Comprensión Junguiana de la esquizofrenia – Yehuda Abramovitch – Copenhague

Yehuda Abramovitch

Médico Psiquiatra en Beer Yaakov-Centro de Salud Mental- y de la Facultad Sackler de Medicina de la Universidad de Tel Aviv. Analista junguiano senior de la IAAP, Instituto Israelí de Psicología Junguiana. La siguiente es la conferencia plenaria que presentó el autor el jueves 22 de agosto de 2013 en el XIX Congreso Internacional de Psicología Junguiana que se llevó a cabo del 18 al 23 de agosto de 2013, en la ciudad de Copenhague, Dinamarca. Corresponde a la traducción oficial de la IAAP al español, realizada por los miembros de ADEPAC Juan Carlos Alonso y Ana Rico de Alonso, y su divulgación por este medio fue autorizada por el autor. Su correo es  Yehuda.Abramovitch@gmail.comEl resto de ponencias plenarias están siendo traducidas en la Página Web exclusiva para Miembros de ADEPAC.

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Video de la conferencia

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1. Hace unos meses, cuando estaba trabajando en esta presentación, un colega me pidió hacer una consulta, que se requería con fines forenses. Voy a contar la historia en pocas palabras y luego retomaré unas reflexiones relevantes para esta charla. Teníamos que entregar un dictamen pericial en el caso de una mujer joven, de 23 o 24 años de edad, acusada de haber asesinado a sus hijos. La historia era terrible y había tenido mucha resonancia en las noticias. Una mujer joven, de un asentamiento Beduino en el sur del país, esperó a que su marido saliera a trabajar y luego mató a sus tres hijos. La historia contenía mucho más. Parecía que ella había matado al bebé, luego al hermano que tenía uno o dos años, y el hijo mayor de dos o tres años se escapó gritando que la madre lo estaba golpeando. Fue atendido por unos vecinos colaboradores quienes lo calmaron y lo llevaron de regreso a donde la madre, quien después lo mató. Estaba seguro de que iba a encontrarme con una moderna Medea, una malvada hechicera incitada por quién sabe qué motivaciones oscuras o, al menos, un monstruo inhumano muy perturbado. Me sorprendió encontrar a una mujer joven, limpia, ordenada, atractiva, incluso coqueta. Hablaba bien el hebreo (algo no muy común en las mujeres beduinas jóvenes). Provenía de una familia tradicional, fue a la escuela y se graduó de secundaria (de nuevo, algo no muy común). Esperaba llegar a ser enfermera, e incluso, tal vez médica. De hecho, tenía buenas calificaciones y si hubiera hecho la solicitud, hubiera podido ser tenida en cuenta y tenía buenas posibilidades de ser aceptada en una de nuestras escuelas de medicina. Pero antes de que ella pudiera comprenderlo, a la edad de 17 años, obligada por su familia y por las tradiciones, se encontró casada con un primo veinte años mayor que ella. Al poco tiempo estaba embarazada, y luego otra y otra vez. Su esposo salía temprano a trabajar y regresaba tarde en la noche; a su alrededor había muchos miembros de la familia mirando cómo se comportaba. Con el tiempo descubrió que su marido estaba a punto de tomar una segunda esposa. Por años, había tenido un «GENI», una especie de espíritu maligno que hablaba con ella, diciendo palabrotas y presionándola para que se suicidara o matara a su marido o a sus hijos. Ella luchó contra esta voz, que se fue haciendo cada vez más presente, más difícil de resistir, hasta que un día ella cedió, y se rindió al GENI.

¿Estaba enferma? ¿Era esquizofrénica? ¿Debería ser declarada no apta para ser juzgada? ¿En todo caso, qué tan útiles son las enseñanzas de Jung hoy en día, para arrojar luz sobre esta tragedia humana?

Retomaré estas preguntas más tarde.

2. La psiquiatría moderna comenzó con la Revolución Francesa y, probablemente, el primer psiquiatra moderno fue el médico revolucionario francés August Pinel. Siendo un hombre que iba con el espíritu de su tiempo, Pinel creía que la condición natural del ser humano es ser libre, es decir, ser responsable de su propio destino, ser capaz de tomar decisiones y de dar un sentido a su vida. Los locos, los llamados lunáticos, eran aquellos que debido a una enfermedad cerebral habían sido separados de su verdadera naturaleza. Para él, en razón de su enfermedad, se habían vuelto incapaces de decidir sobre su futuro. Según Pinel, el tratamiento de los alienados consiste no sólo en curar la enfermedad cerebral sino en ayudarles a volver a ser verdaderos seres humanos, personas libres. Con base en esta ideología se fundaron los primeros hospitales psiquiátricos modernos.

De algún modo, todos somos seguidores de Pinel, pero sólo hasta cierto punto. Todos creemos que para que alguien esté mentalmente enfermo, debe haber una patología cerebral subyacente, una cierta vulnerabilidad heredada, pero tendemos a ignorar los otros aspectos de las ideas de Pinel.

Hoy en día, cuando una persona querida está afectada por una enfermedad grave, cáncer por ejemplo, todos la animamos a luchar por su salud, a ser valiente y someterse a tratamientos dolorosos. Creemos que un espíritu fuerte marcará la diferencia en muchos casos (por desgracia no siempre) entre una enfermedad terminal, y, cada vez con mayor frecuencia, una condición grave, pero tratable. Cuando a una persona cercana a nosotros se le diagnostica esquizofrenia, la mayoría de nosotros sentimos compasión por ella y por sus familiares, la miramos como víctima de su patología cerebral y, como máximo, la alentamos a seguir los consejos médicos, tomarse los medicamentos, etc. No tendemos a darle aliento para que luche por su cordura.

En este aspecto de la esquizofrenia es muy refrescante recordar las enseñanzas de Jung.

La investigación del siglo XXI en el campo de la enfermedad mental se caracteriza por enormes esfuerzos humanos, la inversión de inmensos recursos financieros y descubrimientos impresionantes en áreas como genética humana, bioquímica, epidemiología y escáner. ¿Pero nuestra mayor comprensión del funcionamiento del cerebro en la salud y en la enfermedad,  tiene un impacto suficiente sobre el destino del individuo?

Antes de hacer un breve «Tour d’Horizon» o visión de conjunto del estado del arte en el campo de la esquizofrenia, recordemos una vez más la perspectiva junguiana.

5. El término esquizofrenia fue acuñado por Bleuler en 1908, en el hospital Burgholzli en Zurich. Este término fue una reacción al de «Síndrome de Demencia Precoz » acuñado por Kraepelin, su colega y contemporáneo, porque, en palabras de Bleuler: «Hoy incluimos pacientes a quienes no llamaríamos ‘dementes’ ni tampoco exclusivamente a víctimas de un deterioro temprano en la vida.» Él hacía referencia con este término a un proceso de enfermedad caracterizado por la destrucción de las conexiones internas de la personalidad. Una alteración específica en el pensar, sentir o relacionarse con el mundo externo. En el proceso, la personalidad pierde su unidad y falla en la integración de los diferentes complejos. El transcurso de la enfermedad es unas veces crónico, otras está  marcado por ataques intermitentes que pueden detener o hacer retroceder a cualquier estadio, pero no permite una completa «restitutio ad integrum». Bleuler establecía una diferencia entre los síntomas fundamentales en las áreas del pensamiento, el sentimiento y la voluntad,  y los síntomas secundarios (¿compensatorios?) como delirios y alucinaciones.

6. Durante estos años Bleuler trabajó con dos asistentes jóvenes, Jung y Binswanger. Este último fue el padre fundador del análisis existencial. No es de extrañar que al trabajar juntos en estos años de formación, Jung y Binswanger se influyeran mutuamente y las huellas del pensamiento existencialista se encuentren en muchas de las obras posteriores de Jung, en particular en el campo de las psicosis en el que trabajaron juntos y desarrollaron más las ideas de Bleuler. Para Jung, la investigación y la comprensión del proceso psicótico es fundamental en la formación y consolidación de la Psicología Analítica. Sus trabajos en el campo de la esquizofrenia se encuentran a lo largo de todos sus años productivos, de 1907 hasta 1958. Para Jung la esquizofrenia se producía por un «Abaissement du Niveau Mental», una disminución del umbral de la conciencia, provocada por una peculiar «Faiblesse de la Volonté» (nociones tomadas de Janet). Este debilitamiento de la voluntad se expresa en forma de un tren de pensamientos que no se lleva hasta su conclusión lógica, sino que es interrumpido por contenidos ajenos que no están suficientemente inhibidos. Como resultado de esta disminución de la conciencia, contenidos de los complejos asumen el control, y se pone en peligro el predominio de la conciencia del ego. A diferencia de los estados neuróticos en los que los complejos conservan una conexión con el ego y se mantiene la unidad de la personalidad, en la esquizofrenia esta conexión puede perderse completamente. En la esquizofrenia, los complejos desconectados nunca se reintegran a la totalidad psíquica o, si pueden unirse en la remisión, será como «un espejo roto en pedazos»

7. Algunos elementos indispensables con respecto a la teoría de la esquizofrenia en Jung son: la reducción de los niveles de conciencia llega a profundidades que rara vez se alcanzan en condiciones neuróticas, liberando, descargando y constelando materiales arquetípicos profundos que habían sido inhibidos y reprimidos por el ego. Naturalmente, estas condiciones nos recuerdan los sueños, en especial los «grandes sueños» experimentados en las encrucijadas de nuestra existencia. De hecho, existe mucha similitud entre la psicosis y el sueño. Fue una contribución original de Jung entender la psicosis como un sueño sin dormir, o para decirlo en sus propias palabras: «El soñador está normalmente loco, o esa locura es un sueño que ha sustituido a la conciencia». Ejemplos de un fragmento de sueño y de un fragmento de narración de un paciente psicótico agudo, mostrarán la similitud:

«… Entonces estoy con S. y otras chicas desconocidas en una especie de casa nueva, moderna, rica, y todo (el techo de las habitaciones, etc.) es redondo. Entre las habitaciones no hay puertas, sólo vidrio y todo es transparente. De repente, no sé qué pasa pero estoy sola. En el piso hay unas elaboradas piedras triangulares de vidrio y me doy cuenta que no son de este mundo. Están un poco levantadas por encima del suelo y activadas por mis movimientos. Me ven. Cuando paso cerca de ellas comienzan a girar y luego se rompen en miles de afiladas astillas de vidrio en la habitación. Debo huir a otra habitación. Me di cuenta que las piedras eran malas, y que apuntaban a matarme. Traté de escapar y mientras corría, activaba más y más piedras de vidrio. Me sentí agotada de moverme de habitación en habitación y sentí que iba a morir.

Y cada noche D. (mi esposo), como si pusiera a S. (mi hijo) en la cama, lo mata, y por la mañana lo resucita».

En efecto, sin conocer el contexto, no será fácil de adivinar de qué se trata.

8. El complejo esquizofrénico tiene sus peculiaridades: Elementos de un complejo normal o neurótico están bien desarrollados, incluso hipertrofiados en razón de su valor energético incrementado. El complejo esquizofrénico se caracteriza por un deterioro y una desintegración particulares, dejando sin perturbación el campo de la atención. Parecería como si en la esquizofrenia los complejos se estuvieran destruyendo a sí mismos al distorsionar sus propios contenidos. Estos complejos no parecen extraer energía de otros procesos mentales sino que devoran su propia energía, reduciendo sus cimientos y dejando la personalidad empobrecida (o residual, para expresarlo en términos modernas). Mientras que la disociación neurótica nunca pierde su carácter sistemático, la esquizofrenia muestra una imagen de aleatoriedad no sistemática en la que la continuidad de significado está a menudo mutilada hasta el punto de ininteligibilidad. La imagen de la disociación de la personalidad en la esquizofrenia es diferente de lo que se ve en otras situaciones la escisión de figuras adopta nombres y personajes grotescos, persecutorios o muy exagerados. No cooperan con la conciencia del ego y lo atormentan a menudo. Hay un aparente caos de visiones y voces y personajes abrumadores y extraños. En la esquizofrenia el abaissement llega a un grado nunca oído en la neurosis los cimientos mismos de la personalidad están deteriorados. A los contenidos normalmente inhibidos del inconsciente se les permite ahora invadir la conciencia.

9. Este problema de la disminución del nivel de conciencia y la actitud individual frente a esto, son para mí la principal lección que se deriva  de la enseñanza de Jung:

«Cualquier abaissement, uno que conduzca a la neurosis, implica un debilitamiento del control supremo. Una neurosis es una disociación relativa, un conflicto entre el ego y una fuerza resistente basada en contenidos inconscientes. Todo neurótico lucha por la supremacía de la conciencia del  ego y el sometimiento de las fuerzas inconscientes. Un paciente que se deja llevar por la intrusión de contenidos extraños del inconsciente, un paciente que se identifica con los elementos morbosos, y no lucha con ellos, o incluso lo fascinan, se expone a la sospecha de Esquizofrenia (¡fascinado por la regresión!). El abaissement puede llegar a un grado extremo en el que el ego pierde todo su poder

10. Un breve ejemplo para reforzar este punto: M., un joven profesional de casi cuarenta años me fue remitido unos pocos meses después del nacimiento de su primer hijo. Él había estado con su esposa en la sala de partos. Se presentaron complicaciones y se terminó utilizando fórceps. Presenció el trabajo del ginecólogo con sus manos en el interior del cuerpo de su esposa. Vio la sangre. Poco a poco se fue sintiendo más y más humillado, sintió que su esposa estaba siendo mancillada. No pudo volver a tener intimidad con ella, comenzó a desarrollar creencias extrañas y hostiles hacia los ginecólogos varones, tenía impulsos asesinos con ese médico y comenzó a rondar su casa esperando atacarlo; tenía visiones recurrentes de su esposa siendo despedazada en el hospital sintiendo una urgencia creciente de salvar a la sociedad de los perversos y malvados ginecólogos.

Sin embargo sentía que algo iba mal, y cada vez que se sentía abrumado por sus visiones e impulsos agresivos, se mordía hasta hacerse sangrar, para que el dolor físico debilitara sus fantasías y lo pusiera de nuevo en contacto con la realidad. Un día estaba tan atormentado por sus poderes destructivos internos que tuvo que salirse de la oficina, sentarse en un jardín público mordiéndose y hablando consigo mismo en voz alta. Como estaba llamando la atención, se le acercó un policía que quiso remitirlo a las urgencias psiquiátricas más cercanas. Afortunadamente se las ingenió para no ser hospitalizado.

Podemos imaginar que si hubiera sido hospitalizado, lo habrían sometido a estrecha vigilancia, altamente medicado, probablemente diagnosticado, y en grave peligro de iniciar el camino esquizofrénico.

Regresaré luego a M. así como a la primera paciente.

11. Ahora vayamos a lo que es la esquizofrenia en la «era del cerebro» y a las tendencias actuales de investigación.

Como definición, la esquizofrenia es un síndrome psiquiátrico devastador, con un riesgo de morbilidad promedio de 7,2 por 1.000. La edad de inicio suele ser la adolescencia o la edad adulta temprana; es muy rara después de la quinta década y en la infancia. Todas las causas de mortalidad se multiplican por 2,6 para los pacientes con esquizofrenia, con un exceso de muertes, principalmente por suicidio, durante la fase temprana de la enfermedad, y más tarde, por complicaciones cardiovasculares. La esquizofrenia generalmente tiene un curso crónico, aunque con patrones fluctuantes y discapacidad cognitiva. Su sello distintivo es la psicosis, caracterizada principalmente por síntomas positivos, en especial, alucinaciones y delirios, con frecuencia acompañados de síntomas negativos (déficit) como reducción en las emociones, el habla y los intereses así como desorganización en el lenguaje y la conducta.

La diapositiva nos muestra la definición actual del síndrome, según el DSM, mostrando lo lejos que estamos hoy de la definición original de Bleuler. La definición original consideraba los delirios y alucinaciones como atributos secundarios y no como atributos necesarios de la enfermedad, en contraste con los cuatro síntomas fundamentales (Autismo, Asociación, Ambivalencia y Afecto). Para Jung, los síntomas secundarios deben entenderse como de origen psicógeno. En cuanto a los fundamentales, debatió consigo mismo sobre si deberían considerarse como resultado de una vulnerabilidad constitucional congénita, o como resultado de «… Una emoción inicial que da origen a alteraciones metabólicas. Estas emociones parecen estar acompañadas de procesos químicos que provocan alteraciones o lesiones temporales o crónicas específicas». (Carta al presidente de un simposio sobre Conceptos Químicos de la Psicosis, realizado en el segundo Congreso Internacional de Psiquiatría de Zúrich septiembre 1-7,1957).

12. ¿Es la esquizofrenia una enfermedad hereditaria?

Teniendo en cuenta los factores de riesgo familiares, no debe extrañar que el desciframiento del genoma humano haya generado esperanzas de descubrir los secretos subyacentes de la esquizofrenia. Hasta el día de hoy se han probado más de 1.000 genes en asociación con la enfermedad. La esperanza es que el hallazgo de un gen o de una asociación de genes abra el camino para identificar una proteína específica que se encuentre en el fondo del trastorno. A medida que se profundiza en la investigación, se tiene mayor claridad sobre lo difícil que es investigar la condición que llamamos esquizofrenia. En el terreno de la clínica, comparte características clínicas con una gama de otros trastornos psiquiátricos y necesita ser diagnosticada con alta precisión. De otra parte, la transcripción de proteínas es mucho más complicada de lo que se había predicho, incluso si se identifican los genes implicados en la enfermedad psiquiátricaPor mucho que aún quede por aprender del desarrollo de la genética humana, debemos tener en cuenta que incluso entre gemelos monocigóticos que comparten exactamente la misma carga genética, hay una concordancia para la esquizofrenia de menos del 50%, e incluso,  la mayoría de los pacientes esquizofrénicos no tiene un enfermo entre sus parientes de primer grado.

13. El campo en desarrollo del escaneado cerebral es la segunda área que suscita grandes expectativas. La estructura de vida y el funcionamiento del cerebro, vistos en tiempo real, son un desafío a la esperanza de comprender «lo que salió mal». Las principales técnicas utilizadas investigan la estructura o la función. Los primeros resultados, que datan de los años ochenta y noventa, con la introducción de la tomografía computarizada, mostraron el ensanchamiento de los ventrículos intra-cerebrales y la atrofia de la materia gris en los esquizofrénicos crónicos, comparados con sujetos sanos. Estos resultados suscitaron numerosas objeciones. No estaba claro si estos hallazgos estructurales eran la causa o el efecto del proceso psicótico. Podrían haber sido incluso el resultado de años de medicación psicotrópica. 

Otras técnicas han buscado demostrar que el cerebro funciona como el fMRI con las que por ejemplo, podemos detectar diferencias funcionales entre controles sanos alucinatorios y no alucinatorios. Se observa claramente en las imágenes que los centros neuronales adicionales se activan en los sujetos que alucinan. No obstante, la pregunta misma sigue siendo: ¿Es la ejecución cerebral de una “orden” dada por una función jerárquica más alta la manera en que se activa una neurona para iniciar un movimiento, o la decisión de ejecutar la orden viene de otra parte, o hay un defecto detectable en el funcionamiento del tejido cerebral que inicia las percepciones sin estímulos externos? Otra técnica es el escáner PET, que muestra las diferencias en el nivel de metabolismo de los diferentes centros del cerebro activados durante diferentes procesos.

Así que en realidad tenemos maneras de comenzar a entender el funcionamiento del cerebro, pero está por verse si estos hallazgos van a descuidar al paciente por concentrarse en el cerebro o si nos irán a ayudar a comprender a los psicóticos.

14. Una nueva generación de medicamentos psicotrópicos apareció en el mercado a comienzos de los años noventa. Se suponía que iban a ser la siguiente revolución farmacológica, después de la primera que tuvo lugar en los años cincuenta del siglo pasado, con la introducción del primer fármaco neuroléptico moderno. Actuaban sobre nuevas categorías de neurotransmisores y se esperaba que fueran más eficientes y casi sin efectos secundarios. Su lanzamiento estuvo acompañado por una agresiva campaña de los laboratorios a nivel mundial, con abundancia de dinero y de regalos (más o menos disfrazados) distribuidos a las instituciones y a los psiquiatras para fomentar su introducción. Esta Segunda Generación de Antipsicóticos, aunque mucho más costosa, se ha convertido en la actualidad en la primera línea de tratamiento. Han surgido nuevas clases de efectos secundarios, no encontrados antes. Ya no están los pacientes parkinsonianos tan característicos de los antiguos pabellones de psiquiatría, sino que hay más pacientes obesos en la actualidad, en riesgo de desarrollar Diabetes, Hiperlipidemias, y complicaciones Cardiovasculares. Dos estudios importantes, el CATIE en los EE.UU. y el EUFEST en Europa, financiados con fondos públicos, sin intereses comerciales, muestran la misma eficacia en los medicamentos anti-psicóticos de Primera y Segunda generación dejando al médico y al paciente la elección de los efectos secundarios menos deseables.

15. Común a todos los esfuerzos investigativos para conectar las ciencias del cerebro con la enfermedad mental, está el empeño de formular estructuras y categorías  biológicas o clínicas, a diferencia del psicoanálisis, que continúa buscando el significado y lo personal.

16. ¿De todas las personas afectadas con tendencias psicóticas, quiénes se volverán esquizofrénicas y qué lecciones debemos tener en cuenta de las enseñanzas de Jung, en el año 2013?

Como podemos ver en esta diapositiva, la prevalencia de la psicosis supera por mucho la prevalencia de la esquizofrenia. Es sorprendente ver lo cercana que está la observación actual con la observación de Jung. En 1957, cinco años después de la revolución psicofarmacológica, escribe: «El número de psicosis latentes y potenciales es sorprendentemente elevado en comparación con los casos manifiestos. Sin poder ofrecer estadísticas exactas, calculo una proporción de 10:1”

17. El problema es quién, entre las personas con una vulnerabilidad específica, se volverá esquizofrénico y quiénes experimentarán remisión.

A esta altura, me gustaría compartir mi experiencia personal de más de treinta años como psiquiatra, en un trabajo intenso con esquizofrénicos. Considero que la esquizofrenia es la enfermedad de los pobres y de los miembros menos favorecidos de la sociedad. El paciente esquizofrénico típico (y, por supuesto, no todos) es un joven,  hombre o mujer, que por lo general proviene de una familia disfuncional, a menudo con un solo progenitor presente quien suele estar desempleado, es alcohólico o débil; de un estrato socioeconómico bajo, de familia inmigrante bien sea de una cultura diferente o una víctima de la urbanización; es común que haya cometido delitos menores y haya experimentado con drogas, principalmente con drogas OTC, que presente déficits neurológicos menores (como el déficit de atención o similares), que no puede pagar una buena terapia, y sobre todo, sin esperanza de un futuro mejor ni motivación para luchar por su cordura. Esta persona, que probablemente nació con una vulnerabilidad heredada, puede un día, como respuesta al estrés o a un evento en su vida, descompensarse hacia una psicosis aguda o una subclínica (prodrómica). A partir de este momento, la lucha por la supremacía de la conciencia del ego, el recurrir a la fuerza de voluntad contra la «Faiblesse de la Volonté», que describe Jung de manera tan bella, deben basarse en las perspectivas que se tengan para recuperar la realidad, es decir, enfrentar la vida. ¿Qué ofrece este futuro? En una sociedad estratificada, competitiva, basada en la tecnología, cuando uno se siente inadaptado, es muy tentador rendirse y someterse a la atracción del inconsciente colectivo.

18. Encuestas epidemiológicas de gran tamaño, sustentan esta tesis. Los estudios epidemiológicos de calidad se basan en registros de los centros de reclutamiento para el servicio militar, como el de Suecia, mostrado en la diapositiva. Los registros de la Junta Nacional de Reclutamiento de Israel son muy útiles , ya que combinan la evaluación de todos los adolescentes, con el registro nacional de hospitalización psiquiátrica. De allí se puede aprender que un diagnóstico psiquiátrico previo de no psicosis predispone, hasta cierto punto, a un posterior diagnóstico de esquizofrenia. Más luces arroja la siguiente diapositiva que demuestra cómo entre más bajo sea el contexto socio económico, mayor será la probabilidad de ser hospitalizado y diagnosticado con esquizofrenia. Ser inmigrante, y específicamente inmigrante de una sociedad distante, será también un factor de riesgo. Ser inmigrante de la antigua Unión Soviética en Israel puede ser un factor de riesgo de enfermedad mental, pero tendrá mucho mayor riesgo un inmigrante rural de Etiopía que tenga que adaptarse a una forma de vida muy diferente.

19. Regreso a los pacientes con los que inicié esta presentación. M., el joven profesional que acompañó a su esposa a la sala de maternidad y al poco tiempo se descompensó hacia la psicosis, es de todos modos, un hombre valiente. Lucha por su conciencia del ego, se esfuerza dolorosamente por permanecer en contacto con la realidad y tiene muy buenas posibilidades para su futuro. Por otra parte, M. es nacido en Israel, vive y trabaja en mismo medio y con el idioma con el que se crió; creció dentro de un buen entorno familiar, está casado y tiene un ingreso promedio. Tal vez el factor adicional más importante sea que tiene la suerte de poderse pagar una terapia razonablemente buena y continua.

La joven beduina se encuentra en una situación totalmente diferente, por cuanto su conciencia del ego enfrenta una situación insostenible. Para ella, no hay vuelta atrás, e incluso si hubiera una vía, no la tomaría. Para ella, las imágenes del inconsciente colectivo, incluso cuando son atormentadoras, son una mejor alternativa.

20. Las lecciones que se pueden aprender de la herencia de Jung en el campo del tratamiento de la psicosis son multifacéticas. Incluso dentro de nuestra comunidad y sin duda, en el público en general, Jung es visto en gran medida, como un pensador espiritual, místico y religioso. Los otros aspectos de sus enseñanzas, ser un clínico agudo y bien fundamentado, con frecuencia se olvidan e ignoran. En ocasiones pudo haber sido demasiado optimista al afirmar, por ejemplo, en 1957: «Hace cerca de cincuenta años que me convencí, a través de la experiencia práctica, que los trastornos esquizofrénicos pueden ser tratados y curados por medios psicológicos». Aun así, ahora en la «Era del Cerebro», cuando podemos ver y observar el funcionamiento del cerebro en tiempo real, cuando el código genético humano divulga sus secretos, cuando miramos a la enfermedad mental a través de la perspectiva de las estadísticas, los grupos de síntomas, la relación costo-beneficio, cuando nos fijamos en lo homogéneo y no en lo particular, es especialmente estimulante para el terapeuta recordar las palabras de Jung en 1939: «El otro hecho que me impresionó es el descubrimiento que hice cuando comencé mi práctica psicoterapéutica: quedé sorprendido por el número de esquizofrénicos a los que casi nunca vemos en los hospitales psiquiátricos. Estos pacientes insisten en el tratamiento y me encontré, leal discípulo de Bleuler, metiendo la mano en casos que nunca hubiéramos soñado tocar si los hubiéramos tenido en la clínica; casos indudablemente esquizofrénicos, incluso antes del tratamiento. Me sentí irremediablemente anticientífico cuando los trataba  –y después del tratamiento me dijeron que nunca podrían haber sido esquizofrénicos–», y continúa: «Incluso cuando no estoy muy optimista sobre un paciente, trato de darle tanta psicología como él pueda resistir, porque he visto muchos casos en que los ataques posteriores fueron menos severos y el pronóstico fue mejor, como resultado de una mayor comprensión psicológica”.

Existen por supuesto, limitaciones a la comprensión de Jung de la esquizofrenia; nunca trabajó, por ejemplo, sobre la peculiaridad del complejo esquizofrénico, cómo y por qué energéticamente es tan diferente del complejo neurótico inflacionado y por qué es autodevorador. Nunca se refirió a las razones de la enajenación del entorno que siente el paciente y que lo lleva a darse por vencido. Sin embargo, hizo hincapié en la centralidad de la responsabilidad que uno tiene frente a su salud mental, y en el respeto que todos debemos tener hacia aquellos que no se dejan llevar por la intrusión de esos extraños contenidos que surgen del inconsciente.

 

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