Carl Jung y el Tarot – Mary Greer

Mary K. Greer

Con una maestría en literatura inglesa, Mary K. Greer fue miembro de la facultad y administradora de una universidad en San Francisco durante once años. Erudita, escritora, profesora y consultora profesional de Tarot. Con más de cuarenta años de experiencia en Tarot, aboga por un enfoque para aprender y usar las cartas que enfatiza la percepción personal y la creatividad. Documento tomado y traducido del Blog Tarot de Mary K. Greer (marykgreer.com),  31 de marzo de 2008.

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Traducido por Juan Carlos Alonso G.

Son realmente pocos de analistas junguianos los que han escrito sobre el Tarot. Una excepción es la analista Sallie Nichols, cuya obra Jung y el Tarot presenta una detallada y penetrante interpretación de estas cartas en términos de la psicología. Considerando los arcanos mayores como un mapa que describe el viaje hacia la autorrealización, Nichols nos ofrece diversas técnicas para utilizar las cartas y adquirir una conciencia práctica en el camino. El presente artículo explora otras pocas afirmaciones que se hicieron en el ámbito junguiano (unas del propio Carl G. Jung y de otros junguianos como Von Franz) sobre la riqueza arquetípica de estas imágenes.

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Aunque muchos practicantes de Tarot aplican un enfoque psicológico de Jung a su trabajo de Tarot, ha habido una pregunta sobre si el propio Jung sabía algo sobre el Tarot. De hecho lo hizo, y le hubiera gustado explorarlo más profundamente, pero no lo hizo por falta de tiempo. 

Aquí están algunas de sus referencias a las cartas, aunque su conocimiento del Tarot, especialmente de su historia, fue muy deficiente. He agregado breves notas de Jung sobre los Arcanos Mayores aquí, y sobre «nubes de cognición» al final de este artículo. 

El 16 de septiembre de 1930, Jung le escribió a la Sra. Eckstein: 

«Sí, conozco el Tarot. Es, hasta donde yo sé, la baraja de naipes utilizada originalmente por los gitanos españoles, las cartas más antiguas históricamente conocidas. Todavía se utilizan con fines adivinatorios». 

[Jung no siempre tenía razón: la investigación histórica actual no respalda un uso original de las cartas por parte de los gitanos, ni las cartas del Tarot eran las más antiguas que se conocen. La baraja de naipes ordinaria (con muchas variaciones) precedió al Tarot por aproximadamente 50 a 75 años. El Tarot apareció por primera vez en el norte de Italia aproximadamente alrededor de 1440.] 

El 1 de marzo de 1933, Carl Jung habló sobre el Tarot durante un seminario que estaba llevando a cabo sobre la imaginación activa, demostrando que estaba un poco más familiarizado con estas imágenes de lo que hubiéramos pensado en la carta anterior. Esta es una transcripción de sus palabras habladas: 

«Otro extraño campo de la experiencia oculta en el que aparece el hermafrodita es el Tarot. Se trata de un juego de cartas, como las que usaban originalmente los gitanos. Hay ejemplares españoles, si mal no recuerdo, tan antiguos como del siglo XV. Estas cartas son realmente el origen de nuestra baraja, en la que el rojo y el negro simbolizan los tréboles, espadas, opuestos, y la división de cuatro diamantes y corazones también pertenece al simbolismo de la individuación. Son imágenes psicológicas, símbolos con los que se juega, como el inconsciente parece jugar con su contenido. Se combinan de ciertas formas, y las diferentes combinaciones corresponden al desarrollo lúdico de eventos en la historia de la humanidad.

Las cartas originales del Tarot consisten en las cartas ordinarias, el rey, la reina, el caballo, el as, etc., solo que las figuras son algo diferentes, y además, hay veintiún cartas sobre las que hay símbolos, o imágenes de situaciones simbólicas. Por ejemplo, el símbolo del sol, o el símbolo del hombre colgado por los pies, o la torre alcanzada por un rayo, o la rueda de la fortuna, etc. Esas son una especie de ideas arquetípicas, de carácter diferenciado, que se entremezclan con los constituyentes ordinarios del fluir del inconsciente, y por lo tanto es aplicable para un método intuitivo que tiene el propósito de comprender el fluir de la vida, posiblemente hasta predecir eventos futuros, que en todo caso se presta a la lectura de las condiciones del momento presente. De esa manera es análogo al I Ching, el método de adivinación chino que permite al menos una lectura de la condición actual.

Verá, el hombre siempre sintió la necesidad de encontrar un acceso a través del inconsciente al significado de una condición real, porque hay una especie de correspondencia o semejanza entre la condición prevaleciente y la condición actual, porque hay una especie de correspondencia o semejanza entre la condición imperante y la condición del inconsciente colectivo.

Ahora bien, en el Tarot hay una figura hermafrodita llamada el diablo [la carta del Diablo]. Eso sería el oro, en alquimia. En otras palabras, un intento como la unión de los opuestos le parece a la mentalidad cristiana como algo diabólico, algo maligno que no está permitido, algo que pertenece a la magia negra». [En Visions: Notes of the Seminar impartido en 1930-1934 por CG Jung, editado por Claire Douglas. Vol. 2. (Princeton NJ, Princeton University Press, Bollingen Series XCIX, 1997), pág. 923.] 

En Arquetipos e inconsciente colectivo (CW, Vol. 9: 1, párrafo 81), Jung escribió: 

«Si uno quiere formarse una imagen del proceso simbólico, la serie de imágenes encontradas en la alquimia son buenos ejemplos… También parece como si el conjunto de imágenes de las cartas del Tarot descendiera lejanamente de los arquetipos de la transformación, una visión que me ha sido confirmada en una muy esclarecedora conferencia del profesor [Rudolph] Bernoulli. El proceso simbólico es una experiencia en imágenes y de imágenes. Su desarrollo suele mostrar una estructura de enantiodromía [término griego usado por Jung para significar ‘cosas que se convierten en su propio opuesto’] como el texto del I Ching, por lo que presenta un ritmo de negativo y positivo, pérdida y ganancia, oscuridad y luz».

Dierdre Bair relata en Jung: A Biography (Little, Brown, 2003, p. 549) que en 1950 Jung asignó a cada uno de los cuatro miembros de su Club de Psicología un «método intuitivo y sincrónico» a explorar. Hanni Binder debía investigar el Tarot y enseñarle a leer las cartas. Determinaron que el Antiguo Tarot de Marsella de Grimaud era el único mazo que poseía las propiedades y cumplía con los requerimientos de metáfora que él recogió de los textos alquímicos». El trabajo de Hanni Binder avanzó muy poco, como se puede ver en su informe conservado en el Instituto Jung de Nueva York. El grupo se disolvió alrededor de 1954. 

¿Qué había detrás del intento de Jung de reunir todo este material? Marie-Louise von Franz relata en Psique y materia (1988) que al final de su vida:

«Jung sugirió investigar casos en los que se podría suponer que la capa arquetípica del inconsciente está constelada después de un accidente grave, por ejemplo, o en medio de una situación de conflicto o divorcio, haciendo que las personas se involucren en un procedimiento adivinatorio: arrojar el I Ching, colocar las cartas del Tarot, consultar el calendario de adivinación mexicano, hacer un horóscopo de tránsito o una lectura geomántica. Si la hipótesis de Jung es precisa, los resultados de todos estos procedimientos deberían converger… [La «constelación es un término junguiano que significa ‘la unión de elementos en el inconsciente para que formen un patrón de relaciones conscientemente reconocible’. Christine Houde agrega: ‘El material constelado se activa en la psique del individuo cuando intenta irrumpir en el campo de la experiencia’]

[Esta investigación consistía en] estudiar un incidente (accidente) por la convergencia… de una multitud de métodos, con la ayuda de los cuales podríamos intentar averiguar qué ‘pensó’ el Sí-mismo de este accidente en particular… Las formulaciones generalmente vagas de las técnicas adivinatorias se asemejan a estas ‘nubes de cognición’ que, según Jung, constituyen el ‘conocimiento absoluto’ ”. 

Von Franz explica además que las «nubes de cognición» de Jung representan una conciencia por parte de nuestra inteligencia consciente de un campo de información mucho más vasto, un «conocimiento absoluto», dentro del inconsciente colectivo. Estas imágenes, por parte de un «ego más o menos consciente», carece de un enfoque y detalle precisos. Por lo tanto, la realización del significado tiene que ser «una experiencia viva que toque el corazón tanto como la mente». Ella continúa: 

«Las imágenes oníricas arquetípicas y las imágenes de los grandes mitos y religiones todavía tienen algo de la naturaleza ‘turbia’ del conocimiento absoluto, en el sentido de que siempre parecen contener más de lo que podemos asimilar conscientemente, incluso mediante elaboradas interpretaciones. Siempre conservan una cualidad inefable y misteriosa que parece revelarnos más de lo que realmente podemos saber».  

El 9 de febrero de 1960, aproximadamente un año antes de morir, Jung le escribió al Sr. A.D. Cornell sobre el final decepcionante de su gran experimento: 

«Bajo ciertas condiciones es posible experimentar con arquetipos, como ha demostrado mi ‘experimento astrológico’. De hecho, habíamos comenzado tales experimentos en el Instituto CG Jung en Zurich, utilizando métodos intuitivos históricamente conocidos, es decir, sincrónicos (astrología, geomancia, cartas del Tarot y el I Ching). Pero teníamos muy pocos compañeros de trabajo y muy pocos medios, por lo que no pudimos continuar y tuvimos que detenernos«. 

El experimento propuesto por Jung se analiza en el Journal of Parapsychology (marzo de 1998): en un artículo titulado: «La correspondencia entre Rhine y Jung: distinguiendo eventos parapsicológicos de sincronicidades. J.B. Rhine; Carl Jung» por Victor Mansfield, Sally Rhine-Feather, James Hall. Los autores concluyen: 

«Tal experimento se ajusta a nuestra descripción de no ser forzado, controlado o manipulado, pero presenta sus propias dificultades. ¿Cómo, por ejemplo, podemos demostrar de manera convincente que los procedimientos adivinatorios de hecho convergen, que los sujetos apropiados fueron elegidos cuando un arquetipo estaba realmente constelado, que los datos se tomaron sin sesgar la interpretación y que otros factores externos no distorsionan el resultado? Estos problemas no son insuperables, pero para hacer más que ‘predicar a los convertidos’, este experimento o cualquier otro debe hacerse con el rigor suficiente para que la comunidad científica en general esté satisfecha con todos los aspectos de la toma de datos, el análisis de los datos, etc.”.

En 1984, Art Rosengarten, como investigación para su tesis doctoral, realizó un experimento muy similar al descrito por Jung, en el que comparó el Tarot, el TAT (Test de Apercepción Temática) y la interpretación de los sueños. Se puede leer sobre este experimento en su libro, Tarot y psicología: espectros de posibilidad. Creo que a Jung le habría gustado. 

Entonces, ¿qué se puede hacer con todo esto? 

Aunque no era un foco directo de sus energías, Carl Jung, sin embargo, reconoció que el Tarot representaba arquetipos de transformación como los que había encontrado en mitos, sueños y alquimia, y que tenía características adivinatorias similares al I Ching y la astrología. Sobre todo, Jung creía que una persona podía usar «un método intuitivo» para comprender, a través del Tarot lo que refleja el inconsciente colectivo en una «nube de cognición», el significado en una condición presente y predominante. 

Una adición: Aquí hay otra declaración de Jung sobre las «nubes de cognición», en el capítulo «Sobre la vida después de la muerte», en Recuerdos, sueños pensamientos (p 308 en la versión en inglés). Afirma que en la «intemporalidad del espacio» que rodea un arquetipo existe una nube difusa de cognición que contiene “imágenes primarias con muchos aspectos” o una “omnisciencia difusa” pero sin contenidos discretos (es decir, sin sujeto). Para que suceda la cognición, estas potencialidades [es mi palabra] tienen que ser llevadas a coordenadas espacio-temporales. La lectura de este capítulo completo es absolutamente esencial para llegar a lo que Jung vio como la fuente material de las adivinaciones. 

«A mi modo de ver, el mundo tridimensional en el tiempo y el espacio es como un sistema de coordenadas, lo que aquí está separado en ordenadas y abscisas puede aparecer ‘allí’, en el espacio-tiempo, como una imagen primordial con muchos aspectos, quizás como una nube difusa de cognición que rodea a un arquetipo. Sin embargo, es necesario un sistema de coordenadas para que sea posible cualquier distinción de contenidos discretos. Cualquier operación de este tipo nos parece impensable en un estado de omnisciencia difusa o, en su caso, de conciencia sin sujeto, sin demarcaciones espacio-temporales. La cognición, como la generación, presupone una oposición, un aquí y un allá, un arriba y un abajo, un antes y un después». 

Para una perspectiva diferente, existe una pequeña entrevista con Jung sobre la alquimia y la predicción del futuro, en la que él afirma: «Podemos predecir el futuro cuando sabemos cómo el momento presente ha evolucionado a partir del pasado».

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