Jung: una antropología

«Jung: Una antropología (o el estatus ‘a priori’ de los arquetipos jungianos”

Fermín Sainz, S.J.

Fermín Sainz fue Doctor en Psicología y especialista en Jung. Dedicó más de 35 años al trabajo pastoral en los barrios marginados de su país y fue profesor de psicología en la UCA (Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, Salvador), junto con otro sacerdote psicólogo, Ignacio Martín-Baró. En 1977 dejó El Salvador y estudió en la Universidad Javeriana de Bogotá, en donde realizó este trabajo de grado, del cual transcribimos el Prefacio. El autor falleció en Salvador en 1999. El texto que se presenta a continuación es el prefacio de su tesis doctoral.

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La presente investigación tiene un objetivo: investigar el status a priori del arquetipo jungiano como conocimiento y proyección; de paso, se sondean las posibilidades que la obra de Jung ofrece para una Antropología Filosófica.

La propia vida de Jung es punto de partida. Jung separó lo científico de lo personal y fue reacio a las autobiografías. Ello no impidió que su investigación eligiera la subjetividad. «Miró a su propia alma con un telescopio. Y vió y mostró que lo que parecía tan irregular eran bellas Constelaciones; y añadió a la consciencia mundos ocultos». Esta subjetividad tiene una categoría de existencia per se y es condición a priori universal. Opinión que se fundó inicialmente en sus vivencias infantiles y temperamento introvertido. Jung experimentó como pocos y desde muy niño, la tágica interrogante sobre el bien y el mal en el mundo, sobre el significado del hombre, su vida y su universo. Buscó una respuesta en la Filosofía. De Schopenhauer y, sobre todo, de Kant aprendió que la subjetividad era el origen a priori de toda antinomia y de toda hipostatización. Ciencia y subjetividad, naturaleza y espíritu se hallaban en función mutua. Esto decidió que eligiera la Psiquiatría. La experiencia con pacientes y, luego con la investigación de su propia subjetividad, confirmaron las intuiciones fundamentales en torno a las cuales gira toda su obra. En ella abunda el análisis de material subjetivo: sueños, mitos, premoniciones… Jung valorizó la vida interior, que la Introducción relaciona con su obra científica. El hombre Jung significó mucho para el científico Jung y para su ciencia.

Por eso, la investigación de Jung comparte aspectos del hombre que dan a toda su especulación un tono existencial y antropológico. El tema central de la obra jungiana es el proceso de individuación, es decir, la realización consciente o individualizada de pre-orientaciones aprióricas de la psique. Sólo así el hombre no sucumbirá a una sociedad masificada, inconsciente y alienada. En este sentido, Jung es intérprete de nuestra condición humana y puede ofrecer elementos importantes para una Antropología Filosófica tal como la define o, más bien, describe Martín Buber.

Me propongo presentar los elementos que la Psicología Analítica de Jung ofrece para una Antropología Filosófica tal como la descrita por Martin Buber, o sea capaz de asumir la dialéctica de la consciencia y del inconsciente (Paul Ricoeur). Pero precisar los linderos de la Filosofía y de la Psicología es difícil. Los malentendidos son inevitables. Jung parece ofrecer más posibilidades a la Fenomenología que al Kantismo porque parte de vivencias primordiales. Jung aplicó una «reducción fenomenológica» que le dió acceso indirecto a una subjetividad inconsciente colectiva y a una «deducción» psicológica de los modos arquetípicos como esta subjetividad unifica, constitutiva y no sólo regulativamente a la experiencia psíquica. Tanto Jung como Husserl buscaban su «coherencia interior» por una ascesis o «suspensión de la puesta natural del mundo». Dónde coinciden Jung y Husserl y dónde se separan en esta reducción fenomenológica depende de dónde trazar la línea entre el nivel «psicológico» de la vivencia y el nivel «metafísico». Pero ambos partieron del mundo vivido más bien que del mundo solamente pensado, buscando las experiencias originales y los significados primordiales. A diferencia de la intuición eidética, la intuición jungiana presenta un contenido siempre relatum a un inconsciente. Por eso las coherencias de sentido solo son captables por aproximación. No hay un acto humano del que podamos probar que es plenamente consciente. La experiencia «total» sólo se refiere a la parte consciente de ella. Por eso la consciencia tiene estructura de «horizonte» en el sentido de que consciente e inconsciente están en función compensatoria y complementaria. La reducción fenomenológica debe terminar en una constitución del self, en una ex-sistencia. Así sale el hombre de sus identificaciones inconscientes, discrimina los caracteres noemáticos del objeto y pasa de la consciencia no tética a la tética. Entonces el hombre descubre que la psique siempre está espontánea y automáticamente en dirección a -intendit- algo: su individuación desde su indiferenciación original.

Jung es, ante todo, psicólogo. El hombre es su psique, principalmente. Los conflictos humanos tienen un aspecto psíquico necesario, en cuanto la subjetividad es significante e interpretante a priori. Ella posee el secreto de los significados a priori. De ahí que sea necesario precisar en qué sentido Jung propone a la subjetividad como condición a priori general, principio sui generis o categoría de existencia per se.

En este análisis, la psique se muestra dinámica y escindida. Nada mejor que el concepto de «energía psíquica», tensa, dividida o polarizada entre opuestos extremos, uno de ellos más relacionado con fuerzas biológico-instintivas; el otro más relacionado con significados. Ambos aspectos se manifiestan en los productos de la imaginación, la cual muestra así una función de mediación intuitivo-sintética, que muchas escuelas filosóficas han aceptado.

Alestudiar estos productos de la imaginación en los mitos, sueños, estados normales y patológicos en el hombre de todas las edades y latitudes, se descubren ciertos temas y elementos formales que se repiten continuamente, con una generalidad empírica, histórica y cultural, suficiente para inferir pautas significativas «a priori» colectivas e inconscientes. Serían»arquetipos» o «categorías» de la imaginación, cuyas manifestaciones visibles podrían ser llamadas «imágenes primordiales»

Estos temas y elementos formales que aparecen básica y repetidamente en los productos de la imaginación se relacionan con situaciones existenciales y sus correspondientes estados bio-psíquicos, a los que significan en una «a priori» correspondencia fuerza-sentido (o significado). El a priori del significado justifica una epistemología y hermenéutica empíricas.

El significado tiene un carácter «a priori» localizado en la imaginación, forma de todas las funciones psíquicas. Es ella función intuitivo-configurativa de los procesos p´siquicos. Siendo estos procesos también afectivos, el significado presenta un elemento afectivo valorativo que comunica intensidad o significado al significado. Los significados primordiales son referencias a situaciones existenciales primordiales, que se repiten en el hombre de todos los tiempos y son constitutivas del proceso de individuación hacia el self.

Esto muestra que el «a priori» jungiano tiene un carácter constitutivo, como en Cassirer (y como en Kant respecto a categoría-esquema-intuición sensible). De aquí el concepto jungiano desímbolo: un significado que intenta expresar, a la vez, lo empírico y su referencia a lo meta empírico, «este lado» y el «otro lado» del objeto y de la psique, la totalidad en la parte. El hombre recurre al símbolo para expresar conocimientos límites y situaciones límites en las que proyecta su subjetividad. La parte es concebida en función de formas o totalidades «a priori» psíquicas que la preceden. Cassirer lo expresó también, pero filosóficamente, con su teoría sobre la función de las formas simbólicas. El hombre es un animal simbólico.

Jung añade que estos significados simbólicos son colectivos o inconscientes, es decir, expresan, de alguna manera, a los procesos bio-psíquicos en cuyos núcleos o pautas se hallanvirtualmente los significados arquetípicos. La reflexio los hace conscientes y el instinto creador los expresa imaginativamente «como el ojo expresa la onda en la luz y en color». Los significados arquetípicos expresan activaciones bio-fisionerviosas las cuales, por una reflexiointuitiva -syn-opsis-, son expresadas a la manera de las cosas, situaciones o personas en una imagen simbólica. En ésta puede ver el inconsciente su propio «rostro».

Esta correspondencia orgánico-significativa revela dos principios «a priori» concebidos como opuestos, pero en coincidencia significativa acausal, y como reveladores de una totalidad anterior a ellos, más «a priori» que ellos mismos, un Unus Mundus de cuya totalidad el «self» es símbolo, pues en el «self» experimenta el hombre la totalidad, y, en ese sentido, la imago Dei.

La obra de Jung es así una Antropología. Toda ella ha explicitado el mito del Anthropos: «el impacto de la personalidad superior, del hombre interior, sobre la vida de cada individuo», o también, «el espinoso problema, sobre la vida de cada individuo», o también, «el espinoso problema de la relación entre el hombre eterno (el self) y el hombre empírico, en espacio y tiempo». Este hombre eterno e interior, desde «dentro» es pro-yectado (reflejado) sobre la imaginación de cada uno, como si tomara carne y hueso en la dimensión tridimensional de laimago.

He intentado dejar que Jung hable, anotando las fechas por dos razones: primera, el pensamiento científico de Jung evolucionó a lo largo de 61 años de investigación; segunda, aunque la psicología de Jung se abre a lo meta-empírico, Jung no pretendió hacer Metafísica, ni Antropología Filosófica. Sus propias palabras debían servir de referencia a toda reflexión que quizás pudieran promover o justificar.

La fuente principal de mi investigación es la primera edición crítica en inglés, de las obras de Jung, realizada por la Fundación Bollingen y publicada por la Princeton University Press en los Estados Unidos y Routledge and Kegan Paul, Ltd en Inglaterra. De los diecinueve volúmenes que comprende, no he podido contar con dos aún no publicados (el 18 que contiene material póstumo y miscelánea, y el 19 dedicado a Bibliografía e Índices).

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