Análisis junguiano de la película Persona de Ingmar Bergman, 1966 – J.C. Alonso

JUAN CARLOS ALONSO

AfichePersona

Juan Carlos Alonso es Psicólogo (Universidad Nacional, Bogotá) y Analista Junguiano de la IAAP (International Association for Analytical Psychology). Magister en Estudios Políticos (Universidad Javeriana). Miembro Fundador y Director de ADEPAC (Asociación de Psicología Analítica en Colombia). Atiende consulta particular como psicoterapeuta y analista junguiano especializado en adultos. Este artículo fue elaborado con base en Cine foro coordinado por el autor en Medellín el sábado 2 de agosto de 2014. Correo:adejungcol@yahoo.com

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Dos comentarios sobre el siguiente análisis. El primero es que tuve en mis manos dos versiones de esta película con traducciones del sueco que diferían bastante en algunos aspectos, por lo que me permití escoger las mejores, sobre todo para eliminar los casos en los que las traducciones no parecían tener sentido. El segundo es que para el análisis me basé en algunas reseñas de internet, y deseo resaltar la que más elementos me dio y es la de Jaume Cardona en su Blog Cine y Psicología.    

Para analizar psicológicamente esta película es importante destacar el título de “Persona” y relacionarlo con el concepto junguiano del mismo nombre, ya que la influencia de Jung en esta obra es indiscutible. Recordemos que Jung no creía que nuestra personalidad fuera única e indivisible, sino que por el contrario, creía que la personalidad está compuesta por un conjunto de sub-personalidades. El título de un texto del analista norteamericano Ira Progoff en el que habla de este tema es bastante ilustrativo. Se llama “Individuos dentro del individuo”. Tres de esas sub-personalidades son el yo, la sombra y la persona.

Yo, sombra y persona

El yo es lo que conocemos de nosotros mismos de manera consciente. Esto implica que existen muchos aspectos nuestros que no conocemos conscientemente, es decir, que nos son inconscientes. Algo desagradable de esto es que en ocasiones los demás sí los conocen. Por ejemplo, son esos defectos que los demás ven en nosotros y que nosotros nos negamos a aceptar.

Buena parte de estas características constituyen la sombra. La sombra es esa parte que no logramos ver en nosotros mismos porque la tenemos reprimida. Generalmente comienza a crearse desde que estamos pequeños, cuando nuestros padres nos dicen que algo que hemos hecho, no está bien. Eso va directo a la sombra.

Por el contrario, la persona es la manera como deseamos que nos vean los demás, es nuestra máscara social que le sirve al yo para relacionarse con el mundo exterior. Contiene todos esos aspectos que nos gusta que los demás vean en nosotros. También suele estructurarse desde la infancia temprana, a partir de esas conductas que son reforzadas por nuestros padres. Otra fuente de rasgos de la persona proviene de la imitación de comportamientos de individuos que admiramos e idealizamos. Hablaremos de esto, ya que lo vemos en la película.

Esta película trata sobre el yo, la sombra y la persona, y sobre un par de mujeres, una que lleva muy bien puesta su persona y otra que intenta vivir sin ella.

Etimología de la palabra persona

Jung tomó prestado el término de persona del teatro romano, en el cual esa persona era la máscara del actor. Al colocarse la persona o máscara, el actor desempeñaba un papel determinado dentro del drama.

Es muy interesante conocer la etimología de esa palabra y de sus palabras derivadas. Como dije, comenzó siendo la máscara del actor, y luego pasó a referirse al actor, llevara o no una máscara. Luego aparece una derivación de la palabra, que es la del “personaje”, que comienza a designar al papel desempeñado por el actor. Después, comienza a utilizarse el término persona para referirse a cualquier individuo, lo cual parece una aceptación abierta de que todos desempeñamos roles en el teatro de la vida. Y muy recientemente aparece la palabra “personalidad” para determinar las características que configuran la manera de ser de un individuo. Resalto el hecho de que no se menciona que se refiera a la manera de ser “auténtica”.

Tomado desde lo junguiano, la persona tiene una función de adaptación al mundo social e incluye muchas cosas, entre otras el nombre, los títulos, los papeles a desempeñar, los comportamientos, etc. Es decir, cada uno adopta un nombre, adquiere un título, desempeña un cargo, y ese cargo exige unos papeles que la sociedad espera. Si se reflexiona sobre esto, se llega a la conclusión de que la persona es realmente una construcción social, un compromiso y un pacto que hace el individuo con la sociedad. La persona es importantísima socialmente ya que permite que la interacción social fluya fácilmente y evita torpezas y malestares. Los individuos que no han construido una persona adecuada suelen ser faltos de tacto y torpes en sus relaciones interpersonales.

Por ejemplo, de la máscara de una psiquiatra como la que aparece en la película, se espera que sepa escuchar a los pacientes, que sepa diagnosticar un trastorno psíquico y que sepa recomendar vías de recuperación. De una enfermera como la del film, se espera que sepa cuidar a los pacientes. Y de ambas, que tengan un trato muy humano con sus pacientes.

La persona de Elisabet

En ese sentido, los actores sí que saben de la persona porque su trabajo consiste en interpretar distintos papeles, para representar “personajes”. Se ponen una máscara para interpretar un papel, luego se la quitan y se ponen otra máscara en otra obra, etc. Y cuando no están actuando, Jung diría que siguen actuando. Si son casados, se ponen la máscara de esposos. Si son docentes, se ponen la máscara de profesores, si van a visitar a la madre, se ponen la máscara de hijo, etc.

Eso nos lleva a hablar de Elisabet. De la “máscara social” de ella sólo sabemos que se llama Elisabet, que es actriz, que está casada y que tiene un hijo. Además, que estaba representando el papel de Electra, y que por lo tanto el público esperaba que dijera los parlamentos de la obra griega que estuviera representando, la de Esquilo o la de Eurípides. Pero, de pronto, enmudece. Y eso por supuesto que causa desconcierto en la gente.

Diagnóstico de la psiquiatra

Uno se pregunta: ¿Por qué se quedó callada? Parecería como si en medio de la actuación, de pronto Elisabet se hubiera cansado de actuar. Pero no sólo de su papel de Electra, sino de su rol social como Elisabet.

Bergman lo deja saber desde el comienzo, a través de lo que le dice la psiquiatra a Elisabet Vogler. Para mí, este parlamento es una guía para entender toda la película, y por eso vamos a recordar lo que ella dice en varios momentos del análisis. La médica le dice:

¿Crees que no entiendo? El sueño imposible de ser. No de parecer, sino de ser. Estar consciente y alerta cada vez que despiertas. La lucha entre lo que eres con los demás y lo que eres tú. Una sensación de vértigo y un temor constante a quedar expuesta, a ser analizada, diseccionada, quizás incluso aniquilada. Puedes encerrarte en ti misma, aislarte. Así no tendrás que desempeñar roles, ni poner caras ni falsos gestos. Eso piensas”.

Así que la psiquiatra la entiende. Es una buena psiquiatra que además conoce la teoría junguiana. Sabe que una cosa es la persona y otra cosa es el yo. Entiende que Elisabet quiera dejar de “parecer” ante los demás y trate de ser ella misma. Sabe que todos necesitamos de máscaras, porque sin ellas, uno puede ser analizado, diseccionado y hasta aniquilado. Comprende que Elisabet quiera dejar de ponerse máscaras, lo que puede significar aislarse en sí misma y dejar de actuar, de hablar y de sentir… Pero la médica le dice que está intentando un sueño imposible y por eso le dice al final: “Eso es lo que piensas”. Es decir, piensa que lo puedes lograr, pero que no esté tan segura de lograrlo.

Veamos cómo definía Jung la persona:

“…Como su mismo nombre lo indica, la persona es tan sólo una máscara de la psique colectiva, una máscara que transmite la engañosa sensación de ser individuo y que, no siendo realmente más que un papel interpretado, en el que la psique colectiva toma la palabra, hace que los otros y nosotros mismos pensemos que somos individuos.”

Eso significa que si miramos bien la persona, descubrimos que no es tan «real» como creemos sino que simplemente “aparenta ser auténtica”, pero que en el fondo es algo convencional. Como dijimos antes, es un arreglo social que hace el yo con la sociedad, y con lo colectivo.

Por supuesto que esto no significa que en la persona todo sean falsedades. Las cualidades de la máscara son, hasta cierto punto, reales. Pero… si se compara la máscara con la cara que hay detrás, es decir comparando la persona con la esencia del yo del individuo, esas características de la persona son bastante secundarias, y suelen responder la mayoría de las veces más a las exigencias de los demás, que a los propios deseos.

Pero volvamos al propósito de Elisabet de no hablar, no actuar, no sentir. Hay una escena muy significativa cuando estando en su habitación del hospital, ella ve en la televisión unas duras escenas sobre los disturbios provocados por un bombardeo norteamericano al Vietcong, y ve a un bonzo incendiándose. Y no puede dejar de sentir y de actuar. Muestra gestos de terror en su cara. Recordamos en ese momento lo que le ha dicho también la psiquiatra a Elisabet al comienzo de la película: “La realidad es atravesada, tu escondite no es hermético. La vida se cuela por todas partes. Estás obligada a reaccionar”. Las escenas brutales que ha visto han atravesado su hermetismo, se han colado por su barrera protectora. Entonces, la actriz comienza a descubrir que es imposible dejar de actuar y de sentir.

La persona de Alma

Hablemos ahora de la enfermera Alma. Ella, al contrario de Elisabet, tiene una máscara social muy bien puesta. Alma es «eso que se espera socialmente de ella», y al comienzo no hace muchos cuestionamientos al respecto.

Cuando se presenta ante la actriz, le da a conocer su máscara. Le dice:

“Yo soy la hermana Alma… tengo 25 años y estoy comprometida, soy enfermera desde hace dos años, mis padres tienen una granja, mi madre también fue enfermera antes de casarse”. 

Luego, cuando se va a acostar, tiene un interesante soliloquio en el que reflexiona sobre lo extraño de estar haciendo siempre las mismas cosas que se espera de ella y que hacen los demás.

“Me casaré con Karl-Henrik y tendré un par de hijos, a los que tendré que criar. Es mi destino. Está dentro de mí. No hay nada que pensar. Es un enorme sentimiento de seguridad. Tengo un trabajo que me gusta y con el que soy feliz. Eso también es bueno… de otro modo, pero ¿es bueno? Es bueno”.

Esa es la seguridad que da la persona. Le dice a uno lo que la sociedad espera de uno: que se case, que tenga hijos, que los cuide, que tenga un trabajo, que compre una casa, que compre un carro, etc. Pero desde el primer encuentro con Elisabet, ya esa seguridad comienza a ponerse en duda, y se manifiesta con esa duda al final de su reflexión: “¿Es bueno?” y se tranquiliza respondiendo: “Es bueno”.

Llama la atención que cuando la psiquiatra le pregunta a Alma si ya vio a Elisabet, ella le dice que duda si será capaz de encargarse de ella. La razón es que le notó una mirada perversa, y que siente que la actriz puede ser muy fuerte mentalmente. Parece como si intuitivamente percibiera el peligro al que se enfrenta. El peligro de confrontar su máscara a una mujer que intenta no tener ninguna máscara. Pero decide intentar el reto y veremos que Alma va a sufrir una gran transformación a lo largo del film.

Acerca de la isla

Y hablemos ahora del lugar en donde transcurrirá el resto de la película. La psiquiatra recomienda que Elisabet pase unos días de descanso en la casa que la médica tiene en una isla. En la realidad se trata de la isla de Faro. Es una isla sueca que desde que Bergman la conoció, decidió que quería pasar allá el resto de sus días. Y allá está enterrado. En esa isla filmó una buena parte de sus películas, entre otras Un verano con Mónica, La pasión de Ana, La hora del lobo, y Persona.

Simbólicamente, una isla es un lugar de “aislamiento”. Una isla es el lugar preciso para que surjan las emociones con toda su intensidad. Un lugar para que los individuos se confronten unos a otros y se confronten consigo mismos.

Alma revela su intimidad

En esta isla y facilitado por el silencio de Elisabet, Alma revela su intimidad. Habla y habla y habla… La gente le ha dicho que es buena escuchando, pero como Elisabet no habla, pues ella tiene que hablar. Es la primera vez que alguien la escucha, y por eso siente el placer de hablar. Habla acerca de ella, de su familia, de su trabajo, de sus relaciones afectivas, de su novio. Le habla de los defectos que le achaca su novio: su pereza y su falta de ambición. Es decir, habla de su sombra.

El silencio de Elisabet la convierte en alguien que escucha atentamente sin hacer juicios, y por eso, Alma empieza a narrarle cosas cada vez más íntimas. Llega un momento en donde uno no sabe quién es la enfermera y quién la paciente.Se abre tanto que termina por retirar su máscara y relatar un episodio sexual del pasado con una chica y un par de muchachos. Ese relato ha sido catalogado como una de las escenas clásicas más eróticas en el cine, que comunica la fuerza del deseo y el placer sexual.

Sin embargo, la situación desemboca en algo muy doloroso, en un embarazo inesperado y en el aborto. Todo acompañado de un profundo sentimiento de culpa. Y Alma dice:

“¿Es posible ser una y otra persona al mismo tiempo? ¿Es decir dos personas? ¡Dios mío, es una tontería!”.

Bueno, pues no es una reflexión tonta. Volvamos a lo que dijimos al comienzo y es que no somos una sola personalidad, sino un manojo de sub-personalidades. Eso que dice Alma suele ser lo que se piensa luego de que la sombra ha hecho su aparición. Nos hace decir luego: “Eso que hice es como si no hubiera sido yo”. Parece como si el yo hubiera perdido el control de la situación y hubiera actuado un “otro”. O sea, como si uno fuera dos personas.

Hay una imagen muy interesante en la que Alma mira a la actriz mientras llueve en el exterior. Refleja la admiración y la idealización de Alma por Elisabet. Facilitado por el silencio de ésta, se va generando en Alma un deseo de ser como ella. Alma comienza a cuestionar su propia máscara y querer ser como Elisabet. O mejor, como ella cree que es la actriz. Recordemos que la persona tiende a imitar a los demás y a asumir la forma de actuar de ellos, cuando se los admira.

Esto se evidencia en estas palabras:

“¿Sabes lo que pensé cuando vi tu película aquella noche? Cuando llegué a casa, me vi en el espejo y pensé: ‘Nos parecemos’. No me malinterpretes, tú eres más bonita. Pero… si quisiera, creo que me podría convertir en ti, si hiciera un verdadero esfuerzo. Quiero decir, por dentro.”

Ella desea ser como la actriz y el silencio de ella es un terreno propicio para proyectar sus propios contenidos. Y es que Alma no puede conocer a Elisabet porque ella no habla. Pero, a través de Elisabet, comienza a conocerse ella misma. Como es la primera vez que la escuchan, es la primera ocasión que tiene para conocer su propia identidad, a través de otro.

El vampirismo emocional

Después de la noche en la que se confiesa, Alma tiene una extraña experiencia que luego no sabe si es real o sueño, en el que la actriz entra a su cuarto y tienen un acercamiento. Se ha catalogado como un acercamiento vampírico. Elisabet se comporta como un vampiro. Uno diría como un vampiro emocional. Así fuera un sueño, es como si Alma tuviera la intuición de que Elisabet está vacía de emociones y va a tratar de alimentarse en adelante de su mundo emocional. Son muy sugerentes las últimas imágenes del acercamiento, en las que el contacto no está exento de cierta tensión sexual, tan propia del mundo de los vampiros. Es como si a partir de este momento, Alma iniciara un proceso de identificación psicológica con Elisabet.

La traición de Elisabet

Luego hay una situación que produce un cambio definitivo en el desarrollo de la película. Sucede cuando Alma lleva varias cartas de Elisabet al correo. Alma no resiste la tentación y lee una dirigida a la psiquiatra. Dice:

“Alma me mima de un modo realmente conmovedor. (…) Me parece que se siente impresionada por mí, fascinada de una manera inconsciente y deliciosa. Resulta divertido estudiarla. Anoche lloró por pecados del pasado. Una orgía con un extraño seguida de un aborto. Se queja de que sus ideas sobre la vida no concuerdan con sus acciones”.

Alma se siente traicionada y su decepción es total. A partir de ese instante surge una Alma vengativa. Un hecho lo demuestra y es que luego de que accidentalmente se le rompe una copa, deliberadamente deja un cristal para que Elisabet se corte con él.

En ese momento parece como si la película se hubiera quemado y surgen unas imágenes a gran velocidad: un diablo, la muerte y una mano a la que le están enterrando un clavo. Todos aspectos sombríos. Hasta aquí llega la primera parte de la película y comienza la segunda.

La segunda parte de la película

Recordemos que la Sombra es el lado oscuro de la Persona, el polo opuesto de la Persona. En esta segunda parte de la película, las dos mujeres van a dejar que salgan sus respectivas sombras, y para demostrarlo, Bergman muestra a ambas protagonistas vestidas de negro.

Las dos mujeres saben que las cosas han cambiado. Alma desea volver a la ciudad. Se siente utilizada por Elisabet y le exige que le hable, que le explique lo que hizo. La sacude y en la contienda, Elisabet termina golpeando a Alma. Y ella toma una olla de agua hirviendo y cuando amenaza echársela encima, es la única vez que la actriz habla, gritándole que no lo haga. De nuevo, la realidad se ha colado por el hermetismo que intenta la actriz.

Luego Alma deja la agresión física pero comienza la violencia verbal. Le habla de su sombra, de su sórdido interior. Le dice:

“Eres inaccesible. La médica dijo que estabas sana, pero no que estuvieras cuerda. Te haces la sana, y lo haces tan bien que todos te creen. Todos excepto yo, que sé que estas podrida”.

Eso que le ha dicho es demasiado duro y Elisabet sale de la casa y Alma la sigue para excusarse. inicialmente Elisabet no la escucha, pero luego se reúnen de nuevo.

La visita de Vogler

Llega así la escena del encuentro con Vogler, la pareja de Elisabet. Aunque la admiración de Alma por Elisabet ha terminado, continúa la identificación psicológica, con los mismos visos de vampirización. Es un extraño mundo donde realidad y fantasía son difíciles de distinguir. Como ocurre con frecuencia con los vampiros, al ser vampirizada, Alma queda en conexión psíquica con ella…, ve lo que Elisabet ve y actúa como ella. Por eso es que Elisabet, que mira la escena, toma la mano de Alma y la lleva al rostro de Vogler, para que le acaricie… Habla por ella y a través de ella…

En ese proceso de identificación psicológica, Alma entra en contacto también con la parte más sombría de Elisabet, y como si entrara en un trance, le dice a Vogler luego de haberse acostado con él:

“¡¡Qué vergüenza, déjame en paz, estoy podrida. Soy fría e indiferente. Todo en mí es una mentira y un engaño!!”

La sombra de Elisabet

Así va revelándose la sombra de Elisabet. En un momento dado, Alma retira las manos de la actriz de la mesa y descubre la foto del hijo de la actriz -que al comienzo de la película ella había roto-, y le dice que tienen que hablar de este tema… En otras palabras, que es hora de descubrir su reprimida sombra. La amenaza:

«Cuéntame Elisabet, o si no, tendré que hablar yo».

Es una exigencia que parece decir: “Usted facilitó que yo confesara mis historias sombrías, ahora le toca a usted, y si no lo hace, yo lo haré por usted”.

Y llega esa parte tan impactante en que se habla del fracaso  de Elisabet como madre. Le recuerda que una noche, alguien le dijo que a pesar de que Elisabet era mujer y artista, no tenía sentimientos maternales. Y fue por eso que ella buscó quedar embarazada. Luego intentó abortar sin lograrlo, y cuando nació el niño, ella lo odió porque le parecía repugnante. Por el contrario, el niño la quería mucho y ella intentó aceptarlo, pero se descubrió fría e insensible, y sólo deseaba pegarle. Se trata de una sombra muy profunda, muy poco consciente. Son recuerdos indeseables que la actriz tenía muy reprimidos.

Todo este recuento se relata en dos ocasiones, una enfocando el rostro de Elisabet, y la otra enfocando el rostro de Alma. En el rostro de Elisabet vemos la negación y el miedo a lo que Alma está diciendo.

Y cuando acaba de hablar, se produce ese famoso primer plano en que los rostros de ambas mujeres se fusionan. Para descubrir la profunda sombra inconsciente de la actriz, Alma se ha fusionado con ella, pero al final de la experiencia, ella se da cuenta de esto y se asusta. Dice: «No… yo no soy como tú, no siento como tú, soy la enfermera Alma y estoy aquí para cuidarte. No soy Elisabet Vogler, tú eres Elisabet Vogler».

Y parecería conseguir diferenciarse, dejar la identidad, porque al final se ve que Alma se ha recuperado a sí misma… Aparece vestida con su uniforme de enfermera, como una señal de que se ha vuelto a colocar muy bien su máscara de nuevo. Una máscara que le devuelve su identidad. Le dice a Elisabet que ha aprendido mucho de todo lo sucedido. Le dice:

“Yo nunca seré como tú. Yo cambió todo el tiempo. A mí no me afectarás”.

Como si hubiera dudas acerca de la relación vampírica, Alma le muestra el brazo a Elisabet y se corta. De la herida brota la sangre y ésta se abalanza para sorberla… Tras unos segundos Alma reacciona retirándole su brazo y pegándole sin cesar… Esto es una prueba del vacío emocional de Elisabet y de su necesidad de chuparle la vida emocional de la enfermera.

Luego, es como si de nuevo estuvieran en la clínica y Alma entra en la habitación de la actriz, y le dice al oído:

“Ahora escúchame, repite después de mí. Nada, nada, nada. En Elizabeth no queda nada”.

Le confirma el vacío existencial en que Elisabet ha quedado.

Aparece luego Alma de nuevo en la isla. Se despierta, ve a la actriz alistándose, recoge todo y antes de salir se mira en el espejo y recuerda la fusión que habían tenido antes.

Conclusión

Las últimas escenas se prestan a distintas interpretaciones y a manera de conclusión, yo voy a contarles mi interpretación.

Vemos en la película a dos mujeres que interactúan, dos mujeres de un estrato social muy diferente, con vidas radicalmente distintas, cuyo encuentro a solas, cara a cara, las deja como dos seres humanos desnudos enfrentados.

Haciendo un recuento, Elisabet deseaba voluntariamente quitarse todas las máscaras mientras que Alma usaba su máscara en forma espontánea. Hay un elemento importantísimo y es el silencio. Ese silencio de Elisabet permite que Alma haga a un lado su máscara y descubra su sombra. Y luego de sentirse traicionada por Elisabet, Alma se vale de la identificación para descubrir la sombra de la actriz.

Curiosamente la sombra de Alma resulta más cercana a la consciencia, mientras que la de Elisabet es mucho más reprimida e inconsciente. Hay más vida emocional en Alma mientras que Elisabet está vacía de afectos, está “podrida” en este sentido, es incapaz de amar.

La actriz intenta robar vampíricamente el alma de la enfermera, pero no lo logra, y luego de la dura confrontación, Alma sale victoriosa y puede volver a recobrar su máscara. Por el contrario parecería como si el experimento de Elisabet la hubiera llevado a descubrir que debajo de su máscara no había nada, sólo una horrible sombra vacía de afectos.

Recordemos lo que la médica le dice al comienzo de la película:

“Creo que deberías mantener este papel hasta que se agote, hasta que deje de ser interesante. Entonces podrás dejarlo. Igual que poco a poco fuiste dejando los demás papeles”.

Lo que le estaba diciendo a Elisabet es que quitarse todas las máscaras sociales es un sueño imposible, y que la actitud de aislamiento que había tomado, era tan sólo una máscara más. La máscara del silencio. Y que cuando se cansara, iba a dejar también ese papel. Pero no estoy seguro de que lo lograra. Elisabet rechazó todas las máscaras, y parecería como si ya no pudiera apropiarse de ninguna otra. Pienso que la experiencia la llevó a descubrir su vacío emocional interno, y la hizo caer en una disolución total de su identidad.

La última imagen es el proyector apagándose y la película dejando de correr. Y hay una imagen rápida, que pocos advierten, y es la de Elisabet como muerta. Y es que, aunque no sabemos más de Elisabet, podemos sospechar que el final no fue tan positivo. Pero como les dije, es mi interpretación.

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