Ensayo crítico y analítico sobre «El rey rana» – María Nates

María Nates O. es Estudiante de último semestre de Psicología (Pontificia Universidad Javeriana). El artículo que se ofrece a continuación es el trabajo final presentado en la cátedra Seminario de Autor Contemporáneo Carl G. Jung, a final del primer semestre de 2003. Correo electrónico: marinates@hotmail.com. Docentes: José Ricardo Álvarez y Juan Carlos Alonso.

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“Los cuentos de hadas son la expresión más
Simple de los procesos psíquicos del inconsciente
Colectivo…..Representan los arquetipos en su forma más
Simple, desnuda y concisa”. Von Franz (citada por Robertson, 2002)

Introducción

Para iniciar, quisiera hacer referencia a una idea propuesta por Bettelheim (1977), quien propone que en toda la literatura infantil no hay nada que enriquezca y satisfaga tanto, a los niños y adultos, como los cuentos populares de hadas. Aunque estos aparecieron mucho antes de la sociedad moderna, de ellos se puede aprender muchísimo sobre los problemas internos de los seres humanos y sus correctas soluciones en cualquier sociedad, siendo historias al alcance de la comprensión del niño.

Los cuentos de hadas retoman muy en serio problemas y angustias existenciales del ser humano, haciendo hincapié en temas relacionados con el amor, la muerte, etc. De cierta manera se puede decir que estas historias pueden influir en el desarrollo de la personalidad del niño ya que proporcionan diferentes significados y enriquecen su existencia. (Bettelheim, 1977).

Apoyándome en lo anterior y haciendo énfasis en el hecho de que personalmente el tipo de manejo que Jung hizo al trabajo con los cuentos de hadas me ha parecido de gran importancia e interés, decidí desarrollar el análisis de mi ensayo con base en el cuento “El rey-rana”; escrito por los hermanos Grimm en el año de 1812 y publicado en 1977.

El análisis se realizará a la luz de los conceptos de la psicología analítica de Jung, aprendidos durante el seminario, intentando aplicar algunos de los principales conceptos mediante el análisis crítico del cuento escogido.

Es preciso anotar que el análisis se basará principalmente en el arquetipo de la “sombra”, intentando analizar el encuentro con la sombra en el “Rey rana”, ya que se considera que éste es un concepto de gran importancia y relevancia con respecto al contenido del cuento; lo que se explicará y vislumbrará a través del análisis. Así mismo se aplicaran otros conceptos que se tornan pertinentes al contenido de este cuento como son el anima y animus, y el proceso de individuación el cual se encuentra estrechamente relacionado con la sombra.

La siguiente presentación del cuento y el texto en general permite mayor claridad acerca del objeto de análisis y se hace pertinente para la posterior interpretación de éste.

Presentación del texto

Hace muchos años, en aquellos tiempos en que bastaba desear una cosa para que el deseo se cumpliera, vivía un rey que tenía tres hijas muy guapas. Y la más pequeña de las tres era tan bonita, que al sol le encantaba darle en la cara; y eso que el sol ha visto ya muchas cosas.

Cerca del palacio del rey había un bosque grande, oscuro; y en el bosque, al pie de un viejo tilo, brotaba una fuente. En los días de calor, la hija pequeña del rey, iba al bosque y se sentaba al borde de aquella fuente de agua fresca; cuando se aburría, tiraba al aire una pelota de oro y la volvía a coger: aquel era el juego que más le gustaba.

Pero una vez, la pelota de oro se le escapó de las manos, rodó por el suelo y cayó al agua; la hija del rey la buscó, pero la fuente era muy honda y no veía el fondo.

Entonces la niña empezó a llorar, a llorar, no se podía consolar, y de pronto, oyó que alguien decía:

¿Qué te pasa, hija del rey? Estas llorando de un modo que hasta las piedras sienten pena.
La niña miró a la fuente, y vio una rana que sacaba del agua su cabezota fea.
¡Ah, ranita, eres tú! Pues estoy llorando porque se me ha caído al agua mi pelota de oro.
No llores más, que yo te voy a ayudar. ¿Qué me darás si te saco del agua la pelota de oro?
¡Te daré lo que quieras, ranita! Te daré mis vestidos, mis perlas, y la corona de oro que llevo en la cabeza.

La rana contestó:

No quiero tus perlas, ni tus vestidos, ni tu corona de oro. Quiero que tú me quieras, que juegues conmigo, que me dejes sentarme a tu lado en la mesa; y comer en tu plato de oro y beber de tu vaso, y dormir en tu cama. Si me lo prometes, bajaré a la fuente y te buscaré la pelota de oro.
¡Si, si! Dijo la niña. ¡Si, te lo prometo! ¡Te daré todo lo que quieras si me traes mi pelota de oro!

Pero por dentro, la niña pensaba:

¡Vaya con esta rana presumida…! ¡Mira que querer ser amiga de una persona! Lo que tiene que hacer, es quedarse ahí en el agua con las otras ranas, croando y nada más.

Y la rana, al ver que la niña le prometía ser su amiga, se metió de cabeza en el agua y enseguida salió con la pelota de oro en la boca. La hija del rey se puso muy contenta, recogió la pelota y echó a correr.

¡Espera, espera! Gritó la rana. ¡Espera, llévame contigo! Yo no puedo correr tanto como tú.

Pero no le sirvió de nada gritar tanto ni decir ¡cro-cro!, con todas sus fuerzas; la niña no paró de correr hasta que llegó a su palacio y en seguida se olvidó de la rana. Y la ranita muy triste, se metió otra vez en el agua.

Al día siguiente, cuando la hija del rey estaba comiendo con su padre y con todos los de la corte, la rana apareció en la escalera de mármol del palacio; iba subiendo los escalones a saltitos, y, cuando llegó arriba, llamó a la puerta del comedor y dijo:

¡Hija del rey! ¡La más pequeña! ¡Ábreme, que estoy aquí!

La niña se levantó para ver quien llamaba, y, al abrir la puerta, vio a la rana allí en el suelo. Entonces cerró la puerta de golpe, y corrió a sentarse otra vez en su sitio; estaba temblando.

El rey, su padre, vio como temblaba y le pidió:

¿De qué tienes miedo, hija mía? ¿Había en la puerta algún gigante que te ha asustado?No, no, dijo la niña. No era un gigante, sino una rana horrible.
¿Y qué quería la rana?
¡Ay padre! Ayer fui a la fuente del bosque, y se me cayó al agua mi pelota de oro, y como lloré tanto, la rana me la sacó del agua, y le prometí ser su amiga, yo creía que la rana no iba a poder salir nunca de la fuente, pero ha venido y quiere comer a mi lado.
Mientras tanto la rana seguía llamando a la puerta y decía:
¡Hija del rey, la más pequeña! ¡Estoy aquí! ¡Abre la puerta! ¡Cumple ahora mismo con tu promesa!

Y entonces, dijo el rey:

Hija, lo que se promete se cumple, abre la puerta y que entre la rana.

La niña abrió la puerta y la rana entró dando saltitos, siguió a la princesita hasta la mesa, y dijo:

Acércame tu plato de oro y comeremos juntas.

Y la hija del rey tuvo que comer con la rana en el mismo plato y todos notaban lo que le molestaba aquello; la rana comía con mucho apetito, pero la niña no podía tragar ni un bocado. Y luego la rana dijo:

Ya he comido bastante, y estoy cansada, llévame a tu cuarto y prepara la cama, que, vamos a dormir juntas.

La hija del rey empezó a llorar, porque no quería dormir con aquella rana fea y fría, pero el rey se enfadó y dijo:

¡No puedes despreciar a quien te ha ayudado!

La niña levantó a la rana con la punta de los dedos, la llevó a su cuarto, y la dejó en un rincón, pero la rana le dijo:

Quiero dormir contigo, si no me metes en tu cama, se lo diré a tu padre.

La hija del rey se puso furiosa, levantó a la rana y la estrelló contra la pared:

¡Descansa ahí rana asquerosa!,

pero al caerse al suelo y reventar, la rana se convirtió en un príncipe muy guapo y muy fino, y se casó con la hija del rey, cuando el rey les dio permiso. Aquel príncipe les contó que una bruja muy mala le había encantado y hasta entonces había tenido que ser rana y vivir en la fuente. Y como no quería volver a su reino, después de la boda se subieron a una carroza de oro tirada por seis caballos blancos, que tenían penachos de plumas blancas en la cabeza, y la carroza, la guiaba un criado del príncipe, que se llamaba Enrique el fiel.

Enrique el fiel, había estado muy preocupado por su señor, y cuando le vio convertido en rana, se puso tres aros de hierro sobre el corazón, para que no se le estallara el corazón de pena. Y ahora estaba muy contento, y guiaba la carroza por el camino, y cuando pasó un rato, se oyó un ruido y el príncipe dijo:

¡Enrique, me parece que la carroza se está rompiendo!, ¡no señor! ¡No es la carroza, es uno de los aros de mi corazón!

Y al cabo de otro rato, volvió a oírse un ruido, y era otro de los aros del corazón de Enrique. Y luego el otro. Y es que ya no le hacían falta, porque su señor ya no era una rana, sino un príncipe como antes, y Enrique le miraba y se alegraba y ya no tenía más penas.

A continuación se realizará la interpretación del cuento según lo propuesto en la metodología vista, es decir, teniendo en cuenta la estructura, el análisis simbólico y la interpretación en general.

Estructura

El cuento expone una situación sucedida “hace muchos años”, lo que hace referencia al factor temporal de manera un poco “vaga” aunque sugiriendo una idea clara de que lo sucedido fue en épocas muy lejanas y remotas. Así mismo el cuento inicia con una frase tal vez sugestiva que habla de un tiempo en el que “bastaba desear algo para que se cumpliera”, acercándose tal vez a la fantasía y calificando de “mágica” la época en que se desarrolló la historia.

Se distingue fácilmente el personaje del rey, quien a su vez tenía tres hijas muy guapas, y la más pequeña de las tres era muy bonita. (“Tanto que al sol le gustaba darle la cara, y eso que el sol ha visto muchas cosas ya”). Se hace referencia a un lugar habitado por el rey y sus hijas, específicamente un palacio, cerca del cual también hay un bosque grande, oscuro, al pie del cual, brota una fuente. La princesa más pequeña frecuenta esa fuente en los días de calor, y acostumbra a jugar tirando una pelota de oro al aire y volviéndola a recoger, siendo éste su juego preferido.

La historia se desarrolla cuando en uno de esos días calurosos, la princesa está jugando con la pelota de oro frente a la fuente, pero una vez, la pelota de oro se le escapó de las manos, rodó por el suelo y cayó al agua; ella la buscó, pero la fuente era muy honda y no veía el fondo. Así pues, la princesa empezó a llorar, sin consuelo.

El clímax de la historia comienza cuando de repente la princesa oyó que alguien le preguntaba qué le estaba pasando, y al asomarse, ella descubrió que era una rana que sacaba del agua su cabeza por cierto “muy fea”. La princesa le explica lo sucedido a la rana prometiéndole que si la ayuda a sacar la pelota del agua le dará todo lo que esta desee.

La rana accede a la petición de la niña, pero le pide como condición que ésta comparta con ella su cama, su comida, que jueguen juntas y se vuelvan amigas. La princesa en el fondo de sí pensaba que la rana era una presumida, pero le dice que si accede a su petición para que ésta le saque la pelota del agua. La rana se metió de cabeza en el agua y enseguida salió con la pelota de oro en la boca. Por su parte, la princesa se puso muy contenta, cogió la pelota y empezó a correr rápidamente hacia el palacio, dejando a la rana tirada. La rana gritó y suplicó a la princesa varias veces que la esperara, pero fue imposible para ella alcanzarla, por lo que se metió de nuevo al agua muy triste.

El desenlace de la historia comienza cuando al día siguiente, la rana apareció en la escalera de mármol del palacio, y al llegar al comedor tocó la puerta diciendo: ¡Hija del rey! ¡La más pequeña! ¡Ábreme, que estoy aquí! La princesa abrió la puerta y al ver quien era cerró la puerta de nuevo volviendo al comedor.

Como la niña estaba muy nerviosa, su padre el rey, empezó a preguntarle que le pasaba, al relatarle a su padre lo ocurrido, éste ordenó a su hija a cumplir lo prometido y por tanto, la rana entró al comedor sentándose al lado de la princesa, compartiendo su comida y bebida. La princesa estaba muy molesta y no pudo ni siquiera comer, cuando la rana le pidió que se fueran a dormir juntas pues estaba muy cansada la princesa se enojó terriblemente pero su padre la obligó a cumplir lo pactado. Al final, la hija del rey estando en el cuarto se molesta mucho con la rana y la tira contra la pared, al estrellarse tan fuerte, la rana se convierte en un príncipe muy apuesto y muy fino, y los dos se casaron cuando el rey se los permitió. Así mismo al final, el príncipe cuenta que fue embrujado y después de casarse se van en una carroza con uno de los criados del príncipe, el cual está muy contento de haber recuperado a su señor.

Análisis simbólico

En este análisis se intentará hacer un primer acercamiento a los símbolos más importantes del cuento, que luego serán interpretados y desarrollados con mayor profundidad en la interpretación.

De cierta manera, puede decirse que el cuento de hadas siempre comienza con la proposición de una situación específica que ofrece cierta problemática y que presenta un rico lenguaje simbólico. El hecho de que estos cuentos comiencen siempre con una frase como “érase una vez o en tiempos remotos…” etc. Hace referencia a un abandono simbólico del presente y del mundo concreto de la realidad cotidiana debido a su “vaguedad”. (Bettelheim, 1977).

  • En el Rey-rana, la historia comienza con una alusión a un tiempo muy remoto, en el que solo era necesario pedir un deseo para que éste se cumpliera, esto se relaciona y simboliza una gran fantasía en la que todo es posible. Así mismo se habla en un comienzo de la gran belleza de la hija menor del rey, la cual es admirada por el sol, lo que establece cierta relación con la naturaleza y con una situación muy peculiar y única, tal vez sobrenatural. El hecho de que la princesa sea la menor de las tres hijas es un símbolo de ingenuidad, que luego será objeto de varias pruebas para salir más fuerte y sabia. (Estés, 1992).
  • El bosque oscuro y la fuente se refieren claramente al inconsciente. El agua siempre es considerada como alusiva a lo inconsciente, y además, en el cuento describen esa fuente como muy profunda y oscura, características propias de éste. Como lo expone Jung (1978), “esa agua no es entonces una expresión metafórica sino un símbolo viviente de la oscura psique”. (p.23). Así mismo afirma que el agua es un simbolismo natural de las profundidades de la psique que se representa por aguas misteriosas y profundas, siendo el agua el símbolo más corriente del inconsciente. Cirlot (1992), expone que una fuente representa la fuerza y energía vital del hombre y su vida interior.
  • La pelota de oro puede simbolizar cierta plenitud y totalidad, se puede relacionar con un símbolo mandálico de totalidad, pues generalmente los objetos redondos significan esto. Al ser de oro, la pelota está haciendo referencia a la belleza, brillantez y maleabilidad. “Los círculos y las esferas han sido a lo largo del tiempo símbolos por excelencia de lo completo, y prácticamente todas las culturas han considerado el oro como el más precioso de los metales”. (Robertson, p. 56, 2002). La pelota cae al agua, es como si se sumergiera en el inconsciente, lo que de alguna manera está significando que ese “tesoro” y esa totalidad de su vida se va a lo inconsciente tratando de “obligar” a la princesa a sumergirse en éste y encontrarse así con la rana que sale de la fuente.
  • Por su parte, la rana es uno de los símbolos más importantes del cuento, esta rana se describe como una animal “feo y repugnante, que produce asco a la princesa”; lo cual está haciendo una evidente alusión a una representación de la sombra. La rana sale de la fuente, es decir, la sombra que esta en el inconsciente, y su encuentro produce rechazo y repugnancia a la conciencia (princesa). La rana (sombra) está dispuesta a ayudar a la princesa a conseguir de nuevo su hermosa pelota, a “recuperar su tesoro”, lo que tal vez también está haciendo referencia al proceso de individuación, la recuperación de la “belleza” y del tesoro perdido, el equilibrio psíquico.
  • El rey, el padre de la princesa “simboliza ciertos poderes mágicos y sobrenaturales propios del hombre universal y arquetípico” (Cirlot, 1992).

Pero al mismo tiempo se puede decir que éste expresa el principio reinante de supremacía de la conciencia y la virtud del juicio. De cierta manera, puede suponerse que el rey en este cuento representa más el vencimiento de muchos obstáculos espirituales y morales y por tanto, representa un poder interior que empuja al enfrentamiento con la sombra.

  • El palacio donde vive la princesa y en el cual se encuentra su padre puede estar representando ese lugar o “palacio interior” que como lo afirma Cirlot (1992), es el ligamento que une al hombre con su origen y finalidad, como el lugar “inconsciente” donde se guardan las verdades espirituales internas, como símbolo del saber primitivo y ancestral de la humanidad.
  • El príncipe en el que se convierte la rana y el matrimonio con éste, está claramente representado la integración de la sombra en la vida de la princesa, es un gran logro “hermoso y fino” que se consigue con esta integración y que aporta grandemente al proceso de individuación.

Esta versión en la que se basa el presente ensayo es la versión escrita por los hermanos Grimm en 1812 en Viena. Publicada y traducida por la editorial Noguer en Barcelona en 1977. Existen otras versiones del mismo cuento. Aproximadamente en el siglo XIII apareció la primera versión del “Rey rana”, y en 1815 apareció una versión diferente publicada por los hermanos Grimm, en la que se hace referencia a tres hermanas, de las cuales la única que es capaz de poner atención a la rana es la menor, mientras que las otras son muy altaneras e insensibles. También existen diferentes versiones en las que la princesa pasa tres días junto a la rana en el palacio, otras hablan de tres emanas, y hay otras versiones tituladas “El Rey rana o enrique el fiel”, las cuales hacen más énfasis en el episodio del final donde aparece enrique el sirviente fiel del príncipe. Aunque la versión tratada en este análisis hace referencia a ese episodio, solo se titula “El Rey rana” y a pesar de que se intentará analizar su significado, se tiene en cuenta lo dicho por Bettelheim (1977) al respecto, quien afirma que el episodio de Enrique el fiel es un añadido a la historia que no aporta nada nuevo al significado de ésta; razón por la cual queda omitida en la mayoría de análisis de otros autores.

Existen otros cuentos que tratan de conflictos similares acerca del encuentro con la sombra o simplemente son historias muy parecidas al “Rey-rana”, como por ejemplo “El pozo del fin del mundo” escrito en 1540 en Escocia; también se podría hacer referencia a historias que se relacionan con el proceso de individuación y el encuentro con la sombra como por ejemplo “El cerdo encantado” y “Blanca nieves y Roja flor” (Grimm, 1812), “Un mago de terramar” (Le guin,1968), “La leyenda de la Luna Llena” (Michael Ende), “La puerta condenada” (Cortazar) etc. Es pertinente hacer referencia también, al mito de Eros y Psique, el cual de cierta manera también trata dinámicas y procesos psicológicos similares a los del “Rey-rana” como el encuentro con la sombra, el proceso de individuación, el encuentro con el animus, etc.

Interpretación

Como lo expone Jung, (1990), los contenidos del inconsciente colectivo son arquetipos a priori, siempre presentes, preformas inconscientes que pertenecen a la estructura “heredada” de la psique. Entre estos arquetipos son caracterizables empíricamente, de manera más clara, los que influyen en el yo con mayor fuerza e intensidad. En algunos casos, logran perturbar al yo y a las situaciones en que éste se desenvuelve. Estos arquetipos son, la sombra, el ánima y el animus.

La sombra puede definirse como esa suma de todas las disposiciones psíquicas, personales y colectivas, que no son vividas por ser incompatibles con la vida consciente; por lo cual, se constituyen como una especie de personalidad inconsciente, relativamente autónoma y de tendencias antagónicas. (Jung, 1994).

La sombra está relacionada estrechamente con los aspectos éticos y morales del ser humano, pues significa el enfrentamiento con esas partes oscuras de la personalidad. El enfrentar esos aspectos hace parte del conocimiento de sí mismo, el cual presenta ciertas resistencias.

Los contenidos de la sombra son generalmente de naturaleza emocional y son autónomos, por lo cual pueden en ciertas ocasiones sobrepasar el autocontrol e incapacitar el juicio moral. La sombra representa cualidades y atributos desconocidos por el ego. La sombra se vale de un “mecanismo” de resistencia complejo como los son las proyecciones, por medio de las cuales el inconsciente refleja en otros, características propias; ya sean “negativas” o “positivas”, pues hay que aclarar que debido a su función compensadora y según se haya ido desarrollando cada sujeto, la sombra va a estar compuesta por determinado tipo de contenidos.

Todas las personas somos el resultado de las determinantes biológicas y las posibilidades ambientales de nuestro entorno. Poco a poco lo que somos se va estableciendo fuertemente, y a veces, la persona se vuelve inflexible y difícilmente acepta los cambios. El cambio es casi una “exigencia” que la vida nos hace en busca del progreso, y sólo el reconocernos y corregirnos, teniendo en cuenta todas las esferas que como humanos nos determinan, permitirá un verdadero equilibrio, un cese de excesivos sufrimientos y la apertura a nuevas oportunidades y a horizontes más amplios.

El reconocimiento de nosotros mismos implica el enfrentar y conocer esas partes “oscuras”, llegando luego a integrarlas de manera adecuada en nuestra personalidad. Pero el encuentro con esas partes oscuras generalmente hace que nosotros reaccionemos huyendo o evadiendo esos asuntos.

El “Rey rana” es un cuento que evidencia claramente cómo la sombra intenta entrar en la vida de nosotros, pero no le ponemos atención y simplemente tratamos de menospreciarla o huir de ella.

La manera en la que el cuento inicia, hace referencia a una princesa que lo tiene todo, como se simboliza en la frase: “bastaba desear una cosa para que el deseo se cumpliera”, tal vez eso está hablando de las condiciones de vida de la princesa y del medio circundante, en el que tal vez a ella solo le bastaba manifestar lo que quería para que inmediatamente esto se hiciera realidad. Además, se comienza explicitando claramente que ésta es muy hermosa y digna de la admiración de todo el mundo incluso del sol. Se infiere que ella ha tenido todo lo que ha deseado y es bastante consentida y admirada por todos, además siendo hija de un rey y viviendo en un palacio, ella posee todos los bienes materiales que uno pueda imaginar.

Como lo expone von Franz (en el libro de Jung, 1995), el anima es una personificación femenina del inconsciente del hombre, la cual personifica diferentes tendencias psicológicas femeninas. En un comienzo, en la historia, a través de las diferentes etapas del desarrollo del anima se puede ver como al comienzo ésta estaba representada por “Eva” como símbolo de lo instintivo y biológico, luego por Helena de Fausto que representa elementos sexuales como la estética y lo romántico, en la tercera etapa se resalta a la virgen María como imagen de amor y espiritualidad, y por último se hace referencia a la sapiencia como símbolo de sabiduría que trasciende lo más puro. Así pues, según lo anterior, puede decirse que la manera de iniciar la historia permite remontarse a un estado psicológico en el que esa princesa lo tiene todo, como se explica anteriormente al mismo tiempo, al ser ésta una figura eminentemente femenina puede estar haciendo referencia a una imagen o representación del anima relacionada con las primeras etapas de desarrollo de ésta en la que son relevantes aspectos sexuales y estéticos, como los que son característicos en una princesa, hermosura y belleza física además de naturaleza sexual femenina evidente.

La princesa es la menor de las tres hermanas, lo cual puede estar refiriéndose a cierta “ingenuidad” de la mujer, el símbolo de la hermana menor significa la ingenuidad de la mujer que después de un enfrentamiento con su psique y en especial con su sombra será más fuerte y sabia, avanzando hacia una vida llena de energía. Representa un potencial psíquico. (Estés, 1992).

La costumbre de la princesa de ir a la fuente del bosque en los días de calor está haciendo referencia a ese “oscilante” y repentino interés que a veces surge en los seres humanos por reflexionar un poco acerca de su mundo interno, como se había expuesto anteriormente el bosque “oscuro” y la fuente, hacen referencia al inconsciente que es visitado por la princesa en algunas ocasiones (“cuando hace calor”). El juego que ella acostumbra realizar en la fuente es el de tirar al aire una pelota de oro y volverla a coger, juego que realiza cuando esta aburrida (tal vez hace referencia a la introspección que se genera en momentos de soledad o cuando “no hay nada más que hacer”).

Ese objeto (la pelota de oro), está simbolizando de cierta manera la vida “hermosa, completa y plena” de la princesa, su vida consciente que de alguna manera es confrontada por lo inconsciente o se pone en peligro cuando la pelota cae al agua. La princesa llora inconsolablemente, reacción frecuente y normal cuando todos nos encontramos con que lo que nos parece tan hermoso de nosotros mismos no es lo único, o cuando nos sentimos “confrontados o atacados” por esos asuntos oscuros que también hacen parte de nosotros mismos.

Después de este incidente viene una parte muy importante del cuento, que está simbolizando el punto clave de mi ensayo, esto es el encuentro con la sombra, representada por la rana “fea” que de repente saca la cabeza del fondo de la fuente y le habla a la princesa. Es muy clara la intención de la rana de ayudar inmediatamente a la princesa, pues en el mismo instante en que la princesa le cuenta lo sucedido ella le dice que está dispuesta ayudarle.

“Al menos la aparición de la sombra tiende a curarnos de nuestros excesos”. (Robertson, 2002).

Cuando la rana saca su cabeza del agua se hace referencia a una rana “fea y repugnante”, lo que normalmente suscita el encuentro con la sombra, estos son los adjetivos principales para calificar las manifestaciones de la sombra en las proyecciones por ejemplo, defectos, reacciones exageradas etc., situaciones clásicas para detectar la presencia de la sombra.

La rana pregunta a la princesa qué le dará si le saca su juguete del agua, y la princesa le responde que le da cualquier cosa, pero hace referencia principalmente a cosas materiales como sus vestidos y joyas, “estamos tan ocupados preocupándonos del mundo exterior que nunca se nos ocurre que puede que haya un mundo aún mayor dentro de nosotros mismos, pero lo hay” (Robertson, 2002).

A la propuesta anterior la rana se niega, pidiendo en cambio que la princesa la quiera, se vuelva su amiga, juegue, coma, beba, y duerma junto a ella. Aquí se vislumbra claramente cómo la sombra que hace parte de nosotros mismos está tratando de ayudarnos haciéndonos caer en cuenta de que la vida externa que llevamos, llena de cosas materiales y supuestamente feliz no es tan verdadera, en cambio nos propone que la integremos en nuestra vida, la tomemos en cuenta como parte real de nuestra psique y nos volvamos amigos de ella para acercarnos más a la felicidad y al equilibrio. La rana trata de devolverle a la princesa su tesoro, pero pone la condición de ser tenida en cuenta. La sombra llama la atención del yo. El hecho de que todo esto suceda en la fuente significa esa importancia que se le debe dar a lo inconsciente y el poder e influencia que él tiene en nuestra vida, que cuando nos estamos “desviando” del equilibrio o lo estamos haciendo a un lado se hace evidente.

La actitud de la princesa es aceptar inmediatamente la propuesta de la rana y prometerle que si le dará lo que ella quiere con tal de recuperar su pelota de oro. Esto simboliza la gran importancia que la princesa le atribuye a su vida presente, a su conciencia y a su mundo lleno de belleza y hermosura hasta el momento en que lo “pierde”. Como lo propone Cirlot (1992), el sentimiento de pérdida está ligado a la culpa, pero también a un presentimiento de purificación, el perder un objeto genera angustia, pero su recuperación simboliza una resurrección. También se habla del simbolismo de la pérdida como identificación de la conciencia con un simple asunto de la existencia humana, olvidando el componente espiritual, lo que produce una sensación de abandono o falta de finalidad. Esto se puede relacionar con la gran tristeza y angustia que refleja la princesa al ver perdida su pelota de oro, ésta tiene tanto valor para ella que debido a su pérdida está dispuesta a hacer cualquier cosa para recuperarla. Y tal vez inconscientemente sabe que después de esta pérdida vendar una “purificación”, lo presiente como lo expone Cirlot (1992).

Lo que la princesa pensaba por dentro acerca de la petición de la rana era muy diferente a lo que le expresó a ésta. En realidad creía que la rana era muy presumida por querer ser amiga de una persona, y lo que tenía que hacer era quedarse en el agua. Esta actitud demuestra cómo nosotros rechazamos a la sombra de manera ruda cada vez que nos acercamos a ella, y a veces consideramos que somos mucho más astutos que ella y la podemos engañar. La conciencia siempre cree “ser más fuerte” y simplemente menosprecia lo que considera que ni siquiera es parte suya o no tiene ninguna relación con la persona. De cierta manera esta actitud puede calificarse como una actitud de enorme presunción y arrogancia, todo lo contrario a la humildad que se necesita y se logra cuando se integra la sombra. La niña piensa en que la rana es la presumida y se debe quedar en el agua con las otras ranas, tal vez esto pueda ser una proyección de su propia sombra y naturaleza y reflejo del desprecio que en ella suscita el encontrarse con esta parte oscura y desconocida de su psique.

La rana, al ver que la niña le prometía ser su amiga, se metió de cabeza en el agua y enseguida salió con la pelota de oro en la boca, así pues, se simboliza cómo la sombra y nuestro inconsciente en general, está tratando de recuperar un tesoro, tratando de integrar otros aspectos al individuo para que éste avance en su verdadero y autónomo desarrollo, lo que se relaciona estrechamente con el proceso de individuación.

La hija del rey se puso muy contenta, recogió la pelota y echó a correr rápidamente ignorando a la rana e incumpliendo su promesa. La rana gritó durante un tiempo pidiéndole a la niña que la esperara, pero ella no paró de correr hasta llegar al palacio. Con esto se reafirma el hecho de que al encuentro con la sombra, los seres humanos intentan escapar automáticamente o evitan seguir enfrentándola, pues el reconocer esos lados oscuros es algo impactante que requiere de una actitud de gran fuerza interior, humildad, aceptación de defectos, imperfecciones, gran paciencia etc. El enfrentar la sombra no es algo fácil pues es tratar con el inconsciente que trabaja con otra lógica diferente y opuesta a la que estamos acostumbrados en la conciencia y la racionalidad. Es un ataque al ego.

La princesa piensa que puede escapar de la sombra refugiándose en el palacio, que a su vez hace alusión a lo inconsciente, y es preciso ahí donde la sombra insistirá. Como lo afirma Robertson, (2002), “mientras huyamos de la sombra, negando que tenga cualquier relación con nosotros, no tenemos ninguna posibilidad de encontrar los tesoros que tiene para nosotros, con el tiempo se acaban los lugares donde huir y llega el momento del enfrentamiento”. Así pues, esto se hace realidad cuando la rana al día siguiente llega al palacio, aparece y toca a la puerta, llamando a la princesa. La niña abre la puerta y al ver a la rana ahí cierra la puerta inmediatamente corriendo hacia la mesa donde estaba su padre, ella estaba temblando muy asustada.

Esto muestra como la sombra es capaz de seguir constantemente tratando de manifestarse y de conseguir ser integrada, pero inmediatamente se le cierra la puerta, como si con esto se solucionara automáticamente el conflicto. Realmente no es así, y no importa lo que el individuo trate de hacer, igual su sombra se seguirá manifestando de alguna manera. “la sombra con el tiempo siempre vuelve, llamando de nuevo a nuestra puerta” (Robertson, 2002).

El rey le preguntó a su hija porque estaba tan asustada, y ella se vio obligada a contarle a su padre toda la historia, por su parte, el rey después de conocer lo sucedido, le dijo a su hija que debía cumplir la promesa hecha e invitó a la rana para que se sentara en la mesa junto a la princesa. Esta actitud denota y representa cierto poder del inconsciente y del interior que habla y hace caer en cuenta a la princesa de lo que se debe hacer, pues de todas maneras se alcanza siempre un punto en el que se debe “convivir” con la sombra a pesar de la repugnancia y rechazo que esto pueda generar. También puede ser interpretado como la influencia de la conciencia moral y el juicio que indica que lo correcto es cumplir las promesas, o como un acercamiento al sí mismo que trata de guiarnos por el camino “correcto” de la individuación.

“La aparición de la sombra nos esfuerza a comprometernos más conscientemente con el proceso de nuestro desarrollo” (Robertson, 2002).

La rana siguió a la princesa hasta la mesa, y empezó a comer junto a ella en el mismo plato, la princesa estaba muy molesta y ni siquiera fue capaz de seguir comiendo, después la rana le dijo a la princesa que ya estaba cansada y quería ir a dormir con ella en su cama. La hija del rey se molestó mucho y empezó a llorar pues no quería dormir junto a la rana; pero el rey volvió a intervenir y de manera enfadada obligó a la niña a cumplir con la promesa diciéndole que no podía despreciar a quien la había ayudado. Aquí nuevamente se evidencia el gran rechazo de la princesa hacia su sombra, y el intento y esfuerzo de ésta por buscar ante todo integrarse en la vida de la princesa, el simbolismo de comer en el mismo plato y dormir en la misma cama hace referencia a una convivencia íntima entre la rana y la princesa que será lo único que permita una verdadera integración de la sombra. Es un mensaje que la sombra le está haciendo ver a la princesa y al mismo tiempo es un símbolo de lo que la sombra debe llegar a hacer en la vida de un individuo para lograr el fin del equilibrio psíquico. La intervención del rey es de nuevo un llamado de atención interno de la psique propia para guiar a la princesa en pro de su beneficio y de la conciencia moral para seguir “haciendo que se cumpla lo correcto”. Es una fuerza interior que sigue empujando hacia el desarrollo de la princesa en busca de un avance en su individuación. Cuando la sombra está presente el ser humano trata de hacer todo lo posible para librarse de ella, pero eso es algo imposible.

Como lo expresa Robertson (2002),

“llega un momento en que el mundo diurno de las proyecciones de la sombra y el mundo nocturno de los sueños de la sombra tienen que unirse y la conciencia tiene que reconocer a la sombra en ambos mundos. Al final tendremos que echarnos juntos en la misma cama”. (p.72).

Cuando ya están en la habitación de la princesa y la rana intenta acostarse junto a la princesa, ésta la desplaza hacia un rincón; lo que generalmente acostumbramos a hacer con nuestra sombra, tratando de evadirla y evitarla, pero ésta insiste y le dice a la princesa que si ella no accede se lo dirá a su padre. Lo anterior se relaciona con esa capacidad que la sombra tiene para influir poderosamente sobre el mundo interno y el juicio moral que empujará y hará fuerza para que continuemos en el camino del desarrollo auténtico de la persona.

Esto hace enfurecer enormemente a la princesa quien coge a la rana y la estrella contra la pared, este es un símbolo que tiene a mi parecer una doble interpretación; por un lado, está relacionado con el descontrol e impotencia que la princesa siente hacia la presión intolerable de la sombra que empieza a ser muy “autónoma” como se ha explicado anteriormente que ésta se comporta; lo cual hace que la princesa reaccione de manera agresiva y tal vez “poseída” por una fuerza impulsiva e instintiva de defensa. Pero por otro lado, la consecuencia que este acto tendrá, implica que es un símbolo de transformación gracias a la integración de la sombra en la vida de la princesa.

La consecuencia del “estrellón” es que la rana inmediatamente se convierte en un príncipe muy apuesto y fino, el cual se casa con la princesa después de que el rey les da permiso. Considero que la referencia que se hace acerca de que se casan cuando el rey les da permiso intenta significar que la total integración y aceptación de la sombra se hace cuando ésta es aceptada e integrada conscientemente con la aprobación de esa gran fuerza interna que tal vez esté relacionada con el sí mismo (el rey), y después de cierto tiempo de haber compartido y conocido más a es “lado oscuro”. Esto representa como anteriormente lo nombré, la excelente y beneficiosa consecuencia de la integración del lado oscuro de la princesa, que ahora viene a convertirse en un lado “agradable, hermoso y fino”, características totalmente opuestas a las de desagrado y repugnancia que producía la rana en la princesa. Así pues, se hace referencia a las ventajas y grandes potencialidades de la sombra, que solo pueden ser descubiertas y aprovechadas cuando se logra ese equilibrio con la psique.

Al tener en cuenta que la rana se convierte en un príncipe, se me ocurre la hipótesis de que esta integración también significa de cierta manera un acercamiento con el animus de la princesa, generalmente, la sombra se manifiesta con figuras del mismo sexo, pero al ser un príncipe, puede pensarse en un nexo tanto con la sombra como con el animus, tal vez es un símbolo polivalente. La referencia que se hace al matrimonio (cuando el rey lo permite) es claramente una evidencia de la integración de opuestos entre inconsciente-consciente, persona y sombra y como lo propone mi hipótesis tal vez una integración anima-animus. Como lo expone Cirlot (1992), la rana es un símbolo que se puede asociar con la fertilidad, y con la idea de resurrección, evolución superior y transformación.

Mi hipótesis se fundamenta un poco en el concepto de animus y su relación con la sombra que puede entenderse con la siguiente afirmación que presenta Jung (1990), como fuente de las proyecciones figura ya no la sombra, del mismo sexo, sino el sexo contrario. Aquí se encuentra uno con el animus de la mujer y el anima del hombre.

El animus es la personificación de naturaleza masculina en el inconsciente de la mujer, su función natural es la de procurar un vínculo entre el inconsciente personal y el colectivo, busca integrar y vincular los opuestos. (Jung, 1994).

De cierta manera se puede inferir que el príncipe es esa personificación masculina que está buscando integración, al ser en un comienzo una rana repugnante representa a la sombra y hace clara alusión a ésta como se ha expuesto hasta ahora, pero al transformarse en príncipe y no en…por ejemplo, “la mejor amiga de la princesa” (se me ocurre que hubiera podido ser posible), facilita el símbolo de la unión de opuestos anima-animus y el matrimonio y está dando además del mensaje de la sombra, tal vez otro mensaje más que sea la iniciación de un encuentro e integración con el animus, lo que iría más en el camino y avance del proceso de individuación.

Toda la alusión y relación que yo he realizado al proceso de individuación me parece muy pertinente y apropiada, pues este proceso entendido como el auténtico desarrollo de la personalidad, en totalidad, integrada y armónica, de opuestos, remite y relaciona directamente el argumento del Rey-rana con éste proceso. Durante todo el análisis realizado y la interpretación de los símbolos, se puede evidenciar una idea de cómo el enfrentar e integrar la sombra produce beneficios y transformaciones, que al ir acercando consciente e inconsciente no están hablando de una cosa diferente a lo que en psicología Junguiana se conoce como la individuación. No estoy asegurando que en el rey-rana se evidencie un completo proceso de este tipo, pero si por lo menos se vislumbran algunas de sus características, por ejemplo, el interés por el mundo interno que es lo que la pérdida de la pelota provoca en la princesa, la “llamada interior” que puede estar representada por el rey y lo que el “obliga” a hacer a la princesa, la integración de la sombra que se propone y se trata de evidenciar durante todo mi análisis y la hipótesis acerca de la integración anima-animus. El simbolismo del final de la historia con la transformación de la rana, el matrimonio, la carroza y la historia de enrique el fiel, pueden estar relacionadas con los resultados que tiene un proceso de individuación, algunos de los cuales son, integración de dúos opuestos, integración consiente inconsciente (princesa-rana), encuentro con el sí mismo (encuentro con la rana, con el rey, dormir y comer con la rana etc.), un yo con un nuevo punto de vista, lo que tal vez se refleje en el cambio de vida de la princesa que es expresado en su nueva vida de “casada”.

Posteriormente, el príncipe cuenta que fue encantado por una bruja mala que lo convirtió en sapo. Esto puede estar haciendo referencia a la represión que el entorno ejerce en el individuo obligándolo a esconder y “ensombrecer” diferentes aspectos que por esa razón en algunos casos se empiezan a convertir en características desagradables y repugnantes. Es decir, está refiriéndose a los orígenes de la sombra, que tienen sus raíces en el rechazo de lo que no es adaptativo o aceptable en un entorno y situación específica.

El final de la historia es un final muy significativo y de gran riqueza simbólica, que de cierta manera deja un claro mensaje. Primero el matrimonio, que puede considerarse como un hierogasmos o unión armónica de opuestos, en este caso con la sombra y tal vez con el animus de la princesa. El matrimonio está mostrando un nuevo camino en el proceso de individuación, en la que ahora después de lo alcanzado, la princesa debe abrirse a nuevos horizontes y aprovechar ese “ensanchamiento” de su energía y equilibrio psíquico.

Después de la boda los recién casados se subieron a una carroza de oro tirada por seis caballos blancos, que tenían penachos de plumas blancas en la cabeza, y la carroza, la guiaba un criado del príncipe, que se llamaba Enrique el fiel. Esto pude interpretarse como el “éxito” o gran beneficio conseguido con la integración de la sombra. La carroza se relaciona con el ser humano, así como el conductor con el sí mismo, los caballos blancos simbolizan la pureza del conductor y la vitalidad, fuerza e inteligencia del individuo, al igual que el poder de lo instintivo, de lo inconsciente e intuitivo. Esto puede interpretarse como que gracias a la integración de la sombra, la princesa ha dado un paso muy grande en su proceso de individuación, lo que la acerca a su sí mismo que le conduce la carroza en su nuevo camino y le da gran fuerza, vitalidad e inteligencia representada en los caballos.

Además, la fidelidad de Enrique se puede relacionar con lo opuesto a la actitud anterior de la princesa o como el haber alcanzado esa fidelidad con “el sí mismo” al haber logrado integrar la sombra. Los anillos que Enrique se pone en el corazón y los cuales se revientan después de que el príncipe deja de ser rana, pueden estar significando la consecución del éxito o la “liberación” lograda por medio de la integración de la sombra. Aunque el anillo como lo expone Cirlot (1992), es un símbolo de totalidad también puede estar representando un residuo de una cadena o atadura, que en este caso sería el no haberse enfrentado con la sombra, que generalmente implica un “estrechamiento” de la vida del individuo.

El color blanco del símbolo final de la historia es algo muy significativo, el blanco como lo expone Cirlot, (1992) al ser la suma de los tres colores primarios indica la totalidad, el haber salido “purificado y lavado” después de alguna prueba, así pues, se vuelve a reflejar el gran logro de la integración de la sombra, que equivale a una purificación, liberación y un gran avance en la prueba de la vida, como un escalón más en la individuación. “El blanco simboliza un acercamiento al centro espiritual, equivale al oro”. (Cirlot, 1992).

Así pues, después de todo este análisis se ve como la princesa logra después de su inicial ingenuidad, enfrentar a su sombra y lograr su integración, saliendo grandemente beneficiada de ésta “prueba”, logra cierta liberación y avance hacia un nuevo camino, aportando grandemente al auténtico desarrollo de su personalidad en vías de su individuación.

Personalmente considero que esta experiencia de interpretación a la luz de la psicología analítica de Jung es de gran importancia para poner en práctica todos los conceptos aprendidos durante el seminario y además es una actividad que favorece la crítica y la profundización del pensamiento por medio de símbolos.

REFERENCIAS

Bettelheim, B. (1977). Psicoanálisis de los cuentos de hadas. Barcelona: Crítica.
Cirlot, J.E. (1992). Diccionario de los Símbolos. Madrid: Labor.

Estés, C. (1992). La persecución del intruso: Barba Azul. En Mujeres que corren con los lobos: mitos y cuentos del arquetipo de la mujer salvaje. Barcelona: B.S.A.

Grimm, J & Grimm, G. (1977). Cuentos de los hermanos Grimm. Barcelona: Noguer.

Jung, C. (1995). El hombre y sus símbolos. Barcelona: Paidós.

Jung, C. (1978). Arquetipos del inconsciente colectivo. Buenos Aires: Paidós.

Jung, C. (1990). Contribución a los simbolismos del sí mismo. Barcelona: Paidós.

Jung, C. (1994). Recuerdos, sueños y pensamientos. Barcelona: Seix Barral.

Robertson, R. (2001). Tú sombra. Buenos Aires: Paidós.

Vásquez, A. (1990). Psicología de la personalidad de Jung. Barcelona: Paidós.

Von Franz, Marie-Louise (1970). Interpretación de un cuento: `Las tres plumas. En «Érase una vez…». Barcelona: Luciérnaga.


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