para este trabajo. Se trabaja sin música, dado que ejerce un grado elevado de influencia en los estados internos, y sin un plan predeterminado. Es una técnica no-directiva.

El testigo/terapeuta emplea una cualidad específica de atención y de presencia empática, generando lo que Kalff llamó un ‘espacio libre y protegido’, caracterizado por la ausencia de juicios, lo cual permite la emergencia de ansiedades, temores o partes disociadas del que se mueve (paciente). El terapeuta obra como sostén y testigo y a la vez, pone atención a su contratransferencia, sus propios sentimientos, juicios, sensaciones e impulsos a moverse.

Volvamos a Rosa, ella acepta y luego de un breve caldeamiento, comienza el trabajo de pie, queda a la espera a que aparezca alguna imagen pero inmediatamente se agacha tapándose la cara con las manos, como escondiéndose, avergonzada. Comienza a girar -con las manos en la cara-, gira y gira cada vez más rápido, se marea, pierde el equilibrio y se cae al piso. Se queda quieta, como paralizada, impactada por la situación. Después de un rato se va a un rincón y se sienta en el piso con su espalda apoyada en la pared. Al cabo de un tiempo empieza a tocarse con las manos, a acariciar su cuerpo, a abrazarse como cuidándose, mimándose.

Contratransferencialmente, cuando ella giraba una y otra vez, cada vez más rápido y cae al piso, sentí miedo y también tristeza. Pensé que podría haberse lastimado y sentí el impulso de protegerla, pero decidí esperar y ver cómo continuaría.

Cuando termina el trabajo, Rosa comenta que la primera imagen que le surgió  fue la de un dedo acusador que la señala. Sintió una gran censura que la llevó a taparse la cara, girar y girar hasta caerse (“todo me daba vuelta, no tenía de dónde sostenerme”). Luego del impacto y de buscar un lugar más protegido (se va a un rincón y se apoya en la pared) le surgió la imagen de una “Machi” (anciana sabia, chamana mapuche) con una actitud protectora y sanadora.

Por un lado, apareció la imagen del dedo acusador, su profesor, pero también como expresión simbólica de su ánimus restrictivo y negativo, que la somete, la desestabiliza y la saca de su propio eje. Por el otro, compensatoriamente, aparece la imagen de la “Machi” como expresión simbólica de una figura femenina, materna y protectora. Ésta fue una experiencia muy significativa para el proceso de Rosa donde pudo ponerse en contacto con su propia parte ‘materna’, protectora, empática, que no había experimentado anteriormente con su madre. Podemos observar cómo la función trascendente y la auto regulación de la psique ayuda el pasaje de una actitud a otra, poniendo en marcha una capacidad reparadora, posibilitando así una nueva actitud simbólica para Rosa. Rosa pudo experienciar tanto la restricción que la somete como la posibilidad de auto protección y cuidado.

A la semana siguiente, siguiendo con el mismo tema, en otra sesión con Imaginación Activa en Movimiento, ella comienza de pie, avanzando y retrocediendo como siendo empujada. Luego se tapa los oídos con las manos como no queriendo escuchar. Se sienta en el piso y comienza a hamacarse hacia delante y atrás. Se acuesta y se levanta súbitamente. Luego se para, aprieta los puños. Va al piso y se revuelca hacia un lado y hacia el otro con movimientos ondulantes, como jugando. Los movimientos son fluidos.

Cuando termina, Rosa dice:

Me empujan, me toman del brazo, y me dicen: ‘no digas pavadas, dejate de pavadas’. Sentí bronca, pero pude retomar mi rumbo, con movimientos fluidos, ondulantes y suaves, pude hamacarme y revolcarme en la arena, no me paralizó.

Yo sentí aquí que ella estaba tratando de lidiar con emociones y sensaciones hasta ahora contradictorias tales como miedo, enojo y calma. Un tema parecido a la imaginación anterior, pero menos traumático. Rosa puede tramitarlo mejor, con mayor flexibilidad, puede ir y volver sin paralizarse.

Neuronas Espejo

Volvamos a las Neuronas Espejo… Lo que define a las neuronas espejo es que se encienden o activan las mismas neuronas en nuestro cerebro cuando se observa a otro realizando una acción.

Luego se observó que no sólo se disparan ante la acción y la observación de dicha acción, sino también ante la intención de las acciones y las emociones, por ejemplo, cuando vemos un rostro con una emoción determinada.

Este proceso de espejamiento funciona directamente, automáticamente, no requiere ninguna conceptualización conciente, tanto en las acciones como en los estados emocionales.

Nosotros sabemos lo que otra persona está sintiendo, inicialmente a través de una resonancia neuronal directa y no a través de un proceso de pensamiento reflexivo o inferencia. En otras palabras, es una forma de conocimiento encarnado sin ninguna representación conciente.  (Knox, 2010, JAP, 55, p. 31)

Esto significa que la representación de la acción del otro a través de las neuronas espejo es directa e inmediata y no requiere del lenguaje verbal, ni del pensamiento racional. Considerando que las emociones están enraizadas en el cuerpo, y las neuronas espejo no se limitan solamente a los actos motores sino también a las emociones de los otros y pensando que el cerebro es intrínsecamente relacional, las neuronas espejo son uno de los mecanismos en el cerebro que brindan una explicación neuronal para la intersubjetividad y la comunicación humana, convirtiéndose en la base neurofisiológica de la empatía, uno de los pilares de la cognición social (Iacoboni).

Empatía kinestésica

La empatía permite ponerse en el lugar del otro, en el pathos del otro, y el movimiento empático permite sentir con el propio cuerpo, lo que ese cuerpo está vivenciando.

Algunas investigaciones (Meltzoff & Moore) con bebés de apenas horas de haber nacido demuestran que el recién nacido tiene una capacidad innata para imitar acciones motoras (gestos faciales, movimientos con las manos, sacar la lengua)

También existen importantes hallazgos en relación al dolor y a la repugnancia (asco). Se detectó que la observación de expresiones faciales de estas emociones primarias en otra persona, activa la misma parte del cerebro que se activa normalmente cuando se experimenta esa misma emoción. Mirando la expresión facial del otro se puede entender lo que le pasa. Por ejemplo, si observamos la expresión de repugnancia en la cara de una persona que está oliendo algo desagradable, activa la propia emoción de repugnancia, sin necesidad de olerlo directamente. Se produce una especie de ‘espejamiento’ entre las neuronas del observador y las del que padece la emoción. Este comportamiento puede ser descripto como una forma innata de empatía kinestésica, que espeja el movimiento del otro.

En este sentido la Kinestesia es un medio de relación y comunicación que adquiere relevancia en la clínica, ayudando a establecer confianza en el vínculo terapéutico, desde el momento en que el paciente se siente comprendido.

Para dar cuenta de esto voy a citar como ejemplo, el caso de una paciente de Jung en la Burghölzli Psychiatric Clinic. Él se interesó por los gestos y movimientos repetitivos de una paciente que no había hablado por algunos años y hacía extraños movimientos con su cabeza y sus manos. Entonces Jung, decidió cerrar sus ojos y repetir los movimientos para poder tener la sensación de lo que ella podría estar sintiendo (Chodorow). Espejando sus movimientos y su postura, él descubre los posibles sentimientos de la paciente y dice en voz alta las primeras palabras que se le ocurren. La paciente entonces, responde: “¿Y usted, cómo lo sabe?”. Allí comenzó una comunicación entre ambos y posteriormente ella logró relatar sus vivencias y algunos de sus sueños. Fue un espejamiento kinestésico-empático que permitió establecer un puente no sólo de la paciente consigo misma sino también una relación de confianza dentro del proceso terapéutico. Aquí forma y contenido, cuerpo y psique se co-implican.

Esto mismo ocurre en las sesiones de Imaginación Activa en Movimiento, donde poder espejar el movimiento del otro conduce a una comprensión más sutil y profunda del mundo interno del paciente.

Las emociones primarias -alegría, tristeza, miedo, ira, asco y sorpresa- vividas cuando aún la palabra no era vehículo de expresión, quedan guardadas en los patrones tempranos de movimiento. Ellos viven en nuestros gestos, posturas y quedan guardadas en el cuerpo como memorias encarnadas. Lo mismo ocurre con las situaciones traumáticas vividas en la temprana infancia que suelen disociarse y quedar cautivas en el inconsciente, en la memoria implícita, bajo la forma de complejos (Wilkinson). Estas vivencias emocionalmente intensas retenidas o capturadas – vividas no sólo en los primeros años de vida antes del advenimiento de la palabra- que no pueden ser relatadas o verbalizadas, sin embargo pueden hacerse presentes y pueden ser contadas a través del cuerpo/movimiento, por medio de la Imaginación Activa que permite un acceso directo a los procesos implícitos (Wyman-McGinty) y ayuda a establecer la relación entre la memoria implícita y la explícita, a través de la activación de la función trascendente.

Cuerpo, emoción, imaginación

Así como el pensamiento va ligado al lenguaje, la imaginación utiliza imágenes en lugar de palabras, es decir imaginamos imágenes (Drubach)  -o ellas nos imaginan a nosotros- sin necesidad de palabras.

Desde la Neurociencia, Johnson plantea que la imaginación une las estructuras corporales y lo cognitivo, y que además, la imaginación cumple un rol importante en el significado y la comunicación.

Nuestras nuevas ideas y conexiones vienen de las estructuras imaginativas que componen nuestro entendimiento presente, desde los esquemas (schemata) que organizan nuestra experiencia y sirven como base para las proyecciones imaginativas en nuestra red de significados.             (Johnson, 1992, p. 170)

Él dirá que no hay una brecha infranqueable entre razón e imaginación, que no existe una racionalidad desencarnada y que para dar sentido a nuestra experiencia y encontrarle significado es indispensable la imaginación. Para Johnson, la imaginación obra como un ´puente´ entre la experiencia encarnada y la conceptualización mental.

En la Psicología Analítica, la imaginación está ligada a la fantasía, fantasía entendida, ya no como algo ilusorio, opuesto a lo real, sino, como fuente de creatividad. Para Jung, la imaginación forma parte de la realidad psíquica y actúa como núcleo estructurante de la psique. Esta manera de pensar la imaginación está ligada al poder creador del inconsciente. Es autónoma y originaria. Para él la psique consta esencialmente de imágenes dado que todas las actividades anímicas crean una imagen (Jung 1926, para. 616) y agrega: nosotros vivimos sólo en un mundo de imágenes (Jung 1933, para. 746). La esencia imaginadora del alma (Jung 1926, para. 618) ocupa un lugar preponderante en la actividad psíquica. La naturaleza de la imaginación – dirá Chodorow –  además de ser un proceso simbólico, nos conduce al corazón emocional de los complejos.

Partiendo de esa capacidad ‘imaginadora’ del alma (Jung,1926), la Imaginación Activa -como proceso de diálogo que permite ampliar la comunicación entre la conciencia y el inconsciente- facilitará la fantasía creadora abriendo canales de expresión, develamiento y transformación de la psique. Aquí las emociones juegan un papel importante en relación a las imágenes; Jung en su propio proceso necesitó traducir sus “emociones en imágenes, es decir, hallar aquellas imágenes que se ocultaban tras las emociones”.

Como método, la Imaginación Activa mucho más que favorecer la descarga de emociones a modo catártico, devela significados y restaura heridas anímicas, es decir actúa como posibilidad de producción de nuevos sentidos. Activa en el inconsciente “esa curiosa capacidad que tiene el alma humana para transformarse” (Jung 1928, para. 360), la función trascendente, función innata, que opera en el marco de la autorregulación y compensación de la psique generando una nueva área de cruce de fronteras, en definitiva una nueva actitud simbólica. Permite que el afecto que ha estado retenido o capturado encuentre expresión a través de las imágenes antes que poder ser dichas en palabras.

La atención en los estados internos del cuerpo, las sensaciones corporales y los movimientos operan a modo de puertas que abren la conexión con estadios pre-verbales y experiencias primarias. Nos pueden develar vivencias que han sido disociadas de la conciencia, emociones guardadas en el cuerpo, y que emergen al tomar forma a través del movimiento. Pueden aparecer imágenes olvidadas -algunas pertenecientes al inconsciente colectivo, emociones reprimidas, situaciones traumáticas, instintos primitivos que quedaron como aspectos de la sombra, aspectos vitales y profundos desconocidos para el paciente, necesidades ocultas, talentos anestesiados o imágenes  reparadoras.

La nueva información que viene del inconsciente es puesta luego en palabras para completar la integración consciente del material emergente. Sin embargo, en determinadas ocasiones, cuando surge una respuesta significativa para el paciente, con una alta carga simbólica y el terapeuta empatiza con dicho contenido, puede ocurrir que el silencio -cargado de significado- opere a modo de vaso alquímico donde acontece la transformación. En esos momentos, la palabra es redundante.

La imaginación utiliza el símbolo como lenguaje. Para Jung (1946) imagen y sentido son la misma cosa, en la imagen está el sentido, (sinn-bild). Al activarse la función trascendente se genera ese tercer espacio que habilita la emergencia de nuevas respuestas configurando una nueva posición simbólica, configuración que no existía previamente, otorgando así un nuevo sentido.

Para finalizar

Las imágenes actúan como un puente en la psique: a veces trayendo información y comprensión sobre un estado anímico o un síntoma, otras veces actuando en forma elaborativa.

Experiencias emocionalmente intensas, vividas incluso en los primeros años de vida, que no pueden ser verbalizadas, pueden hacerse presentes a través de imágenes, y pueden ser contadas a través del cuerpo. De este modo se hace visible lo invisible.

A diferencia de las terapias que utilizan sólo la palabra, la intervención del cuerpo hace que los insights, sean verdaderas vivencias ‘encarnadas’. El cuerpo registra ese nuevo hallazgo y queda como conocimiento encarnado, al cual se puede recurrir como imagen. Ambos cuerpo e imaginación actúan como formas de conocimiento.

Finalmente, se trata de prestar atención a la imagen, concentrarse en ella con interés y curiosidad y dejar que la imagen hable por sí misma. Entonces, metafóricamente, ‘las vagas imágenes de la psique pueden ser tocadas con el dedo’ (Bosco, 1954)

BIBLIOGRAFÍA

BECHARA, A., MARTÍNEZ-SELVA J., ROMÁN, F., SÁNCHEZ-NAVARRO J., (2006). Mecanismos cerebrales de la toma de decisiones. Revista Neurológica, 42 (7), 411-418.

CAMBRAY, J. (2009). Synchronicity. Nature and psyche in an interconnected universe.  Texas: A & M University Press.

CHODOROW, J. (1994). Dance therapy and depth psychology. The moving imagination. London & New York: Routledge.

CHODOROW, J. (1997). Jung on active imagination. New Jersey: Princeton University Press.

DAMASIO, A. (2000). Sentir lo que sucede. Cuerpo y emoción en la fábrica de la conciencia.  Santiago de Chile: Editorial Andrés Bello.

DAMASIO, A. (2001). El error de Descartes. Barcelona: Editorial Crítica.

DELIGIANNIS, A. (2012). Cuerpo e Imaginación. Imaginar con el cuerpo en la práctica clínica. Tesis de Maestría en Psicología Analítica Junguiana, Universidad Católica del Uruguay.

DRUBACH, D., BENARROCH, E. & MATEEN, F. (2007). Imaginación: definición, utilidad y neurobiología. Revista de Neurología, 45 (6), 353-358.

GAZZANIGA, M. (2010). Qué nos hace humanos? La explicación científica de nuestra singularidad como especie. Madrid: Ediciones Paidós.

IACOBONI, M. (2009). Las neuronas espejo. Empatía, neuropolítica, autismo, imitación o de cómo entendemos a los otros. Madrid: Katz Editores.

IACOBONI, M. (2011). Las neuronas en espejo o: ¿Cómo leemos el mundo? En: I Jornada Internacional de Neurociencia. Buenos Aires: ADINEU, 22 de marzo de 2011.

JAMES, W. (2007) “Principles of psychology”. New York: Cosimo Classics.

JOHNSON, M. (1992). The body in the mind. The bodily basis of meaning, imagination and reason. Chicago and London: The University of Chicago Press.

JUNG, C. G. (1916). La función trascendente. En: Jung, C. G. (2004). OC 8. Madrid: Editorial Trotta.

JUNG, C. G. (1926). Espíritu y Vida. En: Jung, C. G. (2004). OC 8. Madrid: Editorial Trotta.

JUNG, C. G. (1928). La técnica de la diferenciación entre el yo y las figuras de lo inconsciente. En: Jung, C. G. (2007). OC 7. Madrid: Editorial Trotta.

JUNG, C. G. (1933). Realidad y suprarealidad. En: Jung, C. G. (2004). OC 8. Madrid: Ed. Trotta.

JUNG, C. G. (1934). Consideraciones generales sobre la teoría de los complejos. En: Jung, C. G. (2004). OC 8. Madrid: Editorial Trotta.

JUNG, C. G. (1936). Determinantes psicológicos del comportamiento humano. En: Jung, C. G. (2004). OC 8. Madrid: Editorial Trotta.

JUNG, C. G. (1946). Consideraciones teóricas acerca de la esencia de lo psíquico. En: Jung, C. G. (2004). OC 8. Madrid: Editorial Trotta.

JUNG, C. G. (1980).  Los complejos y el inconsciente. Madrid: Alianza Editorial.

JUNG, C. G. (1981). Recuerdos, sueños y pensamientos. Barcelona: Editorial  Seix Barral.

JUNG, C. G. (1998). Seminar on Nietzsche’s Zarathustra. New Jersey: Princeton University Press.

KALFF, D. (1980). Sandplay. A psychotherapeutic approach to the psyche. Santa Mónica, CA: Sigo Press.

KANDEL, E. (2008). En busca de la memoria. El nacimiento de una nueva ciencia de la mente. Buenos Aires: Katz Editores.

KNOX, J. (2008). Archetype, attachment, analysis. Jungian psychology and the emergent mind. New York: Routledge.

KNOX, J. (2010). Response to ‘Emotions in action through the looking glass’. Journal of Analytical Psychology, 55, 30-34.

KOBAYASHI, M., TAKEDA, M., HATTORI, N., FUKUNAGA, M., SASABE, T., INOUE, N., et al. (2004). Functional imaging of gustatory perception and imagery: ‘topdown’ processing of gustatory signals. Neuroimage, 23, 1271-82.

KOSSLYN, S. (2005). Mental images and the brain. Cognitive Neuropsychology, 22 (3/4), 333-347.

LAKOFF, G., JOHNSON, M. (1999). Philosophy in the flesh. The embodied mind and its challenge to western thought. New York: Basic Books.

LE BRETON, D. (2008). Antropología del cuerpo y modernidad.  Buenos Aires: Nueva Visión.

LeDOUX, J. (1996). The emotional brain. The mysterious underpinnings of emotional life. New York: Simon & Schuster Paperbacks.

LEVY, F. (Ed.). (1995). Dance and other expressive art therapies. When words are not enough. New York & London: Routledge.

MELTZOFF, A., MOORE, M. (1977). Imitation of facial and manual gestures by human neonates. Science, 198, 75-78.

MERLEAU-PONTY, M. (1969). Filosofía y lenguaje. Buenos Aires: Editorial  Proteo.

NANCY, J-L. (2003). Corpus. Madrid: Arena Libros.

NIETZSCHE, F. (2007). Así habló Zaratustra. Buenos Aires: Alianza Editorial. Traducción de Andrés Sánchez Pascual.

PANKSEPP, J. (1998). Affective neuroscience. Oxford: Oxford University Press.

PLATÓN (1966 versión). Diálogos. Fedón, el Banquete, Gorgias. Buenos Aires: Espasa-Calpe, Colección Austral.

RIZZOLATTI, G., CRAIGHERO, L. (2004). The mirror neuron system. Annual Review of Neuroscience, 27, p. 169-192.

SCHORE, A. (2003). Affect regulation and the repair of the Self. New York: W. W. Norton.

SPINOZA, B. (1987). Ética. Madrid: Alianza Editorial.

STROMSTED, T. (1998). The dancing body in psychotherapy. Reflections on somatic psychotherapy and authentic movement. En P. Pallaro (Ed.). (2007), Authentic Movement: Moving the body, moving the self, being moved. A collection of essays (pp. 202-220). London and Philadelphia: Jessica Kingsley Publishers.

VARELA, F. (2000). El fenómeno de la vida. Santiago de Chile: Dolmen Ediciones.

VARELA, F., THOMPSON, E., ROSCH, E. (2005). De cuerpo presente. Las ciencias cognitivas y la experiencia humana. Barcelona: Editorial Gedisa.

WHITEHOUSE, M. (1970). Reflections on a metamorphosis. En P. Pallaro (Ed.) (2000) Authentic Movement. Essays by Mary Starks Whitehouse, Janet Adler and Joan Chodorow (pp. 58-62). London and Philadelphia: Jessica Kingsley Publishers.

WILKINSON, M. (2007). Coming into mind. The mind-brain relationship: a jungian clinical perspective. New York: Routledge.

WYMAN-McGINTY, W. (1998). The body in analysis: Authentic movement and witnessing in analytic practice. Journal of Analytical Psychology, 43, 239-260.

Nota

[1] Del griego arjé (arce): lo primero, lo primigenio, y tékton (tekton): artesano, constructor, de donde deriva tectónico: lo relativo a la estructura de la corteza terrestre y los movimientos que la originaron.

Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el enlace permanente.