Alquimia y Psicoterapia

Gonzalo Himiob

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Médico psiquiatra y analista junguiano, miembro de la International Association for Analitical Psychology (IAAP) y de la Asociación Venezolana de Psicología Analítica (AVPA). La siguiente fue una conferencia dictada en la Galería de Arte Nacional de Caracas, Venezuela en noviembre de 1997. Email: mailto:ghimiob@gmail.com

La peor forma de la maldad es la carencia de imaginación. La fantasía, la imaginería constituyen por si mismas la esencia y el alimento del alma. Un mundo sin imaginación es un mundo sin alma, desalmado.

Cuando el alquimista se encierra en su laboratorio, enciende su «hornillo de atanor,»  se inclina sobre su obra y vuelca su fantasía sobre lo que allí observa, más que buscar la piedra filosofal que le permita transmutar los metales en oro lo que persigue es el desarrollo de su propia psique. Trata de entender, en el campo de la imaginación, los misterios de su alma. Reflexiona, así mismo, sobre los misterios del Anima Mundi, del alma común de los seres vivos.

Un viejo axioma de los alquimistas establece: «Aurum nostrum non est aurum vulgi,» con el cual afirman que el oro que ellos persiguen no es el oro metálico. La concepción moderna de que los alquimistas buscaban el arcano, la sustancia fundamental a partir de la cual todos los cuerpos pudieran ser transmutados en oro, no es más que una perversión de su pensamiento. Su búsqueda del oro era  la manifestación metafórica de una realidad  de mayor trascendencia, esto es, de la evolución del alma en su tránsito hacia la Individuación.

Ahora bien, ¿Qué es esto que los analistas llamamos individuación? ¿Porqué es importante para nosotros y para los alquimistas la comprensión de este proceso? ¿Por qué hombres y mujeres, desde tiempos inmemoriales, han dedicado su vida a una pesquisa tan poco práctica, desde el punto vista de nuestra sociedad triunfalista y facilista, como es la del desarrollo y reflexión en los misterios del alma y de la vida? ¿Porqué afirmamos que el psicoanálisis, en cualquiera de sus formas, fascina a los seres humanos, especialmente a aquellos de elevado desarrollo y sofisticación psíquica? ¿Qué nos hace reunirnos aquí hoy? ¿Por qué nos encanta esa imaginería medieval alquímica a los hombres y mujeres del siglo XXI?

En este breve espacio de tiempo voy a tratar de dar mi visión y mis opiniones al respecto. Con ello no pretendo dar contestación a estos interrogantes  ni mucho menos sentar cátedra. Lo único que deseo es poder compartir experiencias y reflexiones.

El camino de la Individuación consiste en venir a ser lo que intrínsecamente somos. Cumplir con la entelequia, con el paradigma de lo que somos. Cada individuo nace con un código genético y arquetipal que debe satisfacer, su no satisfacción produce sufrimiento, un «Pathos» que en el sentido griego quiere decir emoción, es decir aquella desazón que nos mueve.

Durante la primera mitad de la vida nuestra intención es poder salir del estado paradisíaco e infernal de la inconsciencia primordial. Es construir nuestro entorno y nuestro intorno, es centrar en el Yo y en la realidad objetal la existencia y la psique.

La tragedia comienza a gestarse en la segunda mitad de la vida cuando, todo aquello para lo cual hemos trabajado entra en cuestionamiento y el alma debe buscar un nuevo centro. Lo que tan ardua y dolorosamente se ha construido debe ser destruido para que una nueva vida, centrada en el Self y no en el Yo, pueda florecer. La esencia de lo vivido se diluye, se calcina, se mortifica, los cuerpos mueren y de su putrefacción florece una nueva existencia.

La alquimia nos ofrece un rico material imaginativo. Decíamos al principio que una de las más conspicuas formas de maldad es la carencia de imaginación. Un ser sin fantasía no es más que un organismo cibernético. Considero a la fantasía el aparato del alma y su alimento. Un organismo que carezca de ella es un ser desalmado. Una de las cosas más terribles a las cuales un individuo, o una sociedad, se puede enfrentar es a un intelecto sin imaginación y sin afecto, es decir,  a una invalidez de Eros imaginativo.

Los alquimistas, encerrados en su laboratorio, cultivan y ejercen esta inefable condición del alma, proyectan sobre la materia su proceso y observan crípticamente los cambios que se dan en la retorta que no es otra que su alma. El objetivar y proyectar los cambios que allí ocurren les da un asidero para la comprensión de sí mismos.

La comprensión de la alquimia, como una metáfora para el entendimiento del desarrollo del alma, le ofrece a Jung la primera objetivación para su teoría de la psique personal y colectiva. Se sorprende de como la imaginería alquímica  es revivida en los sueños de sus pacientes y en los propios. Igualmente en mi práctica y en mí mismo, he sido testigo asombrado de la emergencia de esta imaginería.

Por los años setenta, durante un doloroso proceso analítico tuve el siguiente sueño:

«Estoy en el centro, de los cuatro extremos del mundo vienen cuatro jinetes, del Norte un jinete blanco, del Sur uno rojo, del Este uno verde y del Oeste un jinete azul.»

En aquellos momentos de turbulencia se acompañan estas imágenes de pinturas de formas redondas con flores de cuatro pétalos en su centro, el pétalo superior no está totalmente abierto. Después del sueño reseñado el pétalo se abre totalmente.

Con la ayuda analítica del momento y estudios posteriores pude descifrar el sentido de estas imágenes. Los jinetes representan los elementos básicos, aire, fuego, agua y tierra. Ellos debían integrarse en mi psique para poder iniciar el proceso de profundización en mi alma. La forma circular con sus cuatro pétalos era un Mandala capaz de estructurar y contener el caos primordial. El Caos es una de las formas de aparición de la Prima Materia alquímica, ella debía ser contenida en el círculo protector del Mandala.

Más tarde encontraría que este sueño, en forma muy similar, es reportado por Edinger en su libro «Anatomía de la Psique» (Pág. 3) Lo cual nos permite inferir la cualidad arquetipal–Universal–de esas imágenes oníricas. Las imágenes arquetípicas aparecen en los sueños que provienen del Inconsciente Colectivo y son patrimonio de todos.

Para Jung:

«Muy pronto me percaté que la psicología analítica coincidía en forma muy curiosa con la alquimia. Las experiencias de los alquimistas eran, en esencia, mis propias experiencias, y su mundo era mi mundo…»  …»Yo estaba asombrado por la contraparte histórica de mi psicología del inconsciente.»…(C.G.Jung C.W. 12 par 345.)

En otro apartado:

«…En su totalidad el procedimiento alquímico puede perfectamente representar el proceso de individuación de una persona en particular, con la diferencia, muy importante, de que ningún individuo puede alcanzar la totalidad y riqueza del simbolismo alquímico. Este último tiene la ventaja de haber sido construido a través de los siglos…»

  (C.G. Jung Memories, Dreams and Reflections Pág. 205)

Al decir de Edward Edinger:

«Lo que hace a la alquimia tan valiosa para la psicoterapia es que sus imágenes concretizan las experiencias de transformación que tienen lugar en mi alma cuando me someto al proceso analítico. Tomada en su totalidad, la alquimia nos provee de una especie de anatomía de la Psique.»(E. Edinger Op. Cit. Pág. 2)

La obra alquímica:

Lo anterior nos ha permitido servir la mesa. Pero, en qué consiste el procedimiento alquímico?

Sabemos que para el alquimista lo que está arriba está abajo, es decir que lo que sucede en el reino de los cielos tiene su equivalente en el reino de lo terrenal. Podríamos decir que lo que ocurre en el mundo de los universales, de las ideas colectivas, ocurre así mismo en el mundo del individuo, en la «La Tabla Esmeraldina» leemos:

«Lo que está abajo está arriba, y lo de arriba está abajo, ello con la finalidad de alcanzar el milagro de la unidad.»

El alcanzar esta unidad, la meta de la individuación, la obtención de la piedra filosofal, del aqua pervivens, de la leche de la virgen, etc., todos ellos nombres con que nominamos esa sustancia arcana que nos permita la transmutación de todos los cuerpos en Oro, es decir, el procedimiento por el cual nuestra psique pueda estar guiada y regida por el Self, mejor que por el Ego, requiere de un enorme esfuerzo y de infinita paciencia. Thomas Norton, en su «Ritual de Alquimia,» nos dice:

«Cualquiera que se entregue a este proceso debe esperar encontrar gran vejación del espíritu. Él con frecuencia encontrará que tiene que cambiar su camino en razón de los descubrimientos que vaya haciendo…El Diablo hará lo indecible para frustrar su investigación por alguno de los tres sorprendentes  mecanismos, ellos son: la prisa, la desesperación y el desengaño.»

Cualquiera que haya tenido contacto con un proceso analítico, sabrá de inmediato la relación entre la cita y el procedimiento psicoterapéutico en cuestión.

Tanto la obra alquímica como el análisis, requieren de infinita paciencia, tolerancia a los engaños, lidiar con la decepción y los fracasos, una profunda humildad y un espíritu crítico abierto al cambio y a la reflexión.

De aquí en adelante no haré distinción entre obra alquímica y procedimiento analítico, ambos brindan metáforas para el proceso de individuación. Me limitaré a hablar de las imágenes alquímicas, con algunas amplificaciones, cuando sean requeridas para una mejor comprensión de la clínica y del desarrollo analítico.

El «Opus» es ambos, un procedimiento «pro-natura» y un procedimiento «contra-natura.» Decimos que es “ pro-natura»  porque el proceso normal de crecimiento es hacia la expansión y hacia la individuación, es decir que existe un impulso natural hacia el desarrollo, sin embargo sabemos que por inercia un cuerpo tiende a permanecer estático. En el curso de nuestra vida tendemos a crear y construir formas de sobre vivencia, son las llamadas estructuras de carácter, ella coagulan o establecen una forma de ser que dolorosamente se va edificando para poder evitar el sufrimiento y adaptarnos a las demandas del existir. Cambiar éstas significa sufrimiento y, humanos demasiado humanos, como diría Nietzche, nos resistimos a ello. Es por ello que afirmamos que el proceso de individuación es «Contra-Natura.»

Las distintas operaciones de las cuales consta la obra alquímica nos brindan la imagen, la anatomía y la fisiología del proceso. Si las describimos siguiendo un curso arbitrario, son:

Calcinatio.
Solutio
Coagulatio
Sublimatio
Mortificatio
Separatio
Coniunctio

                                        Calcinatio

Pertenece al elemento fuego. Ella consiste en extraer lo húmedo del sólido para así transformarlo en cenizas. Estas cenizas no son inertes sino que contienen en sí el elemento ígneo, el cual, al serle añadido agua, florece en nueva vida. Esta imagen es, en un extremo, una excelente imagen para entender la psicopatología de la esquizofrenia catatónica. En este cuadro el paciente se encuentra como inerte, mantiene las posturas más bizarras y puede, sin causa aparente, estallar en furia. Es este unos de los tres cuadros clínicos más peligrosos de la psiquiatría, similar a la cal viva, parece inerte, es un polvo blanco frío al tacto al cual, cuando se le añade agua, desprende una enorme cantidad de calor. Todos sabemos de las quemaduras por cal viva.

La Calcinatio es un proceso mediante el cual los cuerpos son purificados. Es el fuego que permite al cuerpo mortal ser elevado a la inmortalidad. En el mito, cuando Demeter vaga en sombras depresivas, entra a servir al Rey del Eleusis, Celeus y a su esposa, la reina Metaneira. La diosa en agradecimiento decide conceder la inmortalidad al hijo de ambos, Demophoön. El procedimiento consiste en quemar sus partes mortales, lo cual hace por las noches, es sorprendida por la reina quien grita en pánico, con ello interrumpe el rito y Demophoön pierde la inmortalidad. El mito nos muestra un camino, con él entendemos que para entrar en contacto con el Self, con lo arquetipal en nosotros, es decir con aquello inmortal, lo mortal debe desaparecer. Los Arquetipos representan aquella inmortalidad implícita en el Individuo. El Self es la metáfora psicológica de Dios, y Dios es la metáfora religiosa del Self, ambos son lo divino en el Ser Humano. El camino de la individuación pasa con frecuencia por el consumirnos en el fuego. Fuego que puede estar representado en nuestras propias pasiones, como en el caso de San Pablo, San Agustín y los místicos.

En psicoterapia la pasión de transferencia, cuando ocurre, puede ser vista como un proceso calcinante de encuentro con el Self. La pasión de transferencia debe ser confinada en el «Témenos,»  al espacio sagrado del encuadre. Ella debe sufrir la frustración y contención necesarias para su trascendencia y transformación. La transferencia erótica es una forma de Calcinatio que puede transformar y/o destruir.

El resultado de la quema son las cenizas. De ellas, con la llegada de las lluvias, surgirá nueva vida. Esta realidad es conocida por los campesinos cuando queman sus campos, por los jóvenes españoles que danzan y saltan por encima de la fogatas en la noche de San Juan, por los chamanes que caminan sobre carbones encendidos para demostrar que han sido iniciados por el fuego, por los terapeutas que hemos vivido la realidad de haber sido quemados en nuestra profesión y por cualquier persona honesta que haya sufrido el compromiso con la vida.

                                            Solutio

Esta operación pertenece al elemento agua. En ella, el viejo Rey o los componentes sólidos, deben ser disueltos en el agua. El horror de perder la identidad, el pánico a las aguas primordiales del inconsciente, el sentir que nuestras estructuras se diluyen en la sin razón o en el Caos primigenio del cual toda forma debe nacer.

El alquimista, y el psicoterapeuta, conocen de la necesidad que tienen los elementos estructurales de ser diluidos para que se puedan formar nuevas estructuras. Todo aquello que nos ha protegido debe ser sometido a la limpieza por las aguas, se debe disolver en ellas. No es posible nacer a una nueva vida sin antes haber licuado las corazas caracteriales del pasado.

Los seres humanos, en nuestra huida del sufrimiento, vamos dolorosa y audazmente construyendo formas que nos permiten sobrevivir. Ellas, mientras funcionan son mantenidas y protegidas. Sin embargo, en el tiempo, dejan de ser adecuadas y, aquello que fue útil en el pasado, deja de serlo en el presente, por ejemplo, los prejuicios sexuales, los modos educativos, las leyes de Indias, etc.…, fueron necesarias para el control de la natalidad y la cultura. Ellas no tienen hoy razón de ser, deben ser adecuadas al momento actual. Igualmente en nuestra individualidad, los patrones que nos ayudaron en la familia, en la escuela, en nuestro devenir social, no tienen sentido ahora, debemos renunciar a aquello que nos protegió, debemos diluir el pasado. Los riesgos de semejante cosa son inmensos. En esto se basa ese fenómeno tan conocido en psicoterapia que llamamos resistencia. Es la misma ley de la inercia que hace que los cuerpos en movimiento tiendan a seguir moviéndose y los estáticos a permanecer en esta condición. Quienes hayamos tenido análisis sabemos de esto. Quienes no lo hayamos sufrido, experimentamos los riesgos, y la necesidad de la Solutio en etapas críticas de la vida: en la adolescencia, cuando la identidad con los padres y los patrones de la familia deben ser destruidos, diluidos para poder crear nuestra propia identidad; en la edad media, cuando lo que fue la esencia del vivir, pierde color y deseamos regresar al vientre primario de la Madre Natura buscando amparo y así sucesivamente en cualquier momento crítico de la existencia.

El alquimista añade agua y más agua, en forma similar el psicoterapeuta quien, por el análisis, disuelve lo fijo para reducirlo a su Prima Materia.

Pero no debemos tomar esto ingenuamente. Los analistas sabemos que no hay forma más peligrosa en psicoterapia, que la de aquellos que se acercan a ella con inocencia y fe estúpida. Esperan de ella el beneficio y solución a todos sus males. Como aquellos que se acercan al mar en irrespeto y son prontamente tragados por sus aguas.

Un analizando me cuenta el siguiente sueño:

«Estoy en lo alto de una torre, es como una especie de tobogán de esos que se usan en los parques de diversión. Abajo hay una piscina. Yo debo lanzarme pero me da mucho miedo, lo hago sosteniéndome de los bordes. Esto me permite llegar a abajo con relativa seguridad. Otros que lo han hecho sin prudencia se han destrozado contra el agua, sus cuerpos están dispersos en la piscina. Me despierto con una mezcla de asco, horror y alivio.»

El sueño es uno de inicio de análisis, en él vemos que hay un Ego consistente capaz de hacer el trayecto con prudencia. Es también un sueño de advertencia para el analista sobre como deben ir las cosas.

La imagen de Rey y Reina desnudos en el baño, que veremos en las proyecciones del Rosarium Philososphorum, nos aproximan a la comprensión de la Solutio en el encuadre analítico.

                                        Coagulatio

«Solve et Coagula,»  en interminable círculo, este principio se repite una y otra vez, lo informe debe ser coagulado es decir, estructurado, para ser de nuevo disuelto para ser coagulado y así, interminablemente. Lo que parece circular, repetitivo, no lo es en forma estricta.

Sabemos que nuestra psique está regida por dos formas de pensamiento, por dos principios:

Uno que podemos referir a la filosofía Occidental, es este un aproximarse longitudinal, lineal de la comprensión de la vida. La existencia está orientada hacia metas, si parto de A debo llegar a Z, al menos idealmente.

La otra forma la referimos a la filosofía Oriental, que entiende a la psique como circular, a un eterno repetirse de situaciones.

Hay un tercer tipo, en él se pueden integrar los dos anteriores. Es este el llamado pensamiento en red o en espiral. En él, las cosas centradas en un núcleo se revuelven alrededor de este, lo que parece una repetición es la evolución natural del devenir. Cuando estamos en una vuelta de la espira pareciera como si estuviéramos en la anterior, no es así, ya no somos los mismos y la conciencia ha ganado en profundidad y reflexión. La neurosis está en la repetición no trascendente. La Psicosis en la dilución en las aguas primordiales sin reflexión, sin coagulación y estructuración posterior.

En el paciente citado anteriormente, los riesgos  de un descenso irreflexivo lo hubieran conducido a un desmembramiento. Su cautela en el descenso lo protege de este desarrollo y da una buena prognosis para su análisis. La reflexión le permitió, posteriormente, estructurarse en un nivel superior.

Los sueños de caída son sueños de coagulatio, en términos generales, pues sabemos que en psicología y en medicina, nada es absoluto.

En la retorta o continente alquímico, la prima materia caótica debe coagularse, y tal como la Calcinatio  pertenece al fuego y laSolutio  al agua, la Coagulatio  pertenece al elemento tierra.

En nuestra cultura es una de las operaciones más evitadas. Nuestra psique es predominantemente Puer, es decir, adolescente, y sabemos que una de las cosas más difíciles para un Puer es tocar tierra. Quizás la crisis que estamos pasando nos permita coagular un poco.

                                        Sublimatio

Sublimatio es del aire. Es la operación opuesta a la anterior. Su imagen proviene de aquella condición en la cual un cuerpo, cuando es sometido a calor, desprende vapores. La condición de espiritualización en la cual entra un cuerpo para elevarse sobre su condición. Ella nos lleva por encima de las ligaduras  corpóreas y nos permite ver el mundo y la existencia desde una dimensión más alta.

El término difiere de la Sublimación psico-analítica Freudiana, esta última condiciona su presencia a una suerte de mecanismo defensivo del Yo. En ella la pulsión inaceptable por el Ego es reprimida en primer lugar y posteriormente transformada en un acto útil o creativo, por ejemplo, una persona con fijaciones anales y dificultades en sus relaciones objetales podría sublimar su deseo de jugar con heces en una pintura. Para mí, la acción creativa, el elevarse sobre la realidad objetiva, crear la obra, es mucho más que un mero acto de transformación de una pulsión infantil. Creo que el acto creativo es en sí mismo. La necesidad de trascender es instintual. La psicología Junguiana, como yo la entiendo, supera a la Freudiana y la amplifica desde el momento que otorga un espectro más amplio a la comprensión del Ser Humano, otorgándole una condición numinosa, trascendente y bifronte.

Los poetas, los pintores, los artistas, los filósofos y sus representantes dentro del alma de todos nosotros, nos elevan por encima de la miseria humana. Sin esta condición trascendente nos sería imposible concebir la existencia. Los riesgos son el vuelo de Icaro y el quemar las alas por un exceso de aire.

Reza la copla:

             «No te remotes tan alto
             prenda de tanto valor
             que al árbol que más se eleva
             le tumba el viento la flor»

La alquimia nos muestra una imagen, en ella un águila es encadenado a un animal terrenal. Con ella el autor nos quiere hacer ver la necesidad de contener, de hacer tierra en el vuelo del ave. Aterrar es también hacer tierra, quiere decir, por tanto, que bajarnos a la realidad implica sentir miedo en grado extremo.

En el Rosarium veremos también imágenes de Sublimatio, como el Niño Divino, representante del Self naciente, es elevado a las alturas para de allí condensarse y regresar a tierra.

Las Imágenes de ascenso en los sueños, de escaleras, de elevación, Etc. nos relacionan con la Sublimatio. Nos alertan contra sus excesos y nos estimulan en el camino de la creación y de la individuación.

                                       Mortificatio:

La operación implica muerte, duelo, mortificación, depresión. Si algo no muere en nosotros nada nuevo puede venir a ser. Sin embargo su pasaje es de negrura, de Nigredo, para usar un término alquímico. Las gotas de Gideon, representadas en el Rosarium, nos contactan con la imagen de unas lagrimas negras que caen del cielo y se detienen a una determinada altura. Las imágenes de muerte y de putrefacción, corresponden a este estadio. La fascinación con la muerte tan cercana a lo Hispánico y tan presente en todas las culturas, nos habla de su condición arquetipal.

La muerte es lo más cierto, sobre ella reina Hades que es, en su condición de Plutón, el dueño de la Cornucopia, de la riqueza, de los bienes y la verdadera fortuna.

El viaje al inframundo, la confrontación con esa depresión húmeda que nos contacta con la descomposición, es lo que permite que la semilla  pueda nacer en nueva vida. Al igual que las otras operaciones, es en la estructuración de la Psique individual, donde se podrá conocer si la operación conducirá a una nueva existencia o se transformará en una muerte literal, es decir si se trata de una depresión húmeda o seca.

                                           Separatio

La operación que nos ocupa ahora pertenece al corte, a la separación, a la renuncia del todo integrado, al salir del Paraíso Terrenal para entrar en algo que nos diferencia. No es ya diluir ni sacar, es diferenciar. Ya yo no soy uno con mi madre, ya no soy uno con el Universo. Mundo e Individuo vienen a ser entidades separadas. Perder esta unión es perder la inocencia. En la Separatio se estructura la condición de diferenciación imprescindible para el encuentro con la reflexión. Debo decir que si yo tuviera que definir en una frase el proceso analítico, lo haría diciendo que consiste en la estimulación de la Reflexión, con mayúsculas.

La reflexión es una condición del Ser. Para que ella pueda aparecer es necesaria la separación de los elementos. Jung, interpretado y citado por Edinger, concebía la individuación como un proceso en el cual el Ego emergía del Self para volver a Él en actitud religiosa–de religare–uniéndose al Self por medio de un Eje, el Eje Ego-Self. De la integridad de este aparato y de su relación creativa surgirá la realidad de un Ser integrado y reflexivo.

En psicoterapia, las imágenes de instrumentos cortantes, de operaciones, de rupturas, de separaciones, de divorcios, pueden corresponder a esta operación. La separación también puede definir, en su lado negativo, a la disociación cuyo extremo es la esquizofrenia.

                                        Coniunctio

La Coniunctio es la culminación de la obra alquímica, es la integración de los opuestos. La combinación de dos o más elementos en la retorta alquímica para formar un tercero distinto. Es, en última instancia, lo que corresponde a la integración de la personalidad. Es distinta al «Hacer consciente lo Inconsciente,»con que generalmente se identifica al proceso analítico. Es imposible hacer consciente lo Inconsciente por que el Inconsciente es inconsciente, aunque esta verdad de Pero Grullo, sea tan difícil de entender.

Para el alquimista, la Coniunctio era la combinación creativa y reflexiva que estimulaba la creación de un tercero nuevo y distinto, que contiene los elementos de sus antecesores opuestos.

Esta Coniunctio creativa es vista en terapia por las imágenes de uniones, matrimonios, actos sexuales Etc. Representa para Jung, la emergencia de la función trascendente, es decir, la emergencia del símbolo que integre los opuestos.

                                     Prima Materia

En todas las operaciones anteriores, como siempre, habrá un aspecto inferior y un aspecto superior. Este último estará en relación y es indicativo de Individuación. En su aspecto inferior sus consecuencias pueden ser nefastas. Su finalidad es encontrar el elemento común a todos los cuerpos, la «Prima Materia.» 

Ella es la sustancia primordial que contiene en sí todas las potencialidades. Es el núcleo primigenio del cual toda forma debe surgir. Ella tendrá tantos nombres como alquimistas, y en psicoterapia se disfrazará de tal forma que el analista poco ducho la dejará pasar por poco valiosa. Lo más despreciable es la Prima Materia así, los excrementos, el agua sucia, la Leche de la Virgen, los estados de confución, la niebla, el Aqua per-vivens, Etc., son sinónimos de ella.

Los terapeutas nóveles, o no entrenados para reconocerla, pasarán por alto el discurso banal, sin darse cuenta de su valor.

La obra alquímica destinada a valorar y transformar la materia en oro, se muestra solo a los iniciados en este arte. Su acción debe ser sagrada, solitaria, paciente, humilde y constante.

Con lo anterior espero haber dado una visión superficial de la coincidencia del proceso de Individuación y las operaciones de la obra alquímica.

Para terminar quiero proyectar algunas imágenes de la Obra. Las primeras corresponden al Rosarium Philosophorum, producto anónimo de un alquimista de 1570, cuyas coincidencias imaginativas con el proceso analítico son sorprendentes. Cualquier persona con un mínimo de conocimiento de psicoanálisis y de las fuerzas y emociones, que en él se constelizan, encontrará sorprendente la profundidad de la comprensión y reflexión del proceso expresado en la obra alquímica.

Las otras corresponden al Splendor Solis, obra del siglo XVI, cuya belleza y colorido nos estimulan la fantasía para la creación de imágenes psíquicas.

El trabajo en profundidad de estas imágenes requeriría de mayor tiempo y escapa a los límites de esta presentación.


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